Novela negra y fracaso colectivo
El premio de la Diputación de Valencia distingue al ‘tarantiniano’ Manuel Barea. Lorenzo Silva resalta el género policiaco para contar la crisis en España
El auge de la novela negra tal vez tenga algo que ver con lo que está pasando en España. Porque “en pocos lugares como en la novela negra se cuenta de forma más genuina nuestro fracaso colectivo desde los últimos años”, sostuvo ayer Lorenzo Silva. El reputado escritor ejerció de autoritas en la presentación de la novela Vertedero, del joven escritor sevillano Manuel Barea, que acaba de ganar la primera edición del Premio Valencia de Novela Negra, que concede la Diputación de Valencia. Un galardón que se suma a otras iniciativas como el nuevo festival Valencia Negra que se celebra en el barrio de Russafa con su propio premio o con la buena acogida entre el público lector de varios autores de este género.
La novela negra ya no es ese “género despreciado y denostado, especialmente en España”, apuntó Silva. Y prueba de ello es la continua incorporación de nuevos valores, como el caso de Manuel Barea, que con solo 25 años se ha llevado los 20.000 euros de la dotación con una historia narrada desde el punto de vista de los delincuentes. Cuenta el fiasco de un atraco y las consecuencias entre los protagonistas. La acción transcurre principalmente en un pueblo del Sur de España en el que se respira una atmósfera cargada de inmundicia por la huelga en la recogida de la basura. De ahí su título Vertedero.
Nervioso, tímido, el escritor novel reiteró su agradecimiento por el premio y su pasión por la novela negra y por escribir. No parecía nada cómodo en el trance de enfrentarse a los medios este licenciado en Traducción e Interpretación y en Humanidades. La diputada de Cultura María Jesús Puchalt le tiró un capote y también Silva, que destacó lo “extraordinariamente bien escrita” que está la novela premiada y ya publicada por la editorial Lengua de Trapo.
Poco a poco, Barea se fue soltando y explicó su inspiración visual a la hora de escribir, la probable influencia del cine de Tarantino, sus lecturas de clásicos del género como Raymond Chandler o Ross McDonald o de escritores de cultura actuales como James Sallis (autor de El tejedor). Se le notaba entre encantado y superado por todo lo que le está pasando con su primera novela.
Lorenzo Silva ya lleva unos cuantos libros y galardones, entre ellos El alquimista impaciente (Premio Nadal del 2000) o La marca del meridiano (Premio Planeta del 2012). El escritor madrileño dijo recordar a la Institució Alfons el Magnànim, cuyo nuevo director Vicent Ribes-Iborra también estaba presente, por tener en su estantería Los diarios, de Robert Musil, que editó hace más de 20 años. Y agradeció la idea de promover y difundir la literatura por parte de la Diputación de Valencia en un momento especialmente complicado.
Editor, además de abogado, Silva alertó sobre que el sector del libro ha caído un 40%, lo que achaca, no sólo a la crisis, sino también a la piratería en internet. “En Alemania el año pasado el sector del automóvil cayó un 5% mientras que el del libro subió un 3%, algo tendrá que ver que si te conectas a una de esas páginas de enlaces tienes un problema al día siguiente”, señaló.
Los lectores “deben elegir, como mayores de edad, si quieren una literatura de calidad y bibliodiversidad o solo tres o cuatro bestsellers tipo Sombras de Grey”, dijo. “Yo vivo de esto porque hay unas miles de personas que, en vez de piratear mis libros, deciden comprarlos; antes de dedicarme a esto era abogado, si dejan de hacerlo, tendré que volver a ponerme la toga”, concluyó.
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