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Zinealdea, un proyecto de ficción

El mayor plató cinematográfico de Euskadi sigue sin estrenarse dos años después de terminado Se han invertido 24 millones y está vacío de contenido

Mikel Ormazabal
Una persona pasea por delante de las instalaciones de Zinealdea.
Una persona pasea por delante de las instalaciones de Zinealdea.JAVIER HERNÁNDEZ

Lo que iba a ser “Euskal Hollywood” o “El oasis del séptimo arte”, el mayor plató cinematográfico del País Vasco y una referencia para el resto de España, ha quedado reducido a un mero decorado. El parque industrial audiovisual y escénico Zinealdea, ubicado en un polígono de Oiartzun, es un edificio de 18.000 metros cuadrados cuya construcción ha costado 24 millones de euros y permanece cerrado a cal y canto desde el día en que finalizaron las obras, hace casi dos años. Hoy por hoy, Zinealdea es un proyecto de ficción sin visos de celebrar su estreno.

“Zinealdea está muerto. Solo falta que alguien ponga la esquela”. El epílogo corresponde a una de las personas que intervino en su desarrollo y gestión. Los impulsores de la idea achacan el fracaso a la situación económica. “No hay otra razón que la crisis para explicar que esto no haya funcionado”, afirma Kike Santiago, el alma máter.

La película arrancó en 2000 con un guión muy sugerente. Santiago, entonces director del centro de artes escénicas Sarobe de Urnieta, presentó un ambicioso proyecto para concentrar en una parcela de 80.000 metros cuadrados “un gran centro multidisciplinar” especializado en la producción audiovisual y escénica, apto para rodar largometrajes, series de televisión o anuncios publicitarios, además de acoger representaciones de música, teatro, ópera y circo. A los platós y estudios de grabación, el proyecto sumaba una zona de oficinas para reunir a las empresas relacionadas con el mundo del cine, salas polivalentes de ensayo, edición y posproducción, camerinos, un laboratorio digital... En una fase posterior se levantaría otro edificio con un centro de formación y un hotel de seis plantas con 120 habitaciones, entre otras instalaciones. La inversión total se cifró en 60 millones.

13 años después

Zinealdea
Zinealdea

Zinealdea fue una idea de Kike Santiago, creador y director del centro de artes escénicas Sarobe de Urnieta. Para impulsarla en 2000, se asoció con Joxi Lizeaga, alcalde del PNV en esta localidad entre 1991 y 2000, responsable del fiasco que supuso la creación y posterior privatización de la telefónica local Urnietatel. Aquella fallida operación le obligó a dimitir como senador en 2002 y al cese de su hermana Maixa como regidora.

Zinealdea se concibió como una iniciativa privada, aunque ha contado desde su gestación con el auxilio y el apoyo de la agencia de desarrollo Oarsoaldea, que integran los ayuntamientos de Oiartzun, Lezo, Pasaia y Rentería. El gerente de Oarsoaldea, Fernando Nebreda, ha participado activamente en el desarrollo de Zinealdea, aunque ahora dice estar al margen y alejado de las dificultades que atraviesa. Al inicio también intervino la sociedad Sprilur, dirigida entonces por Antton Zubiaurre, propietaria de los terrenos.

La inauguración del complejo audiovisual iba a ser inminente —se dijo que antes de 2006 estaría listo—, pero el inicio de las obras se demoró más de lo previsto por razones administrativas y estas no arrancaron hasta septiembre de 2007, después de varios viajes a Europa y México para obtener el respaldo de expertos a la idea y características del proyecto.

La construcción del edificio principal de Zinealdea acabó a finales de 2011. Dispone de un plató central de 1.800 metros cuadrados y 16 metros de altura, otro mediano de 800 metros y 14 de altura, y tres más pequeños, de 300 metros y seis de alto cada uno. Están comunicados por un espacio polivalente para el tránsito y montaje de decorados. Cuenta también con dos plantas de 1.500 metros cuadrados para oficinas. Todo está sin uso alguno.

