Valencia repite presupuesto
Barbera explica que en las cuentas para 2014 se gastará lo que se ingrese, ni un euro más El Gobierno local cuenta con que el Plan Confianza duplique la inversión municipal
Rita Barberá no ha elaborado el presupuesto para 2014 que hubiera querido sino el que ha podido. Son unas cuentas marcadas por el plan de ajuste del Ministerio de Hacienda, que apenas deja margen de maniobra, y en el que la prioridad es recortar una deuda que hace poco rondaba los 1.000 millones de euros. La capital valenciana dispondrá el año próximo de un presupuesto de 730,6 millones de euros, un 0,1% —600.000 euros menos— por debajo del de 2013. El consolidado, al que se suman las cuentas de la empresa de urbanismo Aumsa y la EMT, sube hasta los 798 millones.
Con estos mimbres, Barberá desplegó este viernes unas cuentas locales que, según recalcó, “no gastan más de lo que ingresan”. Lo remarcó porque Valencia es uno de los ayuntamientos que solían presupuestar por debajo del gasto real y derivar las deudas a posteriores ejercicios.
“Son unas cuentas que reducen la deuda, liberando recursos propios y sin recurrir a los préstamos. Y, además, no aumentan la presión fiscal”, resumió la regidora. El Consistorio amortizará el año próximo 112 millones de euros, rebajando la deuda a 784 millones, un 108% del total, un porcentaje que devolverá al Consistorio a los límites que marca la ley, como reconoció la propia alcaldesa. Valencia terminará este año con 875,5 millones de euros de deuda. El plan de ajuste le prohíbe contraer nuevos préstamos.
Las fuentes de ingresos del Consistorio son básicamente los impuestos, que con 312 millones de euros representan un 44% del total, seguido de las transferencias del Estado que, aunque caen en seis millones, suman otros 297 millones de euros. A mucha distancia, la Generalitat le proporciona otros 14 millones de euros de ingresos y poco más. Este es el dinero del que dispone Valencia para hacer frente a unos servicios públicos que arrastran recortes desde 2009.
El Consistorio se gastará el 32% de este presupuesto en el capítulo uno, es decir, en personal, pese a que se amortizan plazas y se congelan los salarios, aseguró Barberá. Esta partida cae un 1,3%.
El gasto en limpieza, pese a las protestas generalizadas de los vecinos, crece solo en 106.000 euros y dispondrá de 54,4 millones. “Creo que un millón de euros por semana es suficiente”, declaró. La partida dedicada a pagar la factura de la luz —no especificó la cuantía— crece, según la alcaldesa, por culpa de la subida de tarifas de las empresas eléctricas. El capítulo de ferias y fiestas gana 200.000 euros y dispondrá de un total de 6,4 millones.
Es un presupuesto que “da continuidad y consolida la política del equipo de gobierno de garantizar la atención social de los valencianos y la calidad urbana”, apuntó la alcaldesa.
Las inversiones con fondos municipales se mantienen prácticamente igual. Son 30 millones, de los que más de 10 se dedicarán al ciclo integral del agua, 1,3 millones a la remodelación de la avenida de Navarro Reverter, y otros 11 millones van a parar al pago de expropiaciones de suelo. Sobre este último punto, la regidora destacó que el problema para el presupuesto municipal es de tal magnitud que ha pedido al Gobierno una reforma. Los suelos privados grafiados en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1989 como dotaciones públicas tienen un plazo de siete años para ser expropiados. Pasado ese tiempo, el propietario puede exigir al Consistorio que se lo compre.
Barberá anunció otros 36 millones de euros para inversiones del Plan Confianza de la Generalitat. En este capítulo se incluye una inversión de nueve millones de euros para la reordenación del bulevar de San Pedro, en El Cabanyal. De llevarse a cabo, la trama urbana del barrio se vería afectada.
El socialista Joan Calabuig replicó que la realidad demuestra cada año que los presupuestos municipales “no se cumplen”. Y como ejemplo citó que el estado de ejecución a 30 de septiembre refleja que el 49% de las inversiones estaban sin adjudicar. “Les falta crecibilidad y sintonía con la realidad”, concluyó.
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