Un Legislativo atascado en su rotonda
El Parlamento cumple un año de actividad sin lograr avances en materia de paz y convivencia El debate sobre el autogobierno sigue pendiente
Coches que dan una y otra vuelta a la rotonda de su discurso, sin tomar ninguna de las salidas que les permita avanzar. Es la metáfora que los grupos parlamentarios de Vitoria se han achacado entre sí. Y es la imagen que ofrece la Cámara en aspectos nucleares de su debate como la paz y la convivencia.
El Parlamento cumplió el pasado miércoles su primer año de actividad desde que se constituyó el 20 de noviembre de 2012. Con un nuevo equilibrio de mayorías debido al retorno de la izquierda abertzale al Legislativo, con la marca EH Bildu y con 21 escaños, la Cámara ha quemado su primer año volviendo prácticamente a la casilla de salida en el principal reto —además de la crisis—, la paz y la convivencia.
Con la ponencia de paz congelada desde que hace más de dos meses el PSE-EE la abandonara al no observar cambios en EH Bildu, los partidos observan cómo las víctimas de todo tipo de violencias promueven avances tendiendo puentes entre sí e incluso con etarras arrepentidos mientras la Cámara no logra mostrar unidad en el Día de la Memoria, celebrado con la ausencia de PP y UPyD porque la lectura que se iba a realizar era una parte del documento conocido como suelo ético que denuncia todas las vulneraciones de derechos humanos.
Egibar: “Hay que invocar el derecho a decidir y pactar su ejercicio”
El suelo ético ahora recogido en el plan de paz del Gobierno y consensuado por PNV, PSE, PP, Aralar y EB la pasada legislatura en la primera ponencia de paz ha sido refrendado en 2013 durante en el pleno monográfico sobre el “conflicto político” solicitado por la coalición abertzale, que no se sumó a PNV, PSE y PP en su respaldo al documento de mínimos.
A falta de pasos, el estreno de la décima legislatura se ha centrado en debatir los contenidos de ese texto y en exigir a EH Bildu que lo asuma. El debate parlamentario vive sobre las bases de 2012 cuando en la sociedad se observan avances. “No hemos sido capaces de consensuar una gran posición política en el escenario pos ETA”, resume Borja Sémper. Este terreno es el único en el que los grupos coinciden en su frustración porque las expectativas sobre paz y convivencia no se han cumplido. Ni por parte del PSE, que buscaba que la coalición abertzale alcanzara el nivel de rechazo de la violencia y la revisión del pasado, ni por la del PP, que quería un cambio en la “actitud política” de la coalición.
Pastor: “No hay que dar pasos en falso para avanzar en la ponencia de paz”
Pero tampoco de PNV y EH Bildu. Tanto el portavoz del PNV, Joseba Egibar, como la de EH Bildu, Laura Mintegi, están sorprendidos de que la coalición sea la única junto al PNV que se mantiene en la ponencia, cuando fue la que más recelos mostró. El PSE, indica Jose Antonio Pastor, está dispuesto a trabajar para conseguir un “cambio a mejor” en la izquierda abertzale, pero advierte de que “no queremos dar pasos en falso, con un falso avance en la ponencia”. Pastor pone como ejemplo las palabras de Hasier Arraiz (EH Bildu), que hace una semana dijo no estar dispuesto a realizar una revisión de la decisión de hace 35 años, como ejemplo de que “ese mundo no está lo suficientemente maduro” aún, está “estancado”.
Ni un solo minuto
Ni un minuto. Es el tiempo que el vicepresidente del Parlamento, Juanjo Agirrezabala (EH Bildu) ha presidido algún pleno de la Cámara en lo que va de año. La labor de este cargo consiste a menudo en sustituir al presidente del Legislativo en sus ausencias, pero la actual, la peneuvista Bakartxo Tejeria, no se ha perdido ni un instante de los 54 plenos que ha habido en todo el primer año de legislatura, algunos de ellos convertidos en auténticas jornadas maratonianas.
Es lo contrario de lo que sucedió la pasada legislatura, en la que la popular Arantza Quiroga delegaba en su segunda, la socialista Blanca Roncal, la dirección de las sesiones plenarias. Hay a quien la actitud de Tejeria recuerda la del expresidente de la Cámara, el también peneuvista Juan María Atutxa. Es curiosamente el predecesor de Tejeria que la presidenta ha reconocido abiertamente como su referente a la hora de dirigir una Cámara en la que ha echado no pocas broncas a los parlamentarios. Quienes hacen memoria recuerdan cómo Atutxa solo cedió su sillón a su segundo, Gorka Knörr, unos instantes antes de dejar el cargo.
Sémper añade que EH Bildu mantuvo en un principio una “actitud comedida que permitió engrasar muchas relaciones, intentaban aparentar, pero con los meses siguen con esa intención pero se les escapa la verdad”. Con los obstáculos del foro a puerta cerrada, la tribuna parlamentaria no ha evitado, sobre todo durante el primer semestre, duros enfrentamientos en debates centrados en condenar a ETA, la exigencia a la coalición y la política penitenciaria que han ahondado las diferencias en vez de encontrar puntos de encuentro, como pedía el secretario para la paz del Gobierno, Jonan Fernández.
