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Clamor en defensa de la escuela catalana

Decenas de miles de personas se manifiestan en Barcelona en contra de la LOMCE y de la cuota del 25% de castellano en las aulas

“La tenemos que montar gorda, porque si no, no pararemos la Ley Wert (LOMCE). Tenemos que intentarlo”, clamaba Laura Mañas a través de una rejilla. Esta madre de dos hijos con toda la familia venía desde El Bruc enfundada en un disfraz de Minion (personaje de la película infantil Gru) que ella misma había confeccionado con material aislante.

Familias, profesores y grupos de cultura catalana —gigantes, batucadas, bastoners y colles de diables, entre otros— amenizaron la manifestación en defensa del modelo de escuela catalana, convocada por la plataforma Somescola, que aglutina a 44 entidades cívicas y educativas. La marcha —25.000 personas según la Guardia Urbana y 100.000, según los organizadores— partió de plaza Tetuán y finalizó ante la Ciutadella. Con la movilización, Somescola busca reivindicar el papel de la lengua en este final de curso marcado por las sentencias contra la inmersión —el lunes cinco escuelas empiezan a aplicar la cuota del 25% de castellano en las aulas— y una reforma educativa que entra en vigor en septiembre. Esta ley posibilita que una familia pida en una escuela que el castellano también sea lengua vehicular, y si la Generalitat no le ofrece una pública, le pagará una privada. [

Quien más quien menos echó mano de las tijeras y mucha creatividad para asistir a la manifestación, fuera con un cartel o una pancarta. Pero si algo triunfó fueron los cabezudos. Algunos eran caseros —hechos por los niños en las escuelas—, otros profesionales. Algunos de figuras inventadas, pero otros totalmente reconocibles, como el del Pequeño Príncipe, que sostenía una pancarta sentenciadora: “Lo esencial es invisible a los ojos”.

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Como lo es la lengua, que los asistentes coincidían a defender como elemento de cohesión social. “Venimos aquí porque así podemos continuar hablando catalán en la escuela”, soltó Nuria, en quinto de Primaria del colegio de L'Hospitalet, el Canigó. Su madre incidía que en este tipo de ciudades del área metropolitana “si no enseñas el catalán en la escuela se corre el riesgo de que parte de la población no lo conozca y se creen dos realidades sociales. Esto rompe el país”.

“Muchos somos de familias castellanohablantes y nos hemos educado con la inmersión. Es un sistema justo que da igualdad de oportunidades a gente de diferente origen”, apostilló Manel sosteniendo los palos de su tambor durante una pausa de su grupo, Batúcamela, de Cerdanyola del Vallès, que animaba el paso de los manifestantes. Entre ellos los de 50 personas, entre familias y maestras, de la escuela Tecnos de Terrassa. “Desde que abrimos el colegio, en 1962 y el plena dictadura, nosotros hacíamos las clases en catalán porque es nuestro modelo”, apostillaba la directora, Gemma Elías. Para las familias y profesores del colegio Els Alocs de Vilassar de Mar ayer también era un día importante porque bautizaban su gigante y cuatro cabezudos, diseñados por los propios alumnos. “Venimos juntos porque la escuela somos todos. Pero que nos manifestemos detrás de la consejera de Enseñanza, no significa que defendamos su política de recortes. Pero hoy estamos aquí en defensa de la lengua”, aclaraba Montse, la directora. Unos pasos más adelante, en la cabecera política se hallaba la consejera Irene Rigau, se alineaban los líderes de los partidos que apoyan la inmersión, todos, excepto PP y Ciutadans.

Algunos manifestantes criticaron los recortes de la Generalitat en educación

El color de las diferentes camisetas —la amarilla contra los recortes, la verde por la lengua— y el sonido de gralles y tambores de las diferentes colles amenizaron una marcha eminentemente lúdica. Tampoco faltaron las esteladas y los gritos de “independencia” —escasos—, de pequeños y mayores. Uno de los protagonistas fue pulpo rosa de cinco metros que expulsaba confeti por sus tentáculos, haciendo las delicias de los más pequeños.

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