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Los arquitectos se caen del andamio

El 60% de los profesionales de la arquitectura está en paro, 10 puntos más que la media nacional

Los tres miembros el estudio Moho Arquitectos con sus diseños de mobiliario de cartón.
Los tres miembros el estudio Moho Arquitectos con sus diseños de mobiliario de cartón.

Las cifras son desoladoras: el paro real entre los arquitectos valencianos supera el 60%, diez puntos más que la media española. Casi la mitad de estos parados (28,3%) ni siquiera tiene ingreso alguno. Ser arquitecto en la Comunidad Valenciana hoy en día requiere más dotes de imaginación que en ningún otro territorio español. Pero tras el tsunami inmobiliario y seis años de crisis surgen islotes para supervivientes que encuentran nuevas fórmulas para su profesión: despachos multidisciplinares, olvidarse de la construcción pensando en la reforma y nuevos modelos de negocio como el diseño de productos.

El estudio nacional elaborado por el Sarq, el sindicato profesional, es el único del sector que incluye tanto a colegiados como a arquitectos sin afiliación. Presenta un crudo horizonte: el 71% de los arquitectos españoles está en precario. Es decir, en paro, empleado ilegalmente o con sueldos inferiores a los mil euros. Este escenario ofrece una realidad más devastadora si cabe en la Comunidad Valenciana al cotejarlo con otros medidores como el Eurostat. El periodo que coincidió con el crack inmobiliario, entre 2008 y 2011, la Comunidad Valenciana fue junto a la región búlgara de Yuzhen la que más destrucción de empleo originó y los arquitectos no fueron una excepción.

La crisis se llevó todos los proyectos inmobiliarios y dejó un mar de casas vacías tras décadas cementando el litoral con segundas viviendas. “Fue algo que no debería haber ocurrido, pero existe. Y por tanto, tiene valor”, dicen Jesús Olivares y Miguel Ródenas, ambos fundadores de la asesoría alicantina COR & Asociados y finalistas de la última Bienal Española de Arquitectura. “El futuro no está en construir, sino en reformar”, aseguran estos dos arquitectos que ni llegan a los 35 años. Olivares y Ródenas han encontrado su nicho. Y van a abrir despacho en París. ¿El secreto de su éxito? “Un equipo multidisciplinar de arquitectos, ingenieros, diseñadores y economistas. Eso nos permite ser creativos y tener controlados los precios de todo lo que va a tener su casa, hasta los muebles. La gente que viene sabe lo que les va a costar”.

Pero no todos pueden dedicarse a la reforma. Prueba de ello es que muchos se están marchando: el 13,1% de los arquitectos valencianos residen fuera de la Comunidad, una mitad de ellos en España y la otra ha emigrado al extranjero. Razones no faltan: el salario medio de un arquitecto valenciano es de 12.800 euros anuales brutos. En España, ganan 17.900 euros; y los que han emigrado al extranjero, 20.500 euros de media.

Los que se han quedado tendrán que cambiar el chip. “La figura del arquitecto centrado en la edificación es propia de la segunda mitad del siglo XX. En la primera diseñaban productos. Aunque son momentos distintos, se está volviendo a eso”, explica el presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante, Antonio Maciá, que dice conocer hasta un caso de una arquitecta que colabora en idear la suela de un zapato inspirada en Gaudí. Y no es la única.

“Nosotros nos hemos reinventado totalmente”, cuenta el arquitecto alicantino Pablo García Mora, uno de los tres que conforman Moho Arquitectos, un estudio joven nacido con prometedor recorrido tras varios premios domésticos y foráneos y en el que ahora mismo diseñan mobiliario de cartón personalizado. Empezaron en el 2010 tonteando con la idea de hacer juguetes sostenibles con cartón y el resultado es la plataforma CartonLab, que ofrece una experiencia 100% reciclable que ha servido al estudio para montar desde stands para Microsoft a una feria de cartón al completo. Su apuesta es diseñar pensando en el reciclaje ya sea un evento, un photocall, expositores de producto, juegos para niños, sillas, lámparas, etc. “Mucha gente se quedó a dos velas con la crisis. Nosotros nos reconvertimos en comerciales y nos hemos echado a la calle. El cartón nos ha dado el dinamismo necesario para seguir en la brecha, es nuestro pulmón económico”, concluye García Mora: “El 70% de los ingresos del estudio hoy es el cartón. Hay que estar todo el rato dándole vueltas a la cabeza”.

O estar al quite. Cuando el pasado 5 abril el parlamento español aprobó la obligatoriedad de una certificación energética para todo aquel inmueble que vaya a ser alquilado o vendido, Lorena González Ciller, de 27 años, licenciada hace dos años como segunda de su promoción en la Universidad de Alicante, ya tenía su plan antiemigración pensado junto a dos compañeros de la Politécnica de Valencia y un amigo que está en Francia. Se han montado Arquitectura y Energía, una oficina online —mediante software “nada costoso”— en la que se coordinan una vez a la semana entre ellos y cada 15 días con hasta 42 técnicos con los que tienen contrato de colaboración por casi toda la costa mediterránea. Abordan proyectos de certificación y rehabilitación energética de viviendas: qué tipo de caldera o aire acondicionado tiene el edificio, cómo se calienta el agua, etc. “Una vivienda con certificado A puede ahorrar un 80% más de energía que una vivienda sin certificado”, explica González Siller.

El mundo de la arquitectura ha cambiado radicalmente en poco tiempo. Las obras municipales tenderán a lo pequeño. “El ladrillo no volverá”, augura el presidente del colegio alicantino, Antonio Maciá: “Quien no le dé al coco, está parado”. El horizonte es claro: reciclarse o morir.

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