Un profesor de la UPV antepone las renovables al “peligroso” uso del fracking
Aitor Urresti ha reivindicado que son la alternativa "más inteligente"
El profesor de la UPV/EHU Aitor Urresti ha reivindicado que las energías renovables son la alternativa "más inteligente" al `fracking' y los peligros que implica, entre ellos un "incremento notable" en el número e intensidad de terremotos.
En una entrevista en la revista Consumer Eroski, Urresti, experto que investiga el almacenamiento de calor mediante materiales de cambio de fase para la integración de la energía solar en la edificación y la industria y que también ha sido portavoz de Equo Euskadi, alerta de los peligros de esta técnica de extracción de gas mediante fractura hidráulica que se pretende aplicar en Alava. El `fracking' consiste en la inyección a presión de algún material en el terreno con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, favoreciendo así su salida hacia el exterior.
Urresti señala que la propia Comisión Europea califica la mayoría de las actividades asociadas al `fracking' como de "alto riesgo", con casos documentados de explosiones de pozos, contaminación de agua, derrames de fluidos de fracturación de camiones, así como otros problemas como la contaminación de aguas subterráneas y superficiales, alto consumo de agua, escape de gases al ambiente, ocupación de terreno, riesgo a la biodiversidad, aumento del ruido, impacto visual, y aumento de terremotos.
A este respecto, recuerda que un estudio del servicio geológico estadounidense alerta de un "incremento notable del número de terremotos y su intensidad en zonas donde se aplica `"fracking'.
Para el experto, no solo los estudios científicos avalan la peligrosidad de esta técnica, sino "la propia realidad de más de una década de uso en Estados Unidos", donde "las noticias sobre accidentes relacionados con el `fracking' se dan prácticamente todas las semanas".
Urresti también desmonta el argumento económico, destacando la mayoría de puestos de trabajo que se crearían serían para empleados extranjeros, por carecer España de personas cualificadas para ello. "¿Merece la pena asumir todos los riesgos citados para obtener unos dudosos beneficios económicos para unas empresas extranjeras?", se pregunta.
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