¿Quién nos ha empobrecido?
Nada de lo que ocurre hoy se entiende sin ver de dónde venimos
La puesta en marcha de planes de actuación contra la exclusión social ha vuelto a despertar tópicos e insultos contra Andalucía.
Dejando a un lado maldades como las del diputado del PP que nos compara por ello con Etiopía, la crítica que me parece menos rigurosa es la que se viene haciendo para culpar de la pobreza y de nuestro atraso, que es cierto que padece Andalucía, a los 30 años de autonomía y gobierno del Partido Socialista.
Tengo la convicción de que nos conviene analizar y censurar abiertamente lo que nos parezca que se ha hecho mal en esta etapa de autonomía y democracia. Es lo que permitiría hacerlo bien en el futuro porque implicar a toda la ciudadanía en el debate sobre los errores de los gobiernos y en el diseño de su propio futuro es la mejor manera de evitar que se cometan de nuevo. Pero eso es una cosa y otra desvirtuar la historia tratando de que los pueblos se flagelen sin cesar, para que así se hastíen, se desmovilicen y terminen renegando de ellos mismos y de sus intereses auténticos.
En los últimos 30 años han
¿Acaso es lógico creer, como dicen los dirigentes del PP, que la situación actual en la que se encuentra nuestra economía, tan mala, solo es el resultado de la política del gobierno de la Junta de Andalucía?, ¿no tiene nada que ver con ella, con la consolidación de un modelo productivo depredador e insostenible, por ejemplo, lo que han hecho los ayuntamientos, muchos de ellos gobernados desde hace años por el PP, o el conjunto de la sociedad civil, de la que sus votantes y dirigentes también forman parte?, ¿no tiene ninguna responsabilidad ese partido, financiado como ya sabemos por promotores, bancos y grandes empresarios, por la nefasta especialización de nuestra economía, impuesta, precisamente, para favorecer a esos grupos de poder económico?, ¿no han influido tampoco las leyes del Gobierno central, como la del suelo, las fiscales, ambientales o energéticas, que promovieron Aznar y ahora Rajoy?
Por otro lado, y sin que esto mengüe la responsabilidad de quienes han gobernado Andalucía en los últimos 30 años, me parece que nada de lo que ocurre hoy día se puede entender sin considerar de dónde venimos. Decir que la pobreza y el atraso son el resultado del gobierno reciente de la Junta de Andalucía solo sirve, entre otras cosas, para lavarle la cara a una dictadura que todavía no condena claramente el PP y que se impuso, precisamente, para sostener a los grupos sociales que sí que empobrecieron realmente y durante decenios a nuestra tierra.
A todos nos avergüenza, por ejemplo, mantener índices tan elