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Una fábrica de oportunidades

La primera Auzo Factory, en Matiko aspira a ser un pulmón del barrio El antiguo taller de los Irazabal se traviste para atraer actividad económica

Pedro Gorospe
Fachada del Auzo Factory en Matiko.
Fachada del Auzo Factory en Matiko.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Hay cadenas de acontecimientos que pueden acabar por convertir un acto loable en un desarrollo notable. Solo excepcionalmente alguno se transforma en un logro sobresaliente, al menos de diseño y realización. La Auzo Factory de Irazabal-Matiko es el ejemplo de esto último. Un edificio antiguo cedido al Ayuntamiento por la familia Irazabal se va a convertir en un motor urbano para un barrio, Matiko que como muchos otros de Bilbao, necesita rejuvenecerse.

Pero no va a ser una hélice cualquiera, ni puesta de cualquier manera. El primer centro Auzo Factory de Bilbao, llamado a albergar a una industria joven y emergente como la que genera la ecotecnología, los servicios avanzados en aplicaciones informáticas y entornos, el turismo, o el tiempo libre, la calidad de vida y las soluciones urbanas, es un ejemplo de qué tipo de cosas se pueden hacer cuando la originalidad y la necesidad se dan la mano.

Y por lo general, si algo comienza de esa manera, tiene ya una sólida base para convertirse en un hecho también económico y social singular. “En este caso no han costado los materiales, han costado las ideas”, asegura Asier Santas, del estudio Suárez-Santas Arquitectos.

Santas: “En este caso han costado las ideas no los materiales”

El encargo del Ayuntamiento de Bilbao estaba envenenado, rejuvenecer un edificio industrial de 1960, abandonado, y que nunca se llegó a usar para lo que fue diseñado, pero hacerlo con un presupuesto reducidísimo y con la vista puesta en resultar funcional, con capacidad para dialogar con un barrio muy cuesta arriba y además atractivo e innovador. La solución impactó a Ibón Areso, el alcalde, en su primer acto como primer edil tras el fallecimiento de Iñaki Azkuna. Los arquitectos forraron la fachada con un kilómetro de bandejas portacables galvanizadas: coste 10.000 euros IVA incluido. “Ahora hay que buscar soluciones con una décima parte del presupuesto que se manejaba antes”, cita Santas, pese a lo cual el resultado es espectacular. El interior tiende a ser diáfano en la primera planta y con espacios muy abiertos en las superiores, con mucha luz, pese a tratarse Matiko de una calle relativamente estrecha.

“Hemos ganado luz para el interior, transparencia, conectividad. Ahora es un espacio rejuvenecido para que a su vez pueda hacer lo mismo con su entorno” explica Santas.

Para la transformación interior el promotor institucional contrató a 31 personas en riesgo de exclusión a través de Lanbide que poco a poco dieron forma a la estructura: una gran zona común en la parte baja, y cinco plantas de oficinas y despachos para los futuros emprendedores que quieran instalarse. Cada una de las plantas, con colores vivos, espacios abiertos y muy luminosos se convierte en puntos de encuentro en los que a partir de ahora tienen que convivir la economía y las personas.

Ruth Guerrero será la primera inquilina. Como ella misma dice “vamos a ser los conejillos de indias”. La empresa Decoramus que dirige con otras dos socias fue la ganadora del premio Sua, Emprendedores Digitales que organiza Lan Ekintza y Beaz, y el premio era la pole para entrar con una plaza asegurada en el nuevo concepto de parque empresarial urbano del Ayuntamiento de Bilbao, los Auzo Factory.

“El espacio es muy chulo” dice Guerrero, ya impaciente por traspasar el umbral e instalarse. Su web ofrece información en un clic sobre todo lo relacionado con el producto de decoración que más guste al usuario.

Guerrero: “Está bien compartir con la gente del barrio, tener ese ‘feedback”

Pese a que las startup que se instalen allí tendrán la capacidad para interactuar con personas a miles de kilómetros al instante, se trata de que socialicen con los colectivos y comercios vecinales. “Quieren que las asociaciones del barrio estén allí y que ellos y nosotros tengamos el feedback de la gente, y eso suena perfecto”, explica Guerrero, que ya está pensando en que a algún restaurador se le ocurra poner en su carta el “menú económico Factory”. En caso contrario tendrá que llevarse sus tupper de casa. “No podemos pagarnos un menu de diez euros todos los días, estamos empezando”, explica.

Lan Ekintza ha mezclado todos los ingredientes en un coctel visual y efectivo que ha solidificado en un edificio que por la noche se traviste. La zona, con alquileres más apañados que en otros puntos de la ciudad, puede verse beneficiada por la afluencia de emprendedores de sectores muy participativos, con capacidad potencial para arrastrar tribus urbanas y que puede acabar por convertir a Matiko y al Auzo Factory en un polo de atracción. Las plantas de la uno a la cinco del edificio tienen que funcionar como incubadoras y aceleradoras de proyectos del sector de la economía digital. La sexta con dos grandes terrazas, será para eventos, networking, jornadas masterclass.

En la confluencia de Matiko y Tívoli, en las estribaciones de la ciudad jardin, está la plaza de Moraza, un espacio perfecto para el descanso entre clic y clic, y para repostar antes de volver a conectar mundos e ideas.

Una vía para crear empleo joven

La familia prefiere ya pasar a un segundo plano después de la presentación oficial del Auzo Factory de Matiko. El acto de generosidad que lleva a una familia a ceder un local pensando en el bienestar de terceros no es algo habitual. Xabier Irazabal es hijo de uno de los expropietarios del edificio que ha entregado al Ayuntamiento el local con un objetivo central: “que los jóvenes tengan una oportunidad, ellos son los importantes no nosotros”, sostiene con modestia.

En su opinión el paso dado por su familia ha sido natural, a la vista de que no le iban a poder dar el uso para el que fue originalmente diseñado, industrial.

La fabrica había estado cerrada desde que fue construida sin que ninguna actividad se consolidara en un espacio que se perdía definitivamente para la ciudad y además se degradaba progresivamente.

Podían haberlo vendido, o alquilado para otros usos, sin embargo, lo han entregado “desinteresada y generosamente” para que toda una generación de jóvenes preparados y con ideas, pueda salir adelante. “Creímos oportuno que empezara a dar servicio y oportunidades a la gente joven, que les facilite un empleo”. La única condición que puso la familia es que no se construyeran pisos y que el inmueble tuviera un fin social.

Lan Ekintza incrustó el proyecto en dos de los ejes estratégicos diseñados por el Ayuntamiento en su plan 2011-2015 para crear empleo y desarrollar el barrio. Durante un plazo de 85 años no se podrá enajenar la finca. Andoni Aldekoa, consejero delegado del Ayuntamiento de Bilbao, señaló que “el objetivo es garantizar la sostenibilidad económica de esta ciudad y este tipo de centros contribuyen a dar oportunidades a los jóvenes”.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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