“No hay futuro sin la dignidad de la gente del campo”
El antiguo líder sindical promueve el desarrollo de la agricultura ecológica
“Quiero ser lo que tú me dices, pero en mi hambre mando yo”. Ese es el lema que guía la vida de Francisco Casero Rodríguez (Marchena, Sevilla, 1948), ecologista, pacifista, antiguo líder sindical del campo y, sobre todo, persona comprometida con el desarrollo sostenible de Andalucía. Casero preside la Asociación Valor Ecológico, Ecovalia, que ha heredado el nombre y la filosofía del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica, primer organismo en certificar este tipo de productos en España. Emigrante retornado, Casero se enroló con diez años en la organización Niños Reparadores, después fundó el SOC de la mano, entre otros, de Diamantino García, Miguel Manaute y Gonzalo Sánchez, llegando a ser detenido por ocupar fincas. Ahora, cerca de jubilarse, su última causa, dice, será crear una fundación para promover valores como la autoestima, la dignidad y el reconocimiento social para la gente del campo.
Pregunta. Hay quien ve la agricultura ecológica como algo de románticos.
Respuesta. Quien piense eso desconoce este sistema de producción. En este caso no es solamente generar un producto, es también actuar en el medio y desarrollar un conocimiento. Lo que estamos aportando desde el sector ecológico es una visión global y trabajar también por el valor añadido. No puede haber futuro si no hay autoestima, dignidad y reconocimiento de la gente del campo. Por tanto, no es una visión romántica, sino más amplia, empresarial, con responsabilidades sociales y medioambientales.
P. Y en tiempos de crisis, ¿cómo lo llevan los productores ecológicos?
R. En tiempos de crisis el consumo de productos ecológico está aumentando a un porcentaje no inferior al 5% anual. Quien se queja del precio es por su mentalidad estrecha, pues no se tiene en cuenta lo que cuesta la sanidad o la estabilidad del medio natural. En la actualidad, los costes indirectos ya están superando a los costes directos.
P. ¿Cómo se explica que seamos líderes en producción y que estemos a la cola en consumo?
R. En Centroeuropa está surgiendo un sector social que se da cuenta de la importancia de la alimentación. Nosotros hemos tenido siempre una cultura más ligada a lo rural y nos ha costado más diferenciar el tema. Pero un problema es lo difícil que ha sido, y es, encontrar productos ecológicos. A muchas empresas les es más fácil vender en cualquier parte del mundo que vender en España, porque no hay una red de distribución.
P. ¿Qué persiguen desde la Asociación Valor Ecológico y el sello de calidad Ecovalia?
R. Es una asociación que tiene que ver con el paisaje, el agua, la energía, la conservación y, en definitiva, con la gente y su autoestima. Buscamos un mayor valor añadido entre los agricultores, pues ahora solo tenemos 0,22 euros de media de valor añadido, frente a 0,50 de la media nacional y un euro de la europea. No es de recibo, por ejemplo, que en la tierra del aceite haya grandes superficies promocionando el de otros países. Eso es carencia de autoestima.
P. Y en un contexto de mercados globalizados, ¿los productos ecológicos cómo pueden ser competitivos?
R. Por el hecho diferencial. ¿Por qué no pensamos que tenemos un valor añadido? Cerca del 60% de la población mundial vive ya a menos de 50 kilómetros de la costa. Se está abandonando el interior y, sin embargo, la alimentación no es posible sin la gente del campo. La Política Agraria Común (PAC) debe servir para corregir eso, y no para mantener una situación que nos empobrece. El campo se está envejeciendo, el 56% de la población tiene más de 55 años. No es atractivo porque no tiene reconocimiento social, no se valora.
P. ¿Qué ayudas tienen los productores ecológicos?
R. El documento de la PAC que prepara Bruselas responde muy bien a potenciar el sector ecológico, pero no veo esa misma apuesta en el ámbito nacional o regional. España es con diferencia la que lidera la producción ecológica en Europa, con 1,6 millones de hectáreas, y se trata de un sector con un desarrollo potencial de 48.000 millones de euros en toda Europa, pero aquí aún no somos conscientes de ese potencial.
P. ¿Y el apoyo de la Junta?
R. Creemos que falta mayor sensibilidad para potenciar el tejido empresarial. Por ejemplo, en relación con la medida de garantizar tres comidas a niños de familias sin recursos, por qué no hay un programa para llevar menús ecológicos y que los sirvan empresas de la zona. Tememos que se hará a través de un servicio donde muchos productos vendrán de fuera. Y por qué no una campaña para vincular lo ecológico con la salud, teniendo en cuenta que la sanidad tiene el coste público más elevado.
P. ¿Apoya la declaración de Andalucía como territorio libre de transgénicos?
R. Totalmente. Hay una normativa europea clara. Los transgénicos están provocando muchos problemas de contaminación, por ejemplo en la ganadería donde hay que hacer análisis al maíz y a la soja partida por partida con costes tremendos.
P. Usted que fue el líder jornalero en los años ochenta, ¿qué reflexión le merece que, tres décadas después, los jornaleros las sigan ocupando con reivindicaciones similares?
R. Hay una diferencia importante. En aquellos años había un diálogo ante los problemas. Ahora todo está paralizado. Por un lado, unas Administraciones con falta total de sensibilidad y, por otro, un movimiento jornalero confuso por no exponer claramente sus reivindicaciones.
P. ¿Hace falta una nueva reforma agraria en Andalucía?
R. Más que eso hace falta plantear de verdad un plan serio sobre agricultura y ganadería ecológica, que sería hoy en día mucha más revolución que hablar solo de reforma agraria. Es decir, convertir al sector alimentario en clave de nuestro desarrollo junto al turismo. La agricultura ecológica genera entre un 20% y un 30% más de empleo, deja mayor valor añadido y, por tanto, es clave.
Pronunciamiento claro sobre el PER
- Francisco Casero habla claro para referirse al PER y al subsidio agrario. "Como objetivo permanente no se puede mantener. Lo que pasa es que ante una situación de paro tan generalizada, y con tanta gente desesperada, hacen falta medidas inmediatas. Lo triste es que no sepamos dar respuesta", dice. Casero sostiene que toda inversión tiene que tener una rentabilidad y unos resultados para la sociedad. "Lo que no es positivo es mantener a la gente si a cambio no tienen un compromiso de devolución a la sociedad". Por tanto, cree que la filosofía que originó el subsidio ha cambiado: "En los años setenta había necesidad de que los derechos aumentasen porque veníamos de una dictadura, pero ahora me parece más importante aumentar las obligaciones".
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