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La Champions del ‘bertsolarismo’

Ocho ‘bertsolaris’ disputan la ‘txapela’ que encumbra al mejor poeta oral vasco

Mikel Ormazabal
Delante y desde la izquierda, los 'bertsolaris' Amuriza, Imanol Lazkano y Andoni Egaña, en Villabona.
Delante y desde la izquierda, los 'bertsolaris' Amuriza, Imanol Lazkano y Andoni Egaña, en Villabona. JAVIER HERNÁNDEZ

“La final de la Champions del bertsolarismo” se celebra este domingo en el BEC de Barakaldo. Llega “el gran día”, “la mayor fiesta” para la literatura oral vasca, este arte poético cantado, tan ocurrente como improvisado, que ya supone un fenómeno de masas en Euskadi, asegura Iñaki Murua, presidente de Bertsozale Elkartea, la asociación organizadora de la cita. Las 13.500 entradas del aforo se agotaron “en un amén” para presenciar la disputa de la txapela que encumbra al mejor improvisador, honor que ahora corresponde a Maialen Lujanbio, ganadora en 2009.

Seis de los contendientes repiten —Lujanbio, Unai Iturriaga, Aitor Mendiluze, Aitor Sarriegi, Amets Arzallus y Sustrai Colina—, Igor Elortza regresa tras su ausencia en la pasada edición y para Beñat Gaztelumendi será su bautismo. “Es una final de mucho nivel, con un grupo heterogéneo que ofrece muchas garantías”, afirma la defensora del título.

Murua sostiene que el cartel de finalistas es casi calcado porque “se ha consolidado una generación de bertsolaris que ha adquirido mucha experiencia estos últimos cuatro años”, aunque advierte de que “el último clasificado [Sarriegi] pasó a la final gracias al puntómetro. Eso quiere decir que los Unai Agirre, Alaia Martin, Mantxi o Jokin Uranga están más cerca que nunca de llegar a una final”. Si no hay renovación en los nombres, sí se da en el perfil de los bertsolaris, porque “ahora son polivalentes y tienen más recursos, aunque se echa en falta un Lazkao Txiki, alguien que empleaba el humor como él”, opina Murua.

Los finalistas

Maialen Lujanbio (Hernani, 1976). Campeona en 2009 tras arrebatar el reinado a Andoni Egaña. Licenciada en Bellas Artes. Es su quinta final.

Amets Arzallus (Hendaya, 1983). Periodista. Con cuatro txapelas en Navarra, llega por tercera vez a la final.

Igor Elortza (Durango, 1975). Ingeniero topógrafo. Es su tercera final.

Sustrai Colina (Urrugne, 1982). Terminó Derecho, pero es periodista. Finalista en sus cuatro participaciones.

Beñat Gaztelumendi (San Sebastián, 1987). Es el más joven. Ejerce como periodista y se estrena en una final.

Aitor Mendiluze (Andoain, 1975). Profesor de bertsos. Suma dos títulos de Gipuzkoa. Es su cuarta final.

Unai Iturriaga (Durango, 1974). Empezó con 13 años y llega a su sexta final.

Aitor Sarriegi (Beasain, 1975). Es profesor de TIC. Actual campeón de Gipuzkoa, es su segunda final absoluta.

Según la “tradición moderna” que se ha instalado en el bertsolarismo, los improvisadores “prefieren utilizar el humor mediante la ironía, el humor inglés o con bromas sibilinas”. Posiblemente por eso, en la cita de este domingo los improvisadores busquen más la erudición que provocar la carcajada fácil del público. Iturriaga se conforma con “armar dos bertsos perfectos y no pasar desapercibido”; Colina aspira a “no cantar ningún bertso en balde”; Arzallus evitará “los cálculos” para expresarse “con frescura e inocencia”, y Mendiluze se impone una máxima: “El que piense en los bertsos logrará un buen puesto y el que piense en el puesto no hará buenos bertsos”.

Sus intervenciones darán para engordar el amplio catálogo de investigaciones que está impulsando Bertsozale Elkartea, puesto en marcha durante la fase clasificatoria. Entre los estudios realizados figura uno de Olatz Mitxelena sobre el tratamiento de la “construcción nacional” durante el campeonato. De los 488 asuntos que han planteado los presentadores, solo 11 hacían referencia a la situación política vasca. En los saludos (156 en total), en 43 se tocaron asuntos como la operación policial contra Herrira, la doctrina Parot o los tartazos a Barcina.

Los jueces jugarán un papel relevante en el desenlace, por el factor subjetivo que entraña la suerte de afinar las rimas y acertar en los mensajes. Jon Abril, exdirigente de Aralar y edil en Bera (Navarra), ha sido miembro del jurado en las tres últimas finales y durante las eliminatorias de esta edición. “Siempre habrá opiniones encontradas sobre nuestra tarea, pero se ha hecho un trabajo muy importante para fijar unos criterios objetivos para que nuestra decisión sea la más justa posible. Son muchas horas de entrenamiento, preparación, debates y puestas en común entre los 15 jueces”.

Con Amuriza, Lopategi y su maestro Manolo Arozena como referentes, Abril sostiene que “el bertsolarismo es un fenómeno muy destacado para la cultura vasca que está consiguiendo atraer al público joven y adaptarse a los nuevos tiempos”.

Gaztelumendi es el único que se descarta y no oculta que tiene “todas las papeletas para acabar último” y que “quizás es pronto” para que logre la txapela un representante de su generación. Los siete restantes dejan abierta la quiniela, sabedores que cualquier resbalón puede apartarles de la victoria. Lujanbio, con muchas opciones de ganar junto con Arzallus, admite que revalidar el título y recibir la txapela del investigador Joanito Dorronsoro supone “una meta ilusionante”. “Y si no es así, quedar cerca”, añade.

Murua no quiere dar su favorito porque sería “políticamente incorrecto”, pero sí acepta el juego de encontrar un paralelismo entre los finalistas y bertsolaris históricos ya consagrados: “Por su genialidad, Iturriaga se acercaría a Lazkao Txiki. Arzallus, el más rico al exponer sus ideas, sería un Txirrita o Joxe Lizaso. El más parecido a Amuriza sería Egaña, pero como no está en la final, yo diría que el Amuriza del futuro es Gaztelumendi. Y Maialen [Lujanbio] no tiene un modelo entre los bertsolaris del pasado. Es la discreción, la finura, un espécimen extraordinario, muy accesible y popular”. 

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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