Ribó irrita al Gobierno catalán al pedir que le retiren el aforamiento

El Síndic de Greuges de Catalunya, Rafael Ribó, provocó ayer un nuevo encontronazo con el Gobierno catalán al anunciar que quiere renunciar a su condición de aforado —sería juzgado por el Tribunal Superior de Justicia y no por un juez ordinario— al entender que esta figura está “obsoleta”. Ribó, que lleva diez años en el cargo, comunicó esta decisión —pendiente de la correspondiente reforma legal— en plena polémica por el aforamiento del Rey Juan Carlos. La coincidencia no gustó al Gobierno catalán, que tachó la maniobra de Ribó como “una improvisación”.

El Síndic de Greuges está aforado en virtud de la ley 36/1985 de creación de la figura del defensor del pueblo autonómico. Por esta razón continuará aforado mientras no se cambie esta ley. Ribó informó de su petición este martes al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la presidenta del Parlament y al presidente del Congreso de Diputados, Jesús Posada, para que lo remitan a los grupos parlamentarios y, en su caso, inicien la reforma legislativa pertinente.

"No tengo la certeza de que ser aforado sea un privilegio" , afirma Francesc Homs

El Síndic explicó que decidió renunciar a su condición de aforado a raíz de las informaciones aparecidas en los medios de comunicación sobre el anuncio del presidente Mariano Rajoy de estudiar una posible reducción de los cargos que gozan de este privilegio. Según Ribó quiso ser “consecuente con una medida que considera positiva y ejemplar, como suprimir la condición de aforados a todos los cargos institucionales previstos en el sistema constitucional”. La pasada semana, el pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) pidió limitar el aforamiento de los cargos públicos al entender que se ha convertido en un “privilegio personal”. La petición figura en el informe al anteproyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial que el órgano de gobierno de los jueces aprobó y en el que también solicitó que don Juan Carlos y doña Sofía estén aforados ante el Tribunal Supremo.

El consejero de Presidencia, Francesc Homs no ocultó la irritación del Gobierno tanto con el anuncio de Ribó como con el del Gobierno central. Homs dijo estar abierto a debatir en Cataluña la figura de los aforados pero pidió que se aborde sin “populismo” y exponiendotodas las ventajas e inconvenientes. “Si hay que hacerlo lo haremos al margen de populismos e improvisaciones. La gente ya no se cree eso de quedar bien. Los quedar bien acaban en la superficialidad y con una música de fondo populista más que de compromiso real y efectivo”, recalcó.

La mayoría de partidos se inclina por revisar a la baja el aforamiento

La decisión de Ribó fue recibida con una distante frialdad por los diferentes grupos del Parlament que, en su gran mayoría, se mostraron a favor de revisar a la baja el aforamiento pero no afrontarlo a través de casos y peticiones individuales. El convergente Jordi Turull aseguró que CiU no presentará ninguna resistencia ni inconveniente a abrir el debate. “El aforamiento, a veces da más problemas que facilidades”, afirmó señalando que su prioridad es que los casos se resuelvan con celeridad para evitar situaciones como la del diputado Ferran Falcó que estuvo ocho años imputado para resultar ser inocente. Esquerra e Iniciativa compartieron la idea de reformar la figura a la baja. “Mejor hacer un debate que no que haya un goteo”, apuntó la ecosocialista Dolors Camats, que afirmó que el problema lo ha originado quien ha sido perseguido judicialmente y ha abusado del aforamiento. En ese sentido, Oriol Amorós (ERC) recordó que la figura pretende evitar un uso partidista de la justicia que condicione a la actividad legislativa. Solo el popular Santi Rodríguez se mostró crítico con Ribó al recordar que el aforamiento le viene dado por ser Sindic y no por su persona.