El ‘boom’ de la tapa barata
Las rutas de tapeo se multiplican en Barcelona para atraer a la clientela La crisis promociona los itinerarios de platillo incluido en el precio de la bebida
Es jueves por la tarde en la taberna Koska. La camarera, una chica risueña con acento argentino ofrece por dos euros caña y platillo —una tostada con pimiento de piquillo, morcilla de arroz y guindilla—. Situado en la calle Blai, es uno de los establecimientos que participan desde abril de 2012 en la ruta de tapas del barrio de Poble Sec. Ya llevan cuatro ediciones. La actual acaba el 29 de agosto. Cada jueves a partir de las siete de la tarde, 15 establecimientos ofrecen tapa y caña por dos euros. Ekaitz Sáenz, propietario del Koska, que participa en el comité organizador, comenta satisfecho que el itinerario “ha crecido continuamente”. Otras asociaciones de comerciantes organizan actividades parecidas en Barcelona. El plato pequeño está de moda.
Los platillos tienen las de ganar en recesión. Más aún si organizan itinerarios para promocionar sus ofertas
Promocionar el barrio y sus locales está detrás de estas iniciativas. Pero también la necesidad de servir más para compensar el hecho de que la crisis ha reducido la clientela. Eduardo, socio de Sáenz en el Koska, reconoce que la crisis les favorece porque la gente no gasta tanto, y prefiere la tapa al plato grande: “Como generamos una oferta barata y de calidad, tenemos gente que de otro modo no vendría”.
Los platillos tienen las de ganar en recesión. Más aún si los restaurantes las ofrecen a un precio reducido y organizan itinerarios para promocionar sus ofertas. Gaietà Farràs, presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, así lo cree: “los restauradores quieren vender. Cuando hay una iniciativa que puede ayudar, se suben al carro. No se habían visto nunca tantos locales con ofertas imaginativas”. El auge de la tapa sorprende en una ciudad sin tradición de platillo. Sostiene que en Barcelona y Cataluña “la costumbre no ha surgido porque los clientes no la han pedido”. Sin embargo, los gustos han cambiado. Así lo creen fuentes del gremio: “La gente comparte platos. Así tiene la sensación de que gasta menos”.
Una bebida y una tapa cuestan dos euros en el Poble Sec y Sant Antoni
El Gremio de Restauración fue pionero en promocionar el platillo barato con el concurso De Tapes per Barcelona. Ya llevan seis competiciones. En la primera, en mayo de 2010, participaron 40 negocios. En la última, entre febrero y marzo, 66 locales ofrecieron caña y platillo por 2,40 euros.
Como el Poble Sec, otros barrios se han sumado a esta moda culinaria. La asociación de comerciantes de Sant Antoni ha entrado a trapo con su ruta, el Tapantoni. En mayo pasado, 20 bares y restaurantes ofrecieron tapa y bebida por dos euros. La entidad se plantea organizar una nueva convocatoria para otoño. El Raval lleva cuatro ediciones desde 2009. En el último itinerario participaron 44 tascas y restaurantes. Josep Maria regenta el Els Tres Bots, un local de aspecto añejo, al que contribuye su iluminación color caqui. Los parroquianos, entrados en años, atienden absortos a la pantalla de un televisor colgado encima de la entrada. Afirma, satisfecho, que algunos clientes han vuelto después de haber descubierto el bar. Recuerda una pareja "que acudió hará una semana, pidiendo las tripas que les habían servido cuando la ruta".
Lapromoción no sale gratis. En el caso del Gremio , su presidente recuerda que las dos convocatorias de premios que celebran cada año cuestan “alrededor de 200.000 euros”
Pero la promoción no sale gratis. En el caso del Gremio, su presidente recuerda que las dos convocatorias que celebran cada año cuestan "alrededor de 200.000 euros". Dinero que se va en conceptos como "la distribución de planos para visitantes". Un coste que el Gremio puede asumir gracias al patrocinio del ayuntamiento de Barcelona, de la Cámara de Comercio de Barcelona y de Damm. Itinerarios de barrio, como el de Sant Antoni, se han llevado "entre 5.000 y 6.000 euros, por promoción y publicidad", que la asociación Sant Antoni Comerç lo ha financiado con su propio presupuesto y una subvención del ayuntamiento, según Ramón Puig d'Oriol, su gerente. Tampoco es que esta inversión sea un éxito seguro. Alberto Garcia, encargado del bar Ambar en el Raval, asegura que "poca gente se queda después. El que viene es porque ya acude al barrio habitualmente". Algunos clientes toman unas caipiriñas en la terraza del local. Demasiado pocos, a criterio de Garcia. "Es verano, debería haber más a esta época", remacha preocupado.
De vuelta al barrio de Poble Sec, en el bar Es Xibiu. Acude un grupo de treintañeras, preguntando por la oferta de tapa y caña a dos euros. Los camareros no paran de atender a la clientela. La viva imagen de un negocio viento en popa. Fernando Costas, su propietario, está encantado con la promoción, pero comenta que no le ha ido bien a todo el mundo: “los bares que están al final de la calle [Blai] lo tienen más difícil, porque no acude tanta gente”.
Sáenz se muestra optimista hacia el futuro. Prevé que la siguiente convocatoria dure del 3 de setiembre al 28 de diciembre. Erkaitz prevé que cinco locales más se sumen a los 15 que ya participan. Entran en el local varios clientes, algunos de ellos turistas extranjeros en busca de una suculenta ración de platillos. Fuera, las terrazas se van llenando y el ruido de la conversación domina la calle. Una banda sonora al servicio del tapeo.
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