Pacientes de Bellvitge impiden el cierre de tres plantas del hospital
Trabajadores y usuarios se amotinan contra la clausura de 206 camas durante el verano “De aquí a mi marido no lo van a mover”, asegura una afectada
Pacientes y trabajadores del Hospital de Bellvitge se han vuelto a levantar este miércoles contra los recortes que acechan al centro sanitario. Para evitar el cierre de 206 camas durante el verano, usuarios y empleados se amotinaron en los pasillos y las habitaciones que la gerencia tenía planeado clausurar esta semana e impidieron el cierre de tres plantas, con 24 camas cada una y más de medio centenar de pacientes ingresados en ellas. “De aquí a mi marido no lo van a mover. Ya pueden venir los Mossos d'Esquadra o el presidente del Gobierno, que no nos vamos”, exclamó Carmen Cazorla. Su marido es uno de los pacientes ingresados que se niega a abandonar la habitación.
El encierro comenzó el pasado viernes en la planta 12.1, en la unidad de infecciosos. Apoyados por trabajadores y vecinos de L’Hospitalet de Llobregat, los pacientes se negaron a abandonar sus habitaciones, tal y como pretendía la gerencia del centro en su calendario de planificación asistencial de verano. El sábado, los trabajadores también impidieron el cierre de la planta 9.1, donde está ingresada otra veintena de pacientes de neurología. Las protestas continuaron ayer en otra zona de la planta 12, donde se atienden pacientes de ginecología, oftalmología, endrocino y traumatología. El encierro culminó con la protesta de más de un centenar de personas a las puertas del hospital. Carmen se quedó arriba, en la planta 12, “de guardia, por si acaso”.
De poco le sirvió a la jefa de Recursos Humanos, Montserrat Castilla, presentarse a primera hora de mañana para intentar convencer a los pacientes de que se trasladasen a otras unidades. “No es la primera vez que vienen, pero que no, que no nos vamos. En la habitación de mi marido no entran”, protestó indignada Carmen. El no era rotundo entre familiares y pacientes. “Es injusto que cierren las camas con la de gente que hay esperando a ser ingresada en el hospital. Yo no me cambio de planta”, sentenció Olga Lezcano. Su hijo ingresó el martes en la planta que el hospital pretendía clausurar ayer.
El plan del centro, que considera el cierre de habitaciones en verano “un hecho habitual en la planificación de cualquier hospital”, es clausurar las 206 camas progresivamente a partir de esta semana. El centro achacó esta medida a "la reducción de la demanda de operaciones de cirugías programadas" y aseguró que “en otoño se volverán a abrir”.
Sin embargo, los sindicatos denuncian que, bajo la excusa de la planificación asistencial de verano, Bellvitge cierra alrededor de 40 plazas al año. “Desde 2010 tenemos unas 225 camas menos y muchas se han cerrado de forma estructural, porque ya se han convertido en despachos o aulas”, denuncia Ramón Montoya, presidente de la Junta de Personal. Desde 2002, los sindicatos calculan que se han cerrado ocho plantas enteras. "Ahora la estrategia del centro es esperar a que se vayan todos los pacientes ingresados y luego cerrarlas. A medida que se vayan dando altas, irán cerrando camas, porque no tienen pensado volver a meter a nadie", explicó el sindicalista.
Los trabajadores denuncian, además, que la clausura de camas revertirá en un colapso de las urgencias. Según Montoya, ayer por la tarde, 12 personas esperaban en urgencias a ser ingresados en planta. “Algunos llevan hasta 48 horas esperando”, apostilló. El hospital negó esta cifra, pero reconoció que había cuatro personas pendientes de ingreso, dos de ellas desde hacía dos días y otras dos, desde hace 24 horas. “Estos pacientes tienen que ir a un lugar donde las curas son específicas. No pueden ir a cualquier unidad”, explicó un portavoz del centro, que aseguró que “se abrirán dispositivos cerrados en función de las necesidades”.
El hospital de Bellvitge cuenta con el mismo presupuesto que en 2013, 276 millones de presupuesto, un 7,6% menos que en 2010. Pero los sindicatos aseguran que “para paliar el déficit” generado en 2013, el centro tendrá que recortar 11 millones más en 2014.
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