La Caixa crea una fundación para luchar de forma directa contra la pobreza
La entidad atenderá a personas vulnerables en los edificios de la Congregació de l'Esperança donde su fundador empezó la Obra Social
La Caixa inicia la atención directa a las personas más vulnerables y en riesgo de exclusión recuperando los edificios de la Congregació de la Esperança donde el fundador de la entidad financiera, Francesc de Moragas, empezó la Obra Social en 1923. Centrada en la lucha contra la pobreza, la nueva Fundació de l’Esperança ha inaugurado este lunes los dos equipamientos rehabilitados: el Centro Comunitario de Acción Social y la Casa Recés, ambos edificios históricos de la Congregación situados en la calle de la Palma de Sant Just, en pleno barrio gótico barcelonés. El primero espacio será un centro de acogida, información y orientación, que atenderá también las necesidades más básicas de sus beneficiarios, desde alimentación a ropa. Sin olvidar que su objetivo es la reinserción a nivel social como laboral. El segundo, la Casa Recés, recupera la misma función que ha tenido desde sus orígenes en 1744: atender a mujeres jóvenes vulnerables. Ambas instalaciones estarán a pleno rendimiento en junio.
En el Centro Comunitario, que recibirá una financiación anual de dos millones de euros, las familias con niños en riesgo de pobreza serán atendidas por un colectivo de voluntarios y por tres educadoras. “Normalmente llegarán derivados de los servicios sociales, pero si llaman a la puerta sin más también les atenderemos y les pondremos en contacto con la red de ayuda. Nuestro objetivo es trabajar en colaboración con la Administración, con las entidades que ya operan en el barrio y con los entornos reales de los beneficiarios”, explica Marc Simón, director de integración social de la Fundación La Caixa.
Cada beneficiario, sus responsables calculan que tienen capacidad para atender a mil al año, lo que equivales a unas 150 familias, tendrá un itinerario individual para que sea capaz de salir de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra, tanto a medio como a largo término. Varias salas de reuniones y hasta un espacio polivalente con ordenadores y cocina permitirán a las 150 familias recibir cursos de formación o alimentarse y, a las entidades del barrio, “usar las instalaciones para las actividades comunes con la Fundació l'Esperança. Algunos, incluso, recibirán recursos económicos. "Siempre seremos nosotros junto a los servicios sociales quienes decidiremos la cantidad y la frecuencia de las entregas para sus necesidades más básicas”, asegura Simón.
La Casa Recés, con medio millón de euros de financiación anual, recupera su histórica función: atender a mujeres vulnerables. Si en sus orígenes atendía principalmente a prostitutas “aquellas que aspiran a un perfeccionamiento espiritual, apartándose de los peligros de orden moral a los que están expuestas”, ahora se centra principalmente en jóvenes extuteladas por la Administración, aunque también se podrían beneficiar estudiantes universitarias con escasos recursos. Catorce de ellas ya viven en el edificio. Cuatro más lo harán en breve y las instalaciones están preparadas para atender hasta a 41 mujeres en periodos temporales.
La estancia media de las jóvenes “suele ser de dos años”, asegura Simón. Periodo en el que completan los estudios, recuperan lazos sociales y laborales y viven en este precioso edificio completamente rehabilitado. De hecho, la estancia no es gratuita: pagan el 25% de sus ingresos hasta un máximo de 350 euros, pero tienen espacios para estudiar, escuchar música, ver la televisión o leer, gimnasio y hasta un solárium en la azotea, donde también se encuentra la lavandería. “Ellas se lavan su ropa y ayudan en las tareas comunes, como recoger la mesa tras las comidas”. Son atendidas por cinco educadoras, una cocinera y su ayudante y, de noche, cuentan con una cuidadora.
La nueva Fundación l’Esperança, que atenderá a 100.0000 personas a nivel estatal, consta con un presupuesto anual de 60 millones de euros para todo el territorio español. La inmensa mayoría (50 millones) se destinana al programa CaixaProinfancia, cuyos beneficiarios son 60.000 niños hasta los 16 años en situación de vulnerabilidad y sus familias. La otra pata son las convocatorias anuales de ayuda con la pobreza. El conjunto queda ahora integrado en la nueva fundación, la herramienta de acción directa de La Caixa para luchar contra la pobreza.
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