_
_
_
_

Trias llega al ecuador de su mandato subordinado a los pactos con el PP

Rajoy pagará a Barcelona la deuda de la Generalitat, uno de los dolores de cabeza del Consistorio. Dos años perdidos en el cajón de Sants y Glòries

Camilo S. Baquero
Xavier Trias, alcalde de Barcelona.
Xavier Trias, alcalde de Barcelona.Consuelo bautista

Tal día como hoy de hace dos años que Xavier Trias (CiU) recibió la vara que lo invistió como alcalde de Barcelona, desbancado a los socialistas de la alcaldía más importante de Cataluña, que la habían controlado desde la recuperación de la democracia. Trias tomó posesión el 1 de julio, un mes después de lo usual. La razón del retraso radicó en que el PP impugnó los resultados electorales para intentar rascar un concejal a costa de quitárselo a CiU. El Tribunal Constitucional dio la razón a los populares: Trias se quedó con 14 ediles y el PP con 9. El PSC obtuvo 11. La aritmética del arco municipal solo permitiría alcanzar mayorías (21 votos) con uno de esos dos partidos. Así se conformó el gobierno más minoritario en la historia de Barcelona.

Desde entonces, CiU y PP han vivido una relación sadomasoquista. Los populares son la muleta de CiU en las votaciones, pero también recurren frecuentemente al látigo, sobre todo en temas económicos. Dos años después, y en el ecuador del mandato, la huella que el PP ha dejado en el gobierno minoritario de Trias es evidente. Aunque no exista un pacto formal, los árbitros de lo que sucede en Barcelona han sido los concejales liderados por Alberto Fernández Díaz. Por ejemplo, la fiscalidad de estos 24 meses y las inversiones —no presupuestos— han sido posibles bajo su tutela. Y desde el PP se trabaja para dejarlo todo bien atado para lo que resta de mandato de Trias.

Las asignaturas pendientes del alcalde de Barcelona

La cárcel Modelo El anuncio del Gobierno de la Generalitat de darle "impulso" reaviva un debate que el alcalde Xavier Trias había dejado en segundo plano.

►Tres Turons y Carmel El acuerdo inversor con el PP incluye partidas para pagar las indeminzaciones para adelantar los proyectos.

►Eje Moll de la Fusta Una propuesta de renovación urbana de la que no se ha hablado en el mandato.

Metro y bus gratis para menores de 16 años.

Esta pepevergencia a la sombra parece navegar sin problemas a pesar de un clima político catalán enrarecido por la deriva soberanista de CiU. También soplan a favor de esta unión las luchas cainitas en el PSC de Barcelona. Jordi Martí, el líder municipal, renunció a su espíritu pactista después de que la federación barcelonesa del partido lo cuestionara y dejara profundamente tocado su liderazgo. Con una oposición dura, los socialistas, esperan generar algún rédito electoral. Iniciativa sabe que no logrará ningún acuerdo con CiU y Unitat per Barcelona, la coalición entre ERC y Joan Laporta, intenta jugar, pero sus dos votos deciden poco.

CiU jugó al principio la carta de decir que estaba obligado a pactar con el PP. Pero cada vez se siente más cómodo en esta situación, aunque algún sector de la federación nacionalista no lo esté. El mismo Trias no ha dudado en dar las gracias públicamente al PP por su apoyo —siempre confronta la seriedad de los populares con lo que dice que es falta de palabra de los socialistas—. Fernández Díaz se esmera en dejar claro que la actuación del PP se basa en la responsabilidad y en “evitar la parálisis”. En realidad hay un poco de todo y cierta complicidad ideológica que ha engrasado decisiones, como el plan que permite abrir más hoteles en Ciutat Vella o la prohibición de la prostitución en la calle.

Fernández Díaz logró incluso que Trias le permitiera presentar en solitario algunos de los acuerdos estrella del Consistorio. El PP también ha mimado a su electorado con inversiones como la futura reforma de la Rambla de Catalunya y con la reactivación de obras paralizadas, aunque se arriesga a que el rédito que pueda obtener dependa de la capacidad de ejecución de CiU. En su balance de dos años el líder popular no se cortó y aseguró que el Ayuntamiento es un reino de taifas donde Trias está desaparecido y cuesta tomar decisiones.

Más información
La Generalitat paga a Trias con obras hechas la deuda de Spanair
‘Pepevergencia’ en la sombra
Trias se inclina ahora por abrir un túnel bajo Glòries
Trias y Fernández Díaz pactan la reforma de la Rambla de Catalunya
Trias inicia en Torre Baró su plan de alquiler social

Si en el primer año de Gobierno de Trias, el foco de las críticas estuvo puesto sobre Hábitat Urbà, que se encarga del urbanismo, en el segundo este sitio lo asumió la tenencia de alcaldía de Economía. El hecho de tener déficit cero y pagar en 28 días las facturas —lo que es sinónimo de cuentas saneadas— se ve nublado por los préstamos que el Consistorio ha hecho a la Generalitat y por las transferencias de dinero que el Ejecutivo autonómico no ha realizado al Ayuntamiento. Suman en total 225 millones. La gestión de esta cifra ha puesto en aprietos a Trias. Aunque es dinero que no se puede invertir en la ciudad, pues va directamente a tesorería, la falta de exigencia del alcalde para con la Generalitat que denuncia la oposición genera un gran desgaste en el Consistorio.

El viernes, sin embargo, empezó a verse la luz al final del túnel. Un real decreto de medidas urgentes contra la morosidad de las Administraciones permitirá a los Consistorios recibir, por parte del Estado, el dinero que le adeudan los Gobiernos autonómicos. Eso le permitiría a Barcelona acceder a unos 160 millones de euros. Más dinero para la tesorería, pero el estigma de la falta de exigencia seguramente continuará.

Trias saca pecho de su incremento del 15% en el gasto social

Fuentes del Consistorio insisten en que han sido dos años de “planificación” y los que vienen serán de ejecución. Es el caso del desarrollo del parque de vivienda pública de alquiler, una de las ideas bandera de Trias. Ya han sido otorgadas 146 en Torre Baró y está sobre la mesa la compra de otras 100 y la construcción de 900, pagadas con el dinero de una nueva empresa mixta que administrará los aparcamientos más rentables del centro. Una operación criticada por la oposición y apoyada “con un crítico” por el PP. Desde el Ayuntamiento defienden que construir nueva vivienda, pese a los pisos vacíos, genera trabajo precisamente en la población más castigada por el paro.

Pero la planificación no siempre ha sido acertada. Proyectos importantes como la reforma de las Glòries o la del cajón de las vías del tren en Sants, heredados del pasado mandato, quisieron ser revisados por Hábitat Urbà, pero finalmente tuvieron que regresar al punto de partida. Los vecinos denuncian que son dos años perdidos. Trias logró llevar a cabo la modificación del plan general de Montjuïc para reorganizar la montaña, pero vio reducidas sus pretensiones con el del casco antiguo de Sant Andreu.

La crisis también obliga a Trias de salirse del guion. El alcalde saca pecho por el 15% de aumento en el gasto social con respecto a 2011, aunque la oposición critica que podría dedicarse más. Planes como el Radar —para cuidar a ancianos que viven solos— o la ayuda extra para mantener las becas comedor son algunas de las iniciativas financiadas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_