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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Vale todo?

Rajoy retoca las encuestas para hacer creer que se mejora, a costa de incongruencias evidentes

La perspectiva de un cambio notable en el mapa político ha puesto tan nerviosos a los gobernantes del PP que han empezado a utilizar todo tipo de argucias para evitar el éxito de quienes considera más como enemigos que como compatriotas.

Se acaba de saber que un asesor del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia (de los de 4.000 euros mensuales de sueldo, por cierto) ha registrado como propias las marcas Guanyem Barcelona y Guanyem València y ahora chantajea a sus promotores para cedérselas. Y casi al mismo tiempo se descubre que solo el 37% de los seguidores de la cuenta en Twitter de Mariano Rajoy son auténticos y que el resto son comprados. Un pastel que se ha descubierto cuando en tan solo 12 horas consiguió nada menos que 60.000 seguidores adicionales (en su inmensa mayoría registrados en caracteres árabes) para evitar que Pablo Iglesias llegase a tener más que él.

Pero lo malo de las trampas y mentiras es que no se limitan a estos ámbitos casi anecdóticos de la vida política. Mucho más grave es la que supone cambiar las reglas del juego a mitad del partido, como quiere hacer el Gobierno para modificar en beneficio propio el procedimiento de elección de los alcaldes. O algo menos conocido y difundido por los medios de comunicación como la manipulación constante de las estadísticas para que no se conozca la situación real de nuestra economía y el PP pueda convencernos de que está mejorando.

El Gobierno de Rajoy no solo ha eliminado algunas como la Encuesta de Coyuntura Laboral o los datos relativos a la evolución de algunos contratos o de convenios colectivos, que podrían evidenciar los verdaderos efectos de sus reformas. Además, las retoca para hacer creer que se mejora aunque sea a costa de producir incongruencias evidentes. Así, los datos de exportaciones, consumo público y consumo privado de la Contabilidad Nacional (que es la que se utiliza para calcular el PIB) no casan con los del Ministerio de Economía, la Intervención General del Estado y la Encuesta de Presupuestos Familiares, respectivamente. Las cifras de empleo que el Gobierno se empeña en mostrar como éxitos no se corresponden con las de horas trabajadas ni con la evolución de la actividad en sectores básicos como el industrial. Y el crecimiento que se anuncia del PIB es materialmente incompatible con la evolución de las horas trabajadas y de la productividad.

La mentira que vivimos como una constante en la vida política española es algo muy grave. No podemos aceptar el inmoral principio de que todo vale. Cuando la honestidad y la confianza mutua se sustituyen por el engaño y la trampa no hay democracia posible ni paz a nuestro alcance.

@juantorreslopez

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