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Europa desalienta al empresariado vasco

Inquietud por la apatía de Francia, el primer comprador, y Alemania, porque “no hay retorno” en España

Encuentro entre el lehendakari Urkullu y el presidente de los empresarios vascos.
Encuentro entre el lehendakari Urkullu y el presidente de los empresarios vascos.l. rico

“Si algo ha puesto de manifiesto esta crisis es que el bacalao se corta en Europa”. Esta conclusión, aportada como imagen didáctica desde el ámbito de la industria vasca, forma parte del inquietante diagnóstico de situación por el que viene transitando el tejido empresarial radicado en Euskadi y que especialmente en este año 2012 contiene el aliento, azuzado por los efectos devastadores de una prolongada recesión que tiene en Francia y Alemania sus tablas de salvación...o de condena. “No es una cuestión de financiación, es una cuestión de que no hay pedidos y la demanda llega a caídas de hasta el 80%”, apuntan desde el sector bancario.

En un análisis pormenorizado, y desde el observatorio de un servicio de estudios, se dibuja una “situación asimétrica” en función de la tipología de cada empresa para disponer de una fotografía más precisa. Así, aquellas firmas que disponen de “un tamaño mediano grande” todavía respiran al haber encontrado “desde hace tiempo y no solo en los cinco años de crisis” una salida en los mercados de países emergentes, o como ha ocurrido con “el sector de la automoción” Latinoamérica se ha convertido en su principal aliado para “mantener incluso al alza su volumen de negocio”.

En todo caso, la mirada de la inmensa mayoría del empresariado vasco sigue focalizada en Europa, y de una manera más significada en Francia, en su condición de primer comprador del producto vasco, y Alemania. Por eso, los últimos datos relativos a la recesión y atonía en ambos países han elevado el desánimo, solo mitigado con la posibilidad de que el anunciado incremento salarial en Alemania contribuya a estimular el gasto. Sin embargo, en los cálculos empresariales toda hipótesis sobre el futuro inmediato de la crisis está condicionado “a las próximas elecciones alemanas” del mes de septiembre. Pero aún queda una larga travesía hasta ese otoño y por eso hay quien advierte desde Euskadi que “después del verano se verá cómo se ha resistido”. No obstante, hay quien sostiene, con previsiones en la mano, que “el segundo semestre de este año va a ser mejor, los precios del crudo se van a estabilizar y es más que probable que crezca la demanda europea”, señala un analista económico.

En paralelo a la hipotética evolución del mercado, hay quien se detiene en reconocer “la apuesta que está haciendo” el empresario vasco ante una situación tan angustiosa. “Es una gente con una valentía descomunal”, subraya un catedrático universitario. “El mantenimiento que están haciendo de las empresas en estos tiempos de crisis, la apuesta por buscar mercados, es todo una labor encomiable”, agrega. Pero los propios empresarios vascos “empezaron mucho antes de estallar la crisis” a prepararse para el desafío que se avecinaba. Precisamente por esta capacidad de anticipación, todas las fuentes consultadas coinciden en subrayar que la industria vasca disfruta de una situación menos angustiosa que el resto de España. “Se ha sabido hacer una diversificación importante, se han buscado mercados internacionales desde hace tiempo y hay una renovación generacional muy preparada, que mantiene la apuesta pese a todo porque ha visto cómo se ha hecho la apuesta para abrir nuevos marcados y oportunidades”.

Las relaciones laborales es otra de las cuestiones pendientes de los empresarios en Euskadi

En esta apuesta, sin embargo, no figura el mercado español. “No hay retorno”, admite resginado un empresario incapaz de advertir “un signo positivo en España porque la industria está parada y solo hay pesimismo y no se ven salidas”. Precisamente esta atonía ha influido en aquellos sectores vascos muy dependientes de la temperatura del sector de la construcción “porque ya no se venden electrodomésticos ni ferralla, por ejemplo”, señalan fuentes empresariales a modo de ejemplos ilustrativos.

