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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Reaccionará el PSE-EE?

El autor sostiene que en términos políticos, el acuerdo fiscal es bueno, sobre todo, para el Gobierno vasco y el PNV

Después de tres derrotas electorales, los máximos dirigentes del PSE-EE prometieron regenerar el proyecto en base a un giro a la izquierda, previa renovación de las ideas, el instrumento y las personas. A la par, comenzó un deshielo en las relaciones “por arriba” con el PNV que cristalizó en un acuerdo fiscal. La jefatura del PSE-EE trató de destacar las propuestas avanzadas del mismo y no prestó demasiada atención a quienes, desde dentro y desde fuera de sus filas, en clave de regeneración del proyecto socialista, cuestionaban la idoneidad de tal acuerdo. Se planteaba que no parecía creíble que el prometido giro a la izquierda fuese a venir de la mano de un acuerdo con la derecha nacionalista, apoyado también por el PP. La doble respuesta que se daba era que “el PNV ha aceptado todas las propuestas socialistas” y “la sociedad nos demanda una oposición útil —según los estudios de opinión—”.

Ya tenemos sobre la mesa un estudio, el del Gabinete de Prospecciones Sociológicas, cuyo trabajo de campo se realizó un mes después de haberse firmado el acuerdo fiscal. Y el resultado es claro: el PNV es el único partido que incrementaría su voto si hoy hubiese unas elecciones autonómicas (+1,7 puntos). En términos políticos, parece que el acuerdo fiscal es bueno, sobre todo, para el Gobierno vasco y el partido que lo sostiene. Un partido que se lanzó a gobernar con 27 de los 75 parlamentarios y sin haber tejido acuerdo de estabilidad alguno, incumpliendo sus promesa electoral de conformar un gobierno “fuerte y estable”. Si además el acuerdo tuviera proyección presupuestaria, podría dar al Gobierno aire necesario como para afrontar la legislatura con la mayoría suficiente en los temas importantes.

De las palabras de la presidenta del PNV en Bizkaia pidiendo a los jeltzales “un lugar en sus corazones” para el acuerdo con el PSE-EE, se entiende que a su militancia no le entusiasma. Es lógico, teniendo en cuenta que el PSE-EE era hasta hace poco cuasi enemigo de la patria. Pero en los partidos toda hiel se transforma en miel si los estudios acompañan. Y parece tomar forma la idea de que, tras un primer “annus horribilis”, el PNV podría estar comenzando a afianzarse al frente del Gobierno y la Lehendakaritza. Y esta no es una buena noticia para el resto de formaciones políticas, máxime si tenemos en cuenta que tanto Ardanza como Ibarretxe tardaron bastante más de un año en consolidarse al frente de la Lehendakaritza.

Para quienes en Euskadi creemos en la izquierda abierta al mundo, el escenario es aún más preocupante. Según el estudio sociológico ya citado, el PSE-EE sería el que mayor cuota electoral perdería (-3,5 puntos) y sería la única formación que se dejaría un escaño. No hay datos suficientes como para saber si estos resultados se deben o no a la firma del acuerdo fiscal u otros factores. Pero más allá de la coyuntura, una buena parte de la militancia del PSE-EE y de “sus” electores de referencia no le perdonan el incumplimiento de la promesa de renovación de personas, de instrumento y de ideas. Porque las personas siguen las mismas en la cúspide. Sobre el instrumento o modelo de partido, en la reciente Conferencia del PSOE ni siquiera se han aprobado las primarias para la elección de la Secretaría General del Partido. Y sobre las ideas, se sigue sin dar forma a una utopía creíble para el tiempo en el que vivimos.

Pero hay una razón más que podría debilitar la posición de la socialdemocracia vasca. Y es que si el PNV cumple sus promesas electorales, dedicará la segunda parte de la legislatura a impulsar un nuevo estatus para Euskadi. Por tanto, a pesar del acuerdo alcanzado con el PSE-EE, es probable que a partir de ahora busquen pactar “sus” temas entre abertzales. Amplios sectores del PNV consideran que hacerlo es estratégico, entre otras cosas, para disputarle ese espacio a EHBildu, hoy por hoy, la segunda fuerza política en Euskadi. Reaccionará el PSE-EE? Somos muchos los que lo deseamos, pero el tiempo no pasa en vano.

Óscar Rodríguez Vaz. Politólogo y Colaborador de Regional Manifiestos Project

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