El precio de la materia gris

El próximo día 25 de julio, Redit, la red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana presenta en Cierval un estudio realizado por la Universidad Carlos III sobre el impacto la actividad de los Institutos Tecnológicos (IITT) en los resultados empresariales, que merece algo más que atención por parte de los responsables políticos, y de la sociedad en general. En cualquier otro país de Europa hubiera resultado superfluo trasladar a un documento académico lo que para todo el mundo resulta obvio, a saber que el talento y la innovación es la fuente más potente de competitividad que existe, pero como ya expresó en su día a F. Dürrenmatt, vivimos tiempos en los que hay que luchar por lo evidente.

Desconozco el contenido completo de dicho documento, pero sí he tenido acceso a algunos de sus principales análisis y conclusiones que merecen ser explicitadas y difundidas. Empezando por los resultados, bueno sería recordar que la Red dispone de 1.540 profesionales al servicio de la industria valenciana, cuenta con 6.000 empresas asociadas, y sus empresas cliente (12.248) representan el 23,5% de toda la facturación de la Comunidad Valenciana y el 11% de las exportaciones fuera de la UE. La cartera anual de proyectos de I+D+i alcanza los 861, y disponen de una superficie total de 100.000 metros cuadrados que dan cobijo a 100 laboratorios de ensayo.

Con todos estos activos en marcha, puede estimarse que el impacto económico de los IITT se sitúa en el 1,8% del PIB valenciano (alrededor de 1.800 millones de euros).

Como, según parece, la impresión generalizada es que se trata de unos organismos que viven de la mera subvención pública, también recordaré que los ingresos del conjunto de los IITT alcanzaron, en 2012, la cifra de 100 Millones de euros, de los cuales sólo un 47% proviene de fondos públicos (el 33%, de la Generalitat Valenciana), con la característica añadida de que se trata de fondos públicos competitivos, es decir, a cambio de proyectos.

La pregunta, por tanto, es ¿todo esto, en realidad, cuánto cuesta a los valencianos? Pues para empezar, y de acuerdo con los presupuestos de la Generalitat, cada vez menos: 47 millones de euros en 2010; 30 en 2013 y 15 en 2014 (previsión). ¿Y eso es mucho, o poco? La respuesta resulta bastante sencilla utilizando el concepto elemental de “coste de oportunidad” que aparece en las primeras páginas de todos los manuales de Introducción a la Economía; esos que responsables políticos se resisten a consultar.

Si tenemos en cuenta que el coste de un kilómetro de autovía estándar se sitúa en seis millones de euros, puede afirmarse, sin temor a equivocarnos mucho, que toda la Red de IITT cuesta a los valencianos, exactamente, cinco kilómetros de autovía al año (2,5 en 2014), y que, por tanto, cada empresa asociada recibe mucho menos de un milímetro de autovía de “subvención” anual para mejorar su competitividad. Un coste inasumible, como se ve, para una Comunidad que tiene pendiente un cambio sustancial de su modelo productivo. Aún nos pasa poco.