Un macrobotellón de Valencia congrega a 12.000 universitarios
La fiesta, organizada por una empresa, cuenta con los permisos necesarios Los asistentes han llenado el recinto, un aparcamiento cercano al puerto de Valencia En los alrededores no hay altercados, pero en el interior se suceden las asistencias médicas
Cerca de 40.000 vatios de sonido en cuatro espacios musicales abiertos desde la mañana durante diez horas seguidas. Casi 12.000 universitarios y estudiantes internacionales. Paella, sol y alcohol. Todo el que quieras traer. Ingredientes para la fiesta universitaria perfecta. El macrobotellón Live Spring Valencia organizado por la empresa valenciana Babalú Group en un solar cercano al puerto de Valencia ha congregado a miles de personas. Varios operarios de la empresa se han dedicado a recoger la basura acumulada en los aledaños del recinto y la Policía Local, en la entrada, aseguraba esta tarde que estaba siendo un día sin incidentes. En el interior, un goteo incesante de lipotimias y borracheras alimentaba la actividad de los dos hospitales de campaña dispuestos por la organización.
Dos hospitales de campaña y una UVI atendían a los asistentes
"Dios hizo el mundo en un momento y el render tardó siete días", rezaban las camisetas de algunos estudiantes de comunicación audiovisual. "Te enseño lo que quieras, soy pedagoga", decían otras, junto a sus alias en Twitter. Cerca de las 11.30 de este viernes, centenares de personas hacían cola frente al aparcamiento donde se ha realizado la fiesta. Iban cargados con botellas de plástico. El vidrio no era bienvenido. Licores, todos los que fueran capaces de traer. Por un precio entre 10 y 17 euros, entraban a una fiesta donde se les ha dado un plato de paella y una bebida energética.
"Todos los asistentes son mayores de edad. Las pulseras llevan un código de barras asociado al DNI de la persona, de manera que tenemos en todo momento control del aforo y quien está dentro o fuera por si pasara alguna cosa", contaba Javier Montalvà, organizador del evento. Este alcoyano de 28 años ha organizado con su empresa varios macrobotellones en distintas ciudades españolas. Los ingresos que recauda con una fiesta así son muy elevados, pero también los gastos. El alquiler del recinto y los sueldos del personal, asegura, son lo más caro.
Algunos jóvenes chupaban una manguera unida a un embudo para engullir bebida casi sin tragar
Algunos grupos de jóvenes chupaban una manquera unida a un embudo, alimentado por arriba con bebida, para engullirla casi sin tragar. Con un ritmo como ese, no resulta extraño que cerca de las seis de la tarde un goteo incesante de lipotimias y personas en profundo estado de embriaguez poblaran los dos hospitales de campaña dispuestos por la organización.
"El recinto está marcado como si fuera una cuadrícula y hay una pareja de operarios en cada una para vigilar que todo marche con normalidad. Si hay un desvanecimiento, tenemos un hospital de campaña, una UVI y, si con eso no es suficiente, les llevaríamos al hospital. De momento la ambulancia no ha tenido que salir del recinto", explicaba el organizador. "En principio no ha habido ninguna incidencia destacable". La Policía Local estaba de acuerdo y aseguraba que la organización era "bastante buena".
Los vecinos no se han quejado por la macrofiesta
"Venir es como una liberación dentro de los estudios", decía Esther Martínez (24 años), estudiante de enfermería. "No he bebido mucho, he bebido lo suficiente", decía divertida Carla Serrano (20 años), estudiante de educación social.
"¡Esto es terminar con la juventud!", se quejaba Antonio (71 años), pegado a la verja de entrada. Vecino de un edificio cercano, explicaba que la fiesta no le ha molestado porque se ha realizado de día y en una zona sin edificios, de manera que no ha interrumpido su sueño ni sus actividades normales.
"Yo tengo nietos de esa edad y me gustaría que perdieran el tiempo en otras cosas más importantes para su formación", decía Paco (73 años), vecino de la zona. La fiesta no le ha dejado indiferente: "Con todo el lío que hay en España, yo creo que todo esto se organiza para intentar taparles a los jóvenes la realidad".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.