La ciudad flotante atraca en Málaga

Su capacidad para hospedar a bordo a 8.750 personas, entre pasaje y tripulación, es solo uno de los datos que sostienen el título del Oasis of the Seas como el crucero más grande del mundo. El barco de la naviera Royal Caribbean es una mole con 225.282 toneladas de peso y 65 metros de altura, más o menos como un edificio de 20 plantas. Su eslora de 362 metros supera el alzado de la Torre Eiffel y, puestos a comparar, la longitud de la calle Larios, la principal vía de Málaga. Porque el Puerto de la capital de la Costa del Sol se convirtió este jueves en el primer punto de atraque europeo del buque, dedicado a recorrer aguas caribeñas desde que fue botado en diciembre de 2009. Su previsión es permanecer 12 horas en la ciudad antes de poner rumbo a Barcelona, base de sus tres próximas travesías.

El Oasis of the Seas zarpó el 1 de septiembre de Fort Lauderdale, en Florida, y cuando arribó a Málaga llevaba seis días sin tocar tierra. Los aproximadamente 5.000 pasajeros que transporta, que desembarcarán en la Ciudad Condal la madrugada del sábado, son fundamentalmente norteamericanos. Este jueves han podido visitar los monumentos de la capital malagueña (el Museo Picasso o la Alcazaba, por ejemplo) o simplemente pasear por sus calles y disfrutar de las actuaciones organizadas por el Ayuntamiento. Otra de las posibilidades era contratar excursiones a Marbella, a Mijas y a Granada, para conocer la Alhambra. Muy pocos optaron por quedarse a remojo en alguna de las 21 piscinas del barco.

Todas las cifras que envuelven al crucero son superlativas. Su interior, con buena parte del suelo recubierto de mullida moqueta americana, se recorre en vertical a través de 16 plantas (la número 13 no existe por eso de la superstición) y cuenta con 2.706 camarotes, más de la mitad con balcón. Gasta diariamente 50 toneladas de hielo, su cableado eléctrico se extiende por 5.310 kilómetros y está adornado por 7.000 obras de arte. Su construcción, en Turku, Finlandia, estuvo a cargo de 3.200 operarios.

El buque se divide en siete áreas temáticas destinadas a entretenimiento y ocio. El llamado Central Park, con 12.000 plantas naturales, es uno de los puntos más llamativos y aísla al pasajero de la sensación de estar permanentemente rodeado de agua. Igual que la avenida dedicada a la gastronomía en la quinta planta. En el Oasis of the Seas hay una tirolina, dos flowrider (simuladores de surf) y el denominado Aquatheatre, la piscina de mayor profundidad sobre el mar con 5,4 metros. El abanico de posibilidades es inmenso, desde aprender a cocinar un cupcake a realizar una sesión de pilates.

“Es un barco sorprendente y sirve para explicar un tipo distinto de vacaciones”, apunta Belén Wangüemert, directora general de Royal Caribbean en España. Precisa que el flujo de personas está muy bien diseñado para evitar aglomeraciones.

La naviera ha programado tres cruceros con base en Barcelona para este gigante de los mares con tantos habitantes como cualquier barrio de una ciudad media: Dos travesías con visitas a Roma y Nápoles y un tercer viaje que traerá al buque de vuelta a Málaga el próximo 25 de septiembre antes de dirigirse a Vigo y Rotterdam, donde entrará en dique para su mantenimiento. El Oasis of the Seas va de avanzadilla de su gemelo, el Allure of the Seas, que entre marzo y octubre de 2015 operará también con base en Barcelona.

No todos los puertos son aptos para albergar un crucero de estas dimensiones. El de Málaga exhibió este jueves su capacidad operativa al ser escala del mayor buque de pasajeros del mundo, con unas medidas de seguridad acrecentadas por la fecha de la que se trata, 11 de septiembre. Entre este mes y noviembre, 107 cruceros con 200.000 personas a bordo atracarán en el recinto malagueño.