Los conflictos familiares, un óptimo guión de cine
Caroline Link, la directora alemana ganadora de un Oscar, reflexiona sobre los desencuentros entre padre e hijo
“No aspiro a realizar muchas películas, si a lo largo de mi vida hago 7 u 8 de las que me sienta realmente satisfecha, estaré más que conforme”, sostiene la directora de cine alemana Caroline Link (Bad Nauheim, 1964) en una entrevista por el estreno de su tercera película, Destino Marrakech –Exit Marrakech- que se exhibirá en las pantallas españolas a partir del 5 de septiembre. Link ganó un Oscar a la mejor película en habla no inglesa en 2002 con En un lugar de África –basada en la autobiografía de la escritora Stefanie Zweig- y su ópera prima, Las voces del silencio (1998), fue nominada al Oscar a la misma categoría. En 2008, estrenó Hace un año en invierno (2008) de la que también hizo el guion, como en Destino Marrakech. “La verdad es que soy un poco lenta escribiendo, tal vez por eso me cuesta tiempo. Además, he tenido una hija y me he querido dedicar a ella y a mi pareja. No quería que estuviéramos los dos fuera de casa, trabajando a tope. Tal vez ahora que ya es un poco mayor -12 años- empiece a tener más tiempo”, comentaba.
Está claro que el universo de la familia es muy importante para esta directora de cine. Tanto, que sus películas giran en torno a las complejas relaciones familiares: “A través de la familia se puede hablar muchísimo de la sociedad, del mundo, de las generaciones. Me interesa mucho la comunicación entre las personas”. Esas luchas, amores, desamores, encuentros y desencuentros empapan Destino Marrakech. Un padre, Heinrich, –Ulrich Tukur, el espía de la Stasi en La Vida de los Otros- es un reconocido director de teatro intenta reconciliarse con su hijo Ben –Samuel Schneider- del que se ha distanciado a lo largo de los años tras el divorcio con su mujer. El chico, un adolescente de 17 años ha crecido con su madre, y va a pasar las vacaciones de verano con su padre a Marrakech, donde está representando una obra. “La historia pasa en Marruecos porque hubiera sido imposible en Alemania entre una pareja alemana. Para mí era muy importante que padre e hijo aprendieran a mirarse uno a otro en un mundo no habitual”, cuenta. Y ese mundo es Marrakech. Aunque en realidad son dos mundos. El del padre, pertrechado en hoteles de lujo, comodidades y rodeado de sus compatriotas y colegas del teatro. Y el del chaval –un adolescente con carácter, estudiante brillante pero desmotivado, con braquets en la dentadura y paseando todo el día sobre su longboard- que decide experimentar y lanzarse a la aventura.
“El padre se da cuenta de que el hijo en realidad ya no le necesita y que si quiere tener algún papel en su vida tendrá que convertirse en su amigo. Tiene que verlo de igual a igual, no de padre a hijo”, explica Link. Desplantes, acercamiento, desconfianza. Al final, la reconciliación y, en medio, toda una aventura de padre e hijo en escondidos poblados del Atlas. “El perdón es difícil de conseguir. Lo es hacia uno mismo y más todavía, hacia el otro. Por eso el proceso no es inmediato, ni mucho menos”, aclara.
Link se ha documentado para afrontar el guion. “No fui a Marruecos con una idea preconcebida, he tenido que explorar”, subraya. Deja clara la prepotencia de occidente sobre Marruecos y cuestiones más complejas, como la sexualidad de los jóvenes marroquíes y de las chicas que se prostituyen. En la película, Ben tiene una aventura con Karima (Hafsia Herzi), una joven prostituta. “El tema de la sexualidad es de una gran hipocresía en Marruecos. Por un lado, los hombres suelen tener sus primeras relaciones con otros hombres o con prostitutas porque de otra manera no es posible antes del matrimonio. Por otra parte, las chicas que se dedican a la prostitución -que está prohibida- y viven un conflicto permanente. Tienen una posición de poder porque ganan mucho dinero que no rechazan las familias pero, a la vez, están estigmatizadas. Me sorprendió la doble moral”, cuenta.
Para abordar ese tema, Link se entrevistó con mujeres que ejercen la prostitución en Marruecos. “Estuve hablando con unas chicas que se prostituían en la ciudad y que lo ocultaban a sus familias, que vivían en las aldeas. Una de esas conversaciones sobre la prostitución la tuve en la casa familiar de una de ellas, delante de su madre. Yo le pregunté si su madre nos podía entender porque hablábamos en francés y me dijo que entendía perfectamente el idioma pero que lo que no quería era asimilar la verdad, la realidad”.
El adolescente Ben tiene una conexión especial con su madre Lea (Marie-Lou Sellem). “Me interesa el fenómeno, muy frecuente en los países occidentales, de los jóvenes, especialmente los varones, que crecen bajo la influencia muy marcada de sus madres. Me gustan esos chicos de 16 o 17 años que tienen una gran sensibilidad y que se sienten protectores de sus madres, aunque evidentemente se rebelen”, apunta. Link está trabajando ya en el guion de la próxima película que también tendrá como eje la familia, aunque en ese caso, será la historia de una pareja.
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