Fernández Tapias encarga a Navantia la reforma de un buque alquilado a Pemex
Este trabajo supondrá cinco meses de actividad para la división de reparaciones
Es un contrato menor pero le da un respiro de cinco meses a decenas de operarios de subcontratas de Navantia en la ría de Ferrol que dependen de las reparaciones navales, una división – carenas- que está haciendo de tirita para taponar la sangría de despidos por la falta de pedidos militares de los astilleros públicos gallegos.
El naviero Fernando Fernández-Tapias ha encargado a Navantia que adapte uno de los buques de su flota, el 'Monforte de Lemos' a las nuevas exigencias ambientales que imperan en el Golfo de México. El contrato lo firmaron este miércoles en Madrid el empresario gallego (Vigo, 1938) y el presidente de Navantia, José Manuel Revuelta. Supone 150.000 horas de trabajo para las plantillas de Fene y Ferrol y su red de auxiliares, que se traducen en aproximadamente cinco meses de faena en la división de reparaciones, la única unidad de negocio rentable de Navantia en Galicia. Las dos factorías están especializadas en la construcción de megabuques de guerra para la Armada española y han ido reorientando su mercado hacia las marinas extranjeras. El último gran contrato se firmó con Australia en 2007 y desde entonces, los astilleros públicos, que controla el Gobierno a través de la SEPI, van en caída libre con la amenaza de reajustes para diciembre.
El 'Monforte' es un gran barco de nueva construcción que sirve como plataforma de apoyo a las extracciones petrolíferas que realiza Pemex, la misma empresa mexicana que tiene pendientes de adjudicar en noviembre los dos floteles comprometidos por la Xunta para Vigo y Ferrol hace un año. El armador gallego, que arrienda sus buques a la petrolera, necesita adaptarlo para que funcione también como planta probadora de pozos en alta mar. La obra consiste en construirle una cubierta que irá ubicada en proa, en la parte delantera, donde recibirá el caudal de crudo que se extrae de los pozos marinos para analizar su calidad, separalo por fases y recoger el sobrante. Es una de las nuevas exigencias ambientales que impone la normativa para evitar desastres ecológicos como los 4,9 millones de barriles de crudo que derramó la británica BP en 2010 sobre las aguas cálidas del Golfo que derivó en la peor marea negra de la historia para Estados Unidos.
Tapias se comprometió a “contar con Navantia para futuras operaciones” y subrayó que se trata de un proyecto innovador que le servirá a la compañía como escaparate para situarse como “referente a nivel mundial” con este producto. La obra, explican desde el grupo naval, es de una “considerable complejidad tecnológica” y pondrá a trabajar de forma coordinada a distintas ramas del naval, desde la ingeniería al montaje de equipos y tuberías para integrar todos los sistemas mecánicos, eléctricos y electrónicos que requiere una especie de plataforma volante encajada en la cubierta del barco y que servirá para analizar el crudo que se extrae del fondo del mar.
La firma del contrato llega el día antes de que la plantilla vote el jueves en asamblea (10:30) el nuevo calendario de protestas que les llevará de nuevo a las calles para exigir carga de trabajo, floteles y dique para la ría ferrolana. El Comité de Navantia en Ferrol mostró su “sorpresa” por la rúbrica de un contrato del que nada sabían en vísperas de las primeras movilizaciones de un otoño que, ya anunciaron este lunes, se avecina “caliente” para el naval ferrolano que ya acumula 2.500 despidos en auxiliares por la caída en barrena de la actividad en nuevas construcciones.
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