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Trias incumple sus promesas de promover la participación ciudadana

El alcalde terminará el mandato sin realizar ni una consulta y no ha logrado actualizar el reglamento

El alcalde Xavier Trias con un vecino en las pasadas fiestas del barrio de Sants.
El alcalde Xavier Trias con un vecino en las pasadas fiestas del barrio de Sants.CONSUELO BAUTISTA

Conseguir llegar al poder para después delegarlo no es nada fácil. Y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias (CiU), lo sabe perfectamente. Cuando estaba en la oposición criticó una y otra vez que el entonces Gobierno socialista no se diera cuenta de que “la ciudad había cambiado” y que los vecinos reclamaban un modelo más participativo. “Hay que ir más allá y elegir directamente al concejal del distrito y a los consejeros municipales”, dijo Trias en un acto de campaña electoral en 2007.

Recordando su paso por Suiza durante un año y medio como investigador de enfermedades metabólicas, Trias apostaba incluso por imitar el modelo altamente participativo de aquel país y organizar “consultas ciudadanas vinculantes” para dar así la capacidad de decisión a los vecinos. “Creo en la participación de verdad, en escuchar a la gente y en las consultas”, aseguró el entonces candidato convergente en una entrevista y prometió: “Haremos consultas ciudadanas, pero nunca plebiscitos dirigidos desde el Ayuntamiento”. Todos estos compromisos quedaron por escrito en su programa electoral.

A falta de nueve meses para que termine el mandato municipal, Trias todavía no ha organizado ninguna consulta entre los vecinos —ni vinculante ni tan solo consultiva— y no hay noticias de que tenga intención de hacerlo. Y oportunidades no le han faltado. En 2012, la Plataforma Defendemos el Port Vell, en la Barceloneta, reclamó al alcalde una consulta ciudadana para poder pronunciarse sobre la transformación del puerto en una marina de lujo. La respuesta del alcalde a tal propuesta fue muy clara: “Las consultas ciudadanas tienen sentido cuando no sabes qué hacer. Cuando lo tienes decidido como con la marina de lujo del Port Vell, no”.

“Haremos consultas ciudadanas, nunca plebiscitos dirigidos”, aseguró Trias

El debate sobre la marina se trasladó al pleno del Ayuntamiento de Barcelona pero no prosperó. La propuesta llegó de las manos de ICV-EUiA, contó con el apoyo del PSC y ERC, pero CiU y PP la tumbaron y terminaron por aprobar el polémico proyecto, pese a la oposición de los vecinos y de la oposición.

El mandato terminará sin celebrar tampoco la consulta ciudadana que Jordi Portabella (ERC) impuso a Xavier Trias a cambio de votar a favor de su propuesta de Plan de Actuación Municipal (PAM). Según el acuerdo —que no se cumplirá— se debía preguntar a los ciudadanos sobre una posible transformación urbanística de las plazas Urquinaona, Catalunya y Universitat.

El Gobierno municipal tampoco permitió que prosperara una Iniciativa Ciudadana —una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) a escala municipal— a pesar de que el colectivo PlataformaBCN03 había reunido más de 25.000 firmas para impulsar una votación que protegiera un modelo público en la educación de 0 a 3 años. Los servicios jurídicos del Ayuntamiento declinaron esta posibilidad.

El primer edil ha desoído todas las propuestas de los distritos

Otra promesa que lanzó Trias antes de ser alcalde para “democratizar el Ayuntamiento y que los vecinos se sientan representados” fue la de “respetar las decisiones de los distritos”. Con esta promesa el alcalde se comprometía a promover cualquier medida que aprobara uno de los diez distritos de la ciudad, donde el equilibrio de las mayorías es distinto del Ayuntamiento. Pero a lo largo del mandato el alcalde ha desoído constantemente las decisiones de los distritos, como la oposición de Ciutat Vella a la modificación de Plan de Usos o, una vez más, a la transformación del Port Vell en una marina de lujo.

En las votaciones de los presupuestos del presente ejercicio, de hecho, Sarrià-Sant Gervasi fue el único de los diez distritos de la ciudad que votó a favor. Durante este mandato, el alcalde ha desoído también algunas decisiones del propio pleno, que afectan al transporte público, a los impuestos, al Plan de Cultura, etc.

La mayoría de estas formas de democracia directa dependen del reglamento municipal de participación ciudadana que se tenía que modificar durante el actual mandato.

“El Ayuntamiento siempre se muestra muy sensible a la participación, pero no lo demuestra”, lamenta la FAVB

El comisionado del alcalde de Participación Ciudadana, Carles Agustí, explicó a este diario que la propuesta del Gobierno para modificar el reglamento actual quería facilitar las consultas ciudadanas y permitir que se puedan organizar también a nivel de barrio —actualmente solo son posibles si vota todo un distrito o toda la ciudad—, desplegar mejor el apartado de las consultas ciudadanas y dar más fuerza a los consejos de barrio. Pero el gobierno no ha conseguido los apoyos suficientes ni de las fuerzas políticas ni de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), de manera que no se aprobará durante este mandato.

“Siempre que hablamos de participación ciudadana con los representantes del Ayuntamiento estos se muestran muy sensibles, pero a la hora de la verdad no lo demuestran”, se lamenta Lluís Rabell, presidente de la FAVB.

El principal paso en el terreno de la participación ciudadana dado este mandato por el equipo de gobierno de CiU habrá sido la puesta en marcha del web Govern Obert, donde los ciudadanos pueden consultar información municipal, como la ejecución del presupuesto o dar su opinión sobre una determinada obra. “En Govern Obert se conjugan la transparencia, la participación y los datos abiertos”, destaca Agustí.

El distrito de Sant Martí acabó sumándose al proceso de participación vecinal de reforma de la rambla del Poblenou

A pesar de que a nivel institucional el avance hacia una mayor democratización ha sido muy tímido, en estos últimos tres años los ciudadanos han protagonizado varios episodios muy ambiciosos de participación. El ejemplo más claro, alabado por la FAVB y también por el propio Ayuntamiento, fue el proceso abierto por los vecinos del Poblenou para transformar la rambla que atraviesa el barrio de arriba abajo. Se organizaron decenas de reuniones durante más de diez meses y se recogieron más de 1.000 aportaciones entre todos los vecinos. El distrito de Sant Martí intentó crear un proceso paralelo pero finalmente tuvo que desistir y sumarse al que habían organizado los vecinos.

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