El patrimonio de las EPSV supera el 33% del PIB hasta los 21.441 millones

El patrimonio de los fondos vascos de pensiones va de récord en récord. En un contexto de crisis, en el que las de la Seguridad Social apenas si se revalorizan un 0,25%, y se congela el Salario Mínimo, el sistema voluntario sigue creciendo a ritmos del 8% interanual y supera ya el 33% del PIB vasco hasta un total de 21.441 millones —en septiembre pasado, último dato disponible—.

El patrimonio ha crecido, impulsado sobre todo por las EPSV individuales, seguidas de los sistemas de empleo, las colectivas, pese a la ligera caída de socios. Tomando como referencia el PIB de 2012 —63.593 millones— y aplicándole la caída que ha sufrido el producto interior en 2013, el patrimonio total se podría acercar al 35%, cuatro veces más que en el resto de España, aunque también tres veces menos que en Holanda, donde los fondos de pensiones manejan cifran similares al 100% del PIB.

Euskadi está alineado con la media de la UE-15 que se sitúa en el 30,7% del PIB, aunque lejos de la media de los países integrados en la OCDE que asciende al 67,6%. Si en diciembre de 2012 el patrimonio de las EPSV superó por primera vez en su historia la barrera de los 20.000 millones de euros, mejorando en más de 1.200 millones de euros los datos del ejercicio anterior, en 2013 la progresión ha sido similar.

Los datos muestran que en el País Vasco existe una mayor conciencia de la necesidad de complementar en el futuro las pensiones, y eso pese a que la cuantía de la pensión y el salario medios están a cabeza de las comunidades autónoma. La pensión supera por un poco los mil euros, y el salario medio se ha instalado en torno a los 23.000 euros. Pese a esos datos, un total de 144.372 jubilados cobran menos de mil euros al mes en Euskadi y esa cifra asciende a 293.616 si se incorporan el resto de ciudadanos vascos que cobra pensiones de viudedad, orfandad y las demás contributivas.

La buena marcha de las EPSV, aunque en 2013 hayan caído las aportaciones sobre todo en los planes individuales, desde los 242,3 millones de euros de 2012 a los 213,7 de 2013 —han crecido en los sistemas de empleo de los 239,9 millones de aportaciones en 2012 a los 261 de este pasado año hasta septiembre— es lo que movió a la patronal Confebask a pedir al Gobierno a que legislara un porcentaje obligatorio de inversión en el tejido industrial vasco. Una opción que el Gobierno rechazó, al menos inicialmente, al entender que no se podía arriesgar más con el dinero de las pensiones de los trabajadores de lo que arriesgaban los fondos de capital riesgo o de garantía recíproca, que no lograban colocar todos sus fondos “al no haber proyectos solventes”.

Las empresas necesitaban liquidez y la banca no les daba crédito, pero tampoco las sociedades como Elkargi y Oinarri especializadas en ese tipo de operaciones de mayor riesgo. Numerosos expertos consideraron muy arriesgado para el bienestar futuro de los jubilados entrar en operaciones de financiación que podían acabar con las empresas en concursos de acreedores, y finalmente en liquidación.

Los gestores de los fondos de pensiones aseguran que sus inversiones son básicamente seguras para garantizar las pensiones futuras. La deuda pública y en el caso de Euskadi los Eusko Bonos suelen ser sus preferidos, por el escaso riesgo que suponen, pero no se prodigan mucho. La nueva legislación obliga a sus gestores a profesionalizarse. Los miembros de la Junta de Gobierno, que son los encargados de hacer las inversiones que permitan el crecimiento sostenido del patrimonio, deben tener una capacitación técnica adecuada que les permita conocer el mercado y trabajar con ese tipo de productos.