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Desde la banca vasca, el análisis es muy similar. “Hay desánimo porque se llevan cinco años, la gente está con la lengua fuera y los que han sabido buscar mercados fuera ven ahora cómo algunas de sus plantas europeas prácticamente están muy paradas”, admite un directivo de larga trayectoria en el ámbito financiero. De puertas adentro, señala que “hay muy poca demanda de crédito y la que hay, en la mayoría de los casos, es la no solvente, que se pide sobre todo para dar soluciones a los despidos de los ERE y eso no interesa”, admite la misma fuente. Incluso, en su entidad se detecta que “tampoco se mueve el crédito para el consumo”, dice.

Frente a esta coyuntura tan inquietante, la capacidad de maniobra del Gobierno vasco se antoja muy reducida. “Esta crisis te enseña a que todo pasa por Europa que es la que fija el techo del gasto, hasta dónde puede llegar el déficit y te dice que la política industrial no la puedes aplicar desde aquí”. En Europa se detiene precisamente un exconsejero vasco para criticar la negativa influencia que ha tenido la ausencia de controles financieros durante los años anteriores al estallido imparable de la crisis. “No se ha sabido aplicar una correcta política económica ante lo desajustes”, dice. “Claro que España necesita cumplir con unas exigencias del déficit, pero esta política debería ir acompañada de una propiciación por otros países para favorecer el estímulo y así no frenar el crecimiento”, añade.

Así las cosas, el denominador común para la economía vasca también es Europa. Incluso, como permanente vigilante de las políticas de estímulo que puede aplicar el propio Gobierno vasco. Uno de los especialistas consultadas recuerda en ese sentido “las nefastas experiencias vividas en Euskadi mediante los incentivos a empresas”, conocidos como vacaciones fiscales, que, sin duda, han encogido la voluntad política ante la amenaza directa desde el ámbito de Competencia de la UE. “Todo lo que se puede hacer es fijar convenios de las sociedades de garantías recíprocas para la aportación financiera a empresas y también llegar a planes sectoriales, pero es limitado”, agrega.

De ahí, que los empresarios vascos acogieran críticamente el borrador de Presupuestos del Gobierno Urkullu por entender que “aminoraba” la apuesta por la inversión, sobre todo en infraestructuras. No obstante, tras la renovada apuesta presupuestaria, que toma oxígeno con la amplitud del déficit, existe una mayor confianza y en ese clima se inscribe el espíritu de colaboración que la patronal Confebask trasladó al lehendakari durante su encuentro del pasado viernes, en Vitoria.

Pero el empresario vasco también tiene en las relaciones laborales otra piedra en el zapato. “Si yo fuera empresario, la cuestión de la retroactividad de los convenios que viene ya para julio supondría ahora mismo mi mayor preocupación”, destaca un catedrático de la UPV/EHU. Pero en el ambiente empresarial y sindical “no hay ahora mismo ningún punto de encuentro para encarrilar este tema”, reconoce un industrial.

La crisis ha convulsionado las relaciones laborales. “No hay un compromiso claro entre las dos partes ante la situación y solo en algunos casos hay avenencias cuando se ve que peligra el futuro de la propia empresa”. En opinión de un empresario de largo recorrido, el diálogo “está muy complicado” con el sindicato mayoritario, ELA, “pero no desde ahora, sino desde hace unos años”, recuerda. “Desde luego muchas empresas prefieren una negociación con LAB porque se va a llegar a acuerdos”, agrega, aunque los dos sindicatos mantienen su acento abertzale, e incluso una coincidencia estratégica como ocurre con la convocatoria de huelga del próximo 30 de mayo, coincidiendo precisamente con la asamblea de Adegui, en San Sebastián. Pero la preocupación no es la relación laboral, sino en que “no sabemos hasta dónde vamos a llegar”.

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