“Los raperos y los 'bertsolaris' utilizamos el mismo lenguaje”
Endika Gutiérrez 'Invert' (Barakaldo, 1984) prepara un proyecto musical y entrena para el campeonato internacional
Endika Gutiérrez (Barakaldo, 1984) es un treintañero normal. Es monitor del gimnasio de la Alhóndiga, vive con su novia en Bilbao y guarda reposo tras operarse de la rodilla. Pero Gutiérrez también es el rapero Invert, que subió el pasado domingo 13 de julio a un escenario gaditano para enfrentarse en un duelo dialéctico improvisado a toda velocidad, mientras lo miraban 16.000 personas. Sobre las tablas, su pico de oro y su rapidez mental lo coronaron el mejor gallo de España. Entre rap y rap, se atrevió incluso a pedir matrimonio a su novia.
"Quería que ésta fuera la última batalla y quería hacerlo bien". Invert se enfrentaba este año a su cuarta final de la Batalla de los Gallos Red Bull, un torneo, "muy mediático", que ha ayudado al freestyle (rap improvisado) a hacerse un hueco en España. Por el camino, se quedaron otros 131 raperos, entre risas, provocaciones, insultos y un cronómetro que hace a pompear la sangre a los improvisadores. Se pegan el micrófono a los labios y se envuelven en su mundo. "El rap no es un género consagrado. En el País Vasco, estamos en segundo plano. No sonamos en la radio, ni salimos en la tele. No hay subvención, ni tenemos conciertos. Es un movimiento que se hace notar, pero sin apoyo", constata Invert.
Este particular artista está convencido, sin embargo, de que algo está cambiando. "Antes, la gente solo veía dos personas insultándose y no a dos cantantes improvisando como hacen los bertsolari. Hacemos lo mismo, pero un poco más rápido, con más agresividad, y con un vocabulario menos finolis", bromea Invert, que recuerda con respeto las batallas bertso-hop, que enfrentaron en 2009 a varios bertsolaris con hip-hoperos. Unos hacían bertsos y los rivales contestaban rapeando. "Utilizamos el mismo lenguaje".
Su inspiración aparece en una noticia que ve en el periódico o en un chiste que le cuenta un amigo. "Me gusta mezclar temas. Hacer crítica social, hablar sobre quién es Endika, sobre cómo quiere ser Endika y un poco sobre la chulería de Endika". Tratar de decir todo lo que piensa, aun así, le trajo algún problema en su primera batalla en 2007, cuando, entre rima y rima, soltó un "Euskadi no es sinónimo de España". Todavía hoy tiene que justificar la frase en cada entrevista que concede: "jugaba en casa y era una manera de meterse al público en el bolsillo. Es mi modo de reivindicar lo que pienso, pero hay gente que da vueltas a lo que no tienen que dar". Para él, lo divertido es plasmar todas sus ideas sobre el papel.
Su próxima parada será representar a España en el séptimo campeonato internacional, que se celebrará en España este mismo año. "Aquí será más fácil", asegura, "en Latinoamérica jugamos en un contexto distinto. Aunque sea habla hispana, solemos estar jodidos". Solo un español ha ganado la competición. Gutiérrez quiere ser el segundo. "El primer vasco". Sabe que ésta será su última batalla.
Si hubiera sido el campeón de EE.UU. tendría la vida prácticamente resuelta
Su ambición ahora es encerrarse en el cubículo presurizado que tiene en su dormitorio para ponerse a grabar música. Esta semana saca un recopilatorio de estilo libre que comercializará por Internet. Su idea es preparar un proyecto tras su próxima batalla. "Me pongo una instrumental en los cascos y voy sacando ideas e inspiraciones con todo lo que veo por la calle. Mi cerebro va almacenando información. En verano, mi novia se tumba al sol y yo voy improvisando por la playa". Subirse al escenario no es cosa de un día. Gutiérrez admite que le conlleva tanto entrenamiento como el de cualquier deportista profesional.
En su primer campeonato cayó en cuartos de final. "Me tiré al barro". Hoy reconoce que es lo "mejor" que le pudo pasar. Un año más tarde quedó subcampeón. A partir de entonces, se ha presentado a todas las nacionales. "Desde ese momento solo fui a peor, pasaba por un momento difícil de mi vida, pero mi novia me animó a que volviera".
"Si hubiera sido el campeón de EE.UU. tendría la vida prácticamente resuelta". Invert, que debe su nombre a cuando se pasaba "todo el día al revés" bailando break-dance, tiene muy claro, sin embargo, que es muy difícil vivir de su pasión. "Lo hacemos todo nosotros a través de Internet, moviéndolo por redes sociales".
Aunque confirma que en el rap no hay edad de jubilación, Invert reconoce que es ya un veterano de "la escena", como él la denomina. "La gente es bastante más joven, así que yo voy a lo mío, a mi trabajo y a mi vida".
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