¿Quién se ha quedado con nuestro queso?

La inversión regionalizable del Estado en cada autonomía es lo que se invierte con cargo a los Presupuestos del Estado, en cada comunidad. No tiene relación con la financiación de las autonomías, que es otro asunto. Es dinero que se invierte en carreteras, ferrocarril, regadíos, etc. Y que naturalmente contribuye a la riqueza de esa comunidad.

En estos presupuestos regionalizables de 2014 hay dos noticias para nuestra comunidad: una buena y otra muy mala. La buena es que el Ministerio de Fomento parece que va a cumplir su compromiso con la implantación del tercer carril en el corredor mediterráneo. Si las inversiones en el tercer carril se ejecutan, tal y como están presupuestadas, es razonable pensar que en 2015 o como máximo en 2016, el tercer carril será una realidad.

La muy mala noticia es que un año más, y ya van muchos, la Comunidad Valenciana recibe un porcentaje de inversiones del Estado muy por debajo del que le corresponde por su población. Concretamente, la inversión del Estado en la Comunidad Valenciana es del 6,2% de lo que va a invertir en toda España en 2014, cuando deberíamos recibir un 10,8%, acorde a lo que representa nuestra población a nivel nacional. No estamos hablando de la inversión en valores absolutos. Es evidente que la inversión regionalizable del Estado en términos absolutos ha bajado hasta el punto que en 2014 es menos de la mitad que la de 2006.

Pero a lo que tenemos derecho es a recibir una inversión del Estado proporcional a nuestra población en la suma total de las inversiones. Hay poco para invertir pero exigimos que del poco recibamos la parte que nos corresponde. Si el Estado invierte 9.786 millones de euros, lo que nos correspondería en 2014 serían 1.056 millones de euros y no 605. Nos faltan 450 millones de euros en 2014. ¿Se imaginan la cantidad de puestos de trabajo que se pueden crear o no destruir en 2014 con 450 millones?

No nos creamos tampoco que esta falta de inversión regionalizable es una cuestión coyuntural. Es natural que un año, por las circunstancias que sean, por ejemplo la finalización de una obra en marcha, las inversiones estatales en cualquier comunidad puedan estar descompensadas. Pero no es el caso. Si tomamos las inversiones regionalizables efectuadas por el Estado en la Comunidad Valenciana en los últimos 12 años, solo en tres años han sido superiores al 9%, con un máximo del 9,5%. Lejos del 10,8% que representa nuestra población.

Si analizamos los últimos 12 años en su totalidad, hemos recibido un 8,5% del total con un máximo del 9,5% en 2008 y unos mínimos del 6,1% y 6,2% en 2013 y 2014. En millones de euros hemos recibido aproximadamente 5.000 millones de euros menos de lo que nos correspondería aplicando un criterio de población.

¿De nuevo se imaginan el efecto en el empleo, en el bienestar, en la competitividad de esos 5.000 millones?

No hay más remedio que concluir que en las inversiones estatales como en la financiación autonómica, nuestra comunidad está siendo tratada injustamente y de manera reiterada. Y acabando con el título de este artículo. ¿Quién se ha quedado con nuestro trozo de queso? ¿Nos vamos a conformar? Si nos conformamos, nos mereceremos lo que nos pasa. Pero estoy convencido de que todos, desde el primero al último de los valencianos sin más exclusiones que el que se quiera excluir, sabremos unirnos para —sin estridencias pero con rigor y firmeza— exigir lo que nos corresponde. Solo lo que nos corresponde, que no es poco y es de justicia.

José Vicente González es presidente de la patronal autonómica Cierval