La carrera por la firmeza hacia EH Bildu fue entonces clara entre PP y UPyD, aunque Sémper la niega. Egibar pone en valor que, aunque la ponencia esté bloqueada, el Ejecutivo ha mantenido el proceso de creación de su plan de paz, que aprueba mañana. Mintegi observa “vértigo a aparecer con EH Bildu” en algunas fuerzas parlamentarias y al mismo tiempo constata que es “realmente difícil cambiar las inercias de antes, pensábamos que los resultados electorales se traducirían en otro tipo de políticas, en un punto de vista de país”.
La nueva disposición de fuerzas “sugirió”, recuerda Egibar, un bloque de izquierdas EH Bildu-PSE —en el Parlamento y en Gipuzkoa en materia de fiscalidad— que “no tenía recorrido, no es natural”. Ese eje sí ha forzado al PNV a perder votaciones importantes, como llevar el debate fiscal al Parlamento. En ese escenario, UPyD ganó influencia con su único parlamentario porque era necesario para romper empates entre izquierdas y derechas.
El PNV vivió el primer semestre como una “posición común” del resto para subrayar la minoría del Gobierno y ensalza que se dedicó a “gobernar mientras no se desatascara el Parlamento”. Otros, como Sémper, hablan de la “inacción” del Ejecutivo que se trasladó a un Legislativo que solo ha tramitado leyes propuestas por los partidos —y solo una de Urkullu, sin contar los presupuestos—. Gorka Maneiro también habla de un Ejecutivo “apagado y fuera de cobertura durante muchos meses” que ahora remonta su actividad para el “adoctrinamiento educativo, sectarismo ideológico, manipulación informativa desde los medios públicos, defensa de la teoría del conflicto político y defensa del inexistente derecho a decidir”.
Mintegi: “El PNV tiene muchos anclajes en políticas anteriores”
Ahora las fuerzas han cambiado. El hito está en primavera, pero cada cual ensalza una cara de la misma moneda. El PSE lo sitúa en su rechazo a los presupuestos de 2013, que junto al resto de la oposición obligó a Iñigo Urkullu a retirarlos. El PNV cree que el punto de inflexión fue el encuentro del lehendakari con los partidos, solo días después del batacazo político de la retirada de los presupuestos. A partir de ahí se forjó el pacto PNV-PSE a cuya vertiente fiscal se sumó el PP. El pacto ha dotado de “estabilidad”, indica Egibar, y ha restado poder a UPyD.
El portavoz del PNV señala otro efecto: EH Bildu, como primer partido de la oposición, se ha quedado sin la opción de sumar mayorías en el terreno económico, en el que podía ir de la mano con el PSE. El acuerdo no ha supuesto un cambio radical en la dinámica de votaciones y PNV y PSE no han visibilizado de esa manera su acuerdo, que podría reflejarse en los presupuestos de 2014. El PSE señala que desde el pacto ha registrado un millar de iniciativas, el 40% de las que ha registrado en toda la legislatura, para demostrar que “no dejamos de ser oposición”.
Al margen de ese cambio, si algo ha quedado claro es que los 48 escaños que suman PNV y EH Bildu no han sido empleados por ambas fuerzas nacionalistas más que en contadas ocasiones —la derogación del Día de Euskadi, una declaración de apoyo a Cataluña y alguna votación sobre política penitenciaria—.
Sémper: “No somos capaces de pactar una posición en el escenario pos ETA”
Arraiz pidió en octubre, en su única intervención parlamentaria hasta la fecha, hacer uso de esa mayoría nacionalista, pero Mintegi señala que el PNV tiene “muchos anclajes, no termina de despegar, y tiene una fuerte dependencia de las políticas anteriores, está más preocupado por su estabilidad”, algo que, a su juicio, le ha llevado a que “en muchos temas en el último momento prefiere aparecer con los constitucionalistas”.
Egibar responde que no temen a acuerdos con EH Bildu, pero resalta que es preciso buscar los mayores consensos posibles. El PNV ha contactado ya con el PSE —no así con el PP— para acercar posturas de cara a la ponencia de autogobierno que quiere registrar antes de fin de año con una redacción “lo suficientemente genérica” para lograr el beneplácito a la ponencia de la parte constitucionalista. Pastor y Sémper reclaman concreciones y el segundo echa en falta un análisis del Gobierno de por qué el actual Estatuto no sirve.
El PNV se renueva
El grupo parlamentario del PNV ha resultado ser una auténtica cantera de altos cargos del Gobierno. Según los cálculos de este diario, nueve de sus 27 escaños han cambiado de dueño ya que los iniciales abandonaron para asumir otras funciones, todos ellos —salvo Andoni Ortuzar— en el Ejecutivo.
El último que se ha embarcado en tareas ejecutivas ha sido Alex Etxebarria, que ha pasado a dirigir Ejie después de que el Gobierno cesara al anterior director por recomendación de la comisión que vela por el cumplimiento del código ético. Entre los abandonos hay tres consejeros: Ricardo Gatzagaetxebarria, responsable de Hacienda, Estefanía Beltrán de Heredia, que encabeza Seguridad, y Ana Oregi, Medio Ambiente.
Si el grupo del PNV es el punto de partida de nuevos cargos, el grupo socialista es el destino de exmandatarios. El exconsejero de Vivienda Iñaki Arriola, abandonó el grupo en marzo, pero la bancada socialista mantiene a los ex de Justicia, Idoia Mendia, Interior, Rodolfo Ares, y Educación, Isabel Celaá, así como al exlehendakari, Patxi López. Los cambios del PP se reducen a su expresidente, Antonio Basagoti.
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