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Un programa informático permite a los oyentes entender a los sordos

Cuatro jóvenes crean un sistema que reproduce en audio el lenguaje de signos

Zuzanna Parcheta, Jordi Belda y Rubén Oscar Martínez estudian en la extensión de la Universidad Politécnica en Gandi
Zuzanna Parcheta, Jordi Belda y Rubén Oscar Martínez estudian en la extensión de la Universidad Politécnica en GandiNATXO FRANCÉS

Con la cámara de una videoconsola y 24 horas de programación a contrarreloj, cuatro jóvenes han creado un sistema que pone voz a las personas sordas reproduciendo en audio el lenguaje de signos. Esta es la idea ganadora del HackForGood 2014, un concurso nacional en el que 600 informáticos han puesto a prueba su destreza y creatividad para crear aplicaciones que resuelvan necesidades sociales. El equipo ganador, formado por estudiantes de la Universitat Politécnica de Valencia en Gandia, se centra ahora en continuar gestando un proyecto que pretenden poner en la calle cuanto antes. Aunque la idea, llamada ShowLeap, está todavía en las primeras fases de su desarrollo, los ganadores explican que en el futuro las personas sordas podrán tener este sistema de locución en su propio teléfono móvil.

“El concurso consiste en una serie de hackatones [maratones de programación] en distintas ciudades. Los ganadores de cada una compiten por el premio global. Teníamos que llevar una idea sin desarrollar. Partiendo de cero, en el tiempo que nos daban, teníamos que demostrar que lo que proponíamos se podía hacer, que era factible”, explica Jordi Belda, valenciano de 23 años, estudiante de ingeniería en telecomunicaciones. Conoció a dos de sus compañeros de equipo en la universidad: Zuzanna Parcheta, polaca de 21 años, y Rubén Oscar Martínez, murciano de 26 años. María Nela Pastuizaca, ecuatoriana de 38 años y estudiante de doctorado en Estadística, completa el equipo.

“Pensamos en participar solo dos días antes del concurso porque vimos el anuncio en la página web de la universidad”, cuenta Belda. El sistema consiste en una cámara que detecta los movimientos en tres dimensiones y registra los signos hechos con las manos. Un ordenador procesa dicha información y reproduce en audio la palabra que se corresponde con ese movimiento. De esta manera, quien no entiende el lenguaje de signos puede comprender la conversación.

“La cámara se llama Leap Motion. Se inventó en Estados Unidos y estaba pensada para jugar a videojuegos. Tú haces gestos en el aire y el cuerpo del personaje de la pantalla se mueve. Pero claro, ese aparato puede programarse para cualquier cosa. Así que lo que hicimos en el concurso fue programarlo para que hiciera lo que nosotros queríamos”, detalla el portavoz del equipo Jordi Belda.

Los estudiantes de la Politécnica con esta idea ganan el HackForGood 2014

Al principio solo metieron en el programa algunas palabras para demostrar que el sistema funcionaba. Y funcionó. “Hemos ganado en total siete premios: finales, semifinales y premios de patrocinadores. Esto son 6.400 euros para seguir con el proyecto, varios cursos de formación y un tutor de la Fundación Telefónica que nos orientará para seguir desarrollando”.

El programa será probado por personas sordas pero el siguiente objetivo es hacer más compleja la base de datos para que reconozca cada vez más vocabulario. “Empezar con todo no es factible. Tenemos pensado hacerlo por librerías. ¿Qué significa? Por ejemplo, en una librería del entorno laboral de un supermercado habría signos de la parte del idioma que más utilizarías. Lo organizamos así para que el sistema sea funcional lo más pronto posible”.

Por el momento las aplicaciones de este proyecto se circunscriben al ámbito laboral y lugares públicos pero parece que esto no va a tardar en cambiar. “Ahora mismo la cámara solo puede utilizarse en ordenadores, pero está previsto que en breve salga un controlador para el sistema Android que llevan los teléfonos móviles. Esto es interesante porque lo que querríamos hacer cuando salga es trasladarlo al móvil de manera que allá donde estés el móvil pueda hablar por ti”, explica Jordi Belda.

El coste de la cámara ronda los 80 euros. Con un tamaño similar a una memoria USB, Belda explica que podría integrarse en el propio terminal de telefonía. Jordi Belda explica que no han recibido ninguna oferta de compra del proyecto y no van a parar hasta verlo materializado: “Tenemos la idea, estamos motivados y en cuanto tengamos el tutor la continuaremos desarrollando”.

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