Zinealdea, vacío y sin equipar, ha tenido un coste de unos 24 millones, según Santiago. Han sido aportados íntegramente por Zineazpiegiturak Oiartzun, formada por cuatro promotores privados: Gabriel Salegui, José Luis Jiménez, Kike Santiago y Joxi Lizeaga. El primero, socio mayoritario, ha sido quien ha asumido el peso económico de la inversión. Los dos últimos se han encargado de la gestión del proyecto y de buscar acuerdos con empresas y productoras dispuestas a emprender su actividad en Zinealdea. Ninguno de estos planes ha llegado a cristalizar.

“La crisis y la falta de apoyo y compromiso institucional han sido las causas de que Zinealdea esté parado”, afirma Santiago. “La situación no está para muchas películas”, señala el empresario Jiménez. En su opinión, “el proyecto está vivo; lo que está muerto es el capital”, dice lamentando que “Kutxa no ha puesto ninguna facilidad”.

Zinealdea quería ser “un referente internacional”, repitieron sus impulsores, porque iba a ofrecer “unos estudios cinematográficos de nivel mundial, como Pinewood en Reino Unido o Barrandov en la República Checa”, según una memoria interna. En 2010, Santiago declaró que el éxito estaba garantizado y se jactó de tener asegurada una ocupación del 70% de las instalaciones con empresas y productoras vascas, del resto de España, francesas, del norte de Europa e incluso de México. Jiménez recuerda que en 2009 “había 15 clientes cerrados”. Aquellos supuestos contratos se los ha llevado el viento.

Kike Santiago: “Este mes es clave” para reflotar o enterrar Zinealdea

La “única” solución para reflotar Zinealdea pasa por “buscar fuera de España nuevos inversores vinculados al mundo audiovisual”, plantea Jiménez, que apunta a multimillonarios rusos o árabes como tabla de salvación. Al parecer, meses atrás se mantuvieron conversaciones para que la cadena televisiva Al Jazeera emitiera sus programas desde Oiartzun, asegura a este diario uno de los promotores.

Santiago considera que la viabilidad de Zinealdea es posible, y propone “crear una empresa de gestión de contenidos participada por instituciones y empresas privadas del sector audiovisual”. El inspirador del polo audiovisual y escénico de Oiartzun avisa de que “este mes es clave” para sacar el proyecto a flote o para enterrarlo definitivamente. “Tengo ganas de zanjar este asunto, en un sentido o en otro, porque está siendo muy duro”. Tiene previsto reunirse esta próxima semana con los inversores: “O lo tumbamos o lo hacemos funcionar para lo que se construyó, porque no se pueden cambiar los usos audiovisuales y culturales del edificio”, sentencia.

Un guiño a Francia

Aprovechando el tirón del Festival de Cine de San Sebastián, el músculo que entonces tenía el sector audiovisual vasco y la riqueza paisajística de Euskadi, Zinealdea iba a ser la “aldea del cine” del norte de España. Cuando las obras estaban terminando, el principal promotor, Gabriel Salegui, manifestó que “Zinealdea tenía el objetivo de potenciar en el País Vasco toda la industria audiovisual y escénica. Queremos que sea un referente en toda la cordillera cantábrica y el arco atlántico, un nexo de unión entre Francia y España que fortalezca la producción de cine y escenográfica”.

Los impulsores quisieron darle mucha importancia al carácter transfronterizo del proyecto. Se firmaron convenios con las autoridades de Aquitania y con empresas del sector, con una escuela de cine de Mont de Marsan, para abrirse al mercado francés y captar producciones provenientes de Paris. Se mantuvieron contactos con la productora del cineasta Luc Bresson. En la fase final de las obras se dio por segura la presencia en esta ciudad del cine de firmas reconocidas como Papaye (alquiler de material técnico) o la especialista en montaje de platós Alfacom, entre otras.

Zinealdea quería ser el motor de la industria audiovisual, que en la actualidad da trabajo a 1.741 personas, según datos facilitados por el clúster audiovisual Eiken. El sector facturó el año pasado 118,76 millones, siguiendo la tendencia a la baja de los años precedentes.

Diversas autoridades públicas que visitaron la sede de Zinealdea, como el exconsejero de Industria Bernabé Unda o el ex diputado foral de Innovación José Ramón Guridi, destacaron la apuesta por la innovación y la competitividad del proyecto.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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