Cultura pide explicaciones al negarse Maia a cantar en el bar de Recarte

La negativa de los bertsolaris Amets Arzallus y Jon Maia a participar en una comida que el expreso de ETA acogido a la vía Nanclares Iñaki Recarte organizó en su bar ha generado preocupación en el Gobierno vasco. La razón es el vínculo de Maia con el proyecto de la capitalidad cultural San Sebastián 2016, en el que trabaja como asesor y de cuya fundación es patrono el Ejecutivo autonómico.

La consejera de Cultura, Cristina Uriarte, explicó ayer en el Parlamento que ha solicitado "explicaciones" a la oficina de la capitalidad después de que Recarte señalara en una información publicada por EL PAÍS el pasado domingo que Arzallus y Maia habían rechazado actuar en una comida con algo más de 50 comensales porque no querían ir al bar de un "arrepentido", de alguien que "ha salido de su mundo".

Según la máxima responsable de la cultura a nivel autonómico, están a la espera de las explicaciones por parte del equipo que dirige el proyecto cultural. En su caso, añadió que elevarán esta cuestión a la próxima reunión del patronato de San Sebastián 2016, que pese a que no se ha determinado una fecha concreta se producirá a principios del próximo mes. Uriarte indicó que su equipo se ha "preocupado" por este episodio porque se trata de una situación "grave". Fue su respuesta a la petición del socialista Vicente Reyes, que reclamó conocer qué pasos dará el patronato de la fundación ante lo sucedido. Reyes recordó que uno de los objetivos que recoge el proyecto es el de la "reconciliación", algo que contrapuso con lo sucedido entre los bertsolaris y Recarte.

Ambos bertsolaris aseguran que cancelaron su actuación en el bar del exrecluso de ETA Recarte, que abandonó la disciplina de la banda terrorista, por el "clima enrarecido" que se había generado en la localidad navarra de Santesteban, donde está ubicado el local, y niegan que la decisión de no acudir a la cita fuese por "razones ideológicas".

En un escrito "aclaratorio" que Arzallus y Maia remiten a EL PAÍS, explican que unos días antes de su actuación recibieron "información" acerca de su participación en la comida: "Sorprendidos, nos dimos cuenta de que nuestra actuación en dicho establecimiento estaba siendo interpretada como un posicionamiento sobre algo que ignorábamos". "La significación pública de Recarte y la de nuestras personas dio pie a que en el ámbito local se hicieran lecturas e interpretaciones más allá de lo artístico", explican. "Nos sentimos desinformados e, intencionadamente o no, instrumentalizados. Ante ese clima enrarecido y que no entendíamos y viéndonos sin arte ni parte en medio de una extraña situación, acertadamente o no, decidimos tomar distancia y no participar". "Nunca se nos comunicó que hubiera ningún problema respecto a tal decisión", señalan en su misiva.

Arzallus y Maia indican: "Nunca han sido ideológicas las razones que nos han llevado a no acudir a esta actuación". Y salen al paso de los "juicios ideológicos" que realiza Recarte expresando su "profundo respeto" a "la decisión de los presos que se han acogido a la vía Nanclares y la decisión personal que cualquier preso adopte en relación a su situación penitenciaria".

"Rechazamos manifiestamente cualquier postura y actuación de boicot ideológico", porque "no está en consonancia con nuestra actitud ni con nuestra trayectoria artística", exponen en su escrito, en el que abogan "firmemente" por "una convivencia entre diferentes y por superar conflictos del pasado, y en esa dirección seguiremos cantando, como lo hemos hecho hasta ahora".

Finalmente, ambos bertsolaris aseguran sentirse "difamados y manipulados" por las declaraciones de Recarte por atribuirles "afirmaciones que nunca hemos realizado y juicios de valor que no compartimos".