“Camarero, un café con cuento”
La venta de libros es cada vez más una actividad necesitada de reclamos complementarios. La hostelería se ha convertido en un apoyo para varios libreros de Madrid que, además de aconsejar lecturas, sirven café o comida
Alejo nunca se da por vencido. En 2009, cuando el negocio editorial se le vino abajo decidió hacer las maletas y marcharse al pueblo de su madre, la Campania, en Italia. “Quería hacer pizzas artesanales como las hace mi familia”, comenta. Una vez aprendida la “receta secreta” de la pasta y el queso surgió un pequeño problema: “¿Qué hacemos con la editorial y los libros?”. Tres años antes abrió ES Ediciones con la ayuda de su hermana y su cuñado. “El concepto nació con un catálogo diverso. Apostamos por escritores contemporáneos”. El mejor año para la editorial fue 2010. Los libros se ofrecían en las cajas registradoras de los supermercados y en pequeñas librerías. “Luego tocamos fondo como todos en esta crisis”.
Instalarse en Italia no era la opción. Así que Alejo volvió a Madrid. Junto con el equipo de la editorial reunió en un mismo espacio las pizzas y los libros. “Buscábamos algo que alimentara el estómago y el intelecto. Apostamos por algo nuevo, le dimos vueltas a la idea hasta que llegamos a la Pizzateca”, dice en la barra del negocio. Pero antes tuvieron que hacer algunos ajustes. “Bajamos 0,50 céntimos el precio de los libros -que costaban tres euros- y los ofrecimos junto con una rebanada de pizza. Todo por cinco euros”, subraya.
“La comida no puede ser un pretexto para hacer crecer la editorial. Los dos se apoyan. Es una historia de experiencias de negocios que no podemos desechar. Esto es un reciclaje”, comenta Alejo. El experimento lleva dos años y va viento en popa. En tiempos de crisis, la barra ha sido fundamental para algunos libreros, afirma el vicepresidente de la Asociación de Empresarios del Comercio del Libro de Madrid, Juan Miguel Salvador. “Los libros no son una cosa sagrada, se tienen que ensuciar, leer, oler”, añade Alejo.
En J&J Coffee and Books hay más libros que copas, incluso los hay en el suelo del bar. La mayoría están escritos en inglés. Dave Cardillo, el dueño del sitio, prepara con destreza un tinto de verano. La fórmula la aprendió hace más de 10 años, cuando llegó de Estados Unidos para atender la librería.
Los dueños originales son un español y una estadounidense. En 2003, recorrieron todo California y reunieron más de 20.000 libros, que después enviaron a Madrid. “El objetivo siempre fue tener una barra, si esto solo hubiera sido una librería ya hubieran cerrado. Además este lugar sería muy aburrido”, añade este librero que ofrece pequeñas reseñas y habla sobre las últimas novedades.
“El negocio de las letras debe de ser innovador, pues los libros electrónicos se han convertido en un dolor de cabeza. No los odio, pero no tienen sentido. No necesitas llevar mil libros cuando vas de vacaciones, con uno es suficiente”, asegura.
De toda España, Madrid es la ciudad en donde más libros se venden. Las librerías son los lugares más comunes para adquirirlos, según el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros 2012. La encuesta realizada entre 6.700 personas indica que el 46,8% de ellas realizó su última compra en una de ellas. Las cadenas de libros ocupan el segundo sitio (22,6%). Los grandes almacenes (20,3%), hipermercado (12,4%) y club de lectores (11,4%) van detrás.
Según el sondeo, Madrid es la región con mayor índice de población lectora, con un 71,3%, doce puntos más que la media nacional (59,1%). Y la mayoría de los lectores, un 83%, acuden a los libros como un mero entretenimiento. “Lo que está claro es que el negocio de los libros necesita de lo que sea para sobrevivir. Puede ser un poco triste, pero es la realidad”, asegura Miguel Palacios, uno de los socios de La Fugitiva.
Para esta librería que toma el nombre de una de las siete partes de la novela En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, la hostelería también es vital. “Al día hacemos entre 200 y 300 euros. De los libros obtenemos el 40% y el 60% de las bebidas y alimentos”, reconoce.
Este librero, sin embargo, aún se aferra a los locales en donde el libro es la estrella. “Tenemos otra que se llama Sin tarima. No queremos poner café. Pero de aquí a unos años vete tú a saber, ahora vendemos y no nos podemos quejar”, agrega.
El 42,5% de la población lectora en toda España, según el Barómetro de hábitos de lectura, compró el último de los libros que leyeron. A un 21,1% se lo regalaron y lo tomó prestado el 27,3% de los casos. Según el estudio, el 55,4% de los españoles compró al menos un ejemplar a lo largo de 2012. Madrid fue la comunidad con mayor porcentaje de compradores.
El éxito no es seguro
Gonzalo Queipo, Curro Llorca y Alfonso Tordesillas son Tipos Infames. En 2011, se volvieron famosos después de que The Economist los tomara como ejemplo. La revista describía los problemas burocráticos que se enfrentan en España cuando que quiere abrir un negocio. Este grupo de emprendedores tardó casi tres años en obtener un permiso para que en un mismo sitio pudieran servir café, vino y vender libros. “Al final somos más que una librería, pero somos mucho menos que una cafetería y una tienda de vinos”, destaca Gonzalo.
A diferencia de otras, el 80% de la facturación de Tipos Infames es de la venta de libros, el 20% restante es gracias a la barra. “La verdad no sabemos cuál fue la clave del éxito, pero lo hemos hecho bien. Y lamentablemente todavía no somos un negocio boyante, porque trabajamos 12 horas al día”, agrega Gonzalo. “El café, las copas o la comida no son la solución para el negocio de las letras, pero ha funcionado”, arguye Juan Miguel Salvador, de los libreros de Madrid. “La receta de la barra y el libro no asegura permanencia”, subraya.
En los últimos años, las 200 librerías integradas a la Asociación de Empresarios del Comercio del Libro de Madrid han visto cómo se ha transformado el negocio. Ocho y Medio ha sido muestra del éxito que ha tenido este modelo y al cual se suman La Marabunta, La Libre, Ocho y Medio y La Infinito.
En la mayoría de estos sitios, el objetivo es atrapar al público más joven, asegura Miguel Palacios de la Fugitiva. “En ocasiones nos olvidamos de que existen los jóvenes. Hay que hacer lo imposible para acercarse”, destaca. De acuerdo con la Federación de Gremios de Editores en España, las personas entre 14 y 24 años son el grupo de edad con mayor porcentaje de la población lectora. Pero prácticamente la totalidad de los lectores mayores de 14 años suelen leer en su hogar (97,3%). Un 16,8% que también lo hace en el transporte público, sobre todo en Madrid, donde el porcentaje de lectores que práctica la lectura en este sitio el 35%.
En la librería A punto todo huele a comida. Este espacio se ha especializado en las editoriales de gastronomía y además ofrece cursos de cocina en el mismo sitio. “La única manera de sobrevivir es con innovación. Ya no es solo una cuestión de vender libros, hay que dar otras actividades”, asegura Roberta Bruno, responsable de marketing del establecimiento.
Algo para tomar, mucho para leer
•La Pizzateca (calle de León, 26). Para comer se ofrece una carta de pizzas en porciones (estilo romano) o redondas (estilo napolitano). Para leer se recomienda Banquete mileurista, de Elena Figueras, o El mercader de sueños, de Carmen Posadas.
•La Fugitiva (calle de Santa Isabel, 7). Una de las especialidades de la casa son los muffins de chocolate y la tarta de queso. Para acompañarlo se puede leer Cada vez hay más gente paseando bolsas de basura llenas de euros, de Antonio Madrigal, o Gemelas, de Juan Carlos Chirinos.
•J&J Books and Coffee (calle del Espíritu Santo, 47). Los tintos de verano y los mojitos han sido lo más vendido durante este verano. De lunes a viernes, entre las 16.00 y 19.00 las bebidas se ofrecen al 2u1. Los libros del escritor estadounidense Paul Auster son los más solicitados.
•A punto (calle de Pelayo, 60). En septiembre se realizará un curso de sushi para aficionados. Antes se recomienda leer Los secretos del sushi, de Mikio Owaki, un chef japonés con más de 20 años de experiencia.
•Tipos Infames (San Joaquín, 3). Para tomar se recomienda una copa Nivarius, un vino blanco de La Rioja. Para acompañarlo se puede leer El plantador de tabaco, de John Barth.
•Ocho y medio (calle de Martín de los Heros, 11). Lo más vendido es El guion, un libro de Robert McKee. Se recomienda el desayuno con diamantes (un calentito y crujiente cruasán al horno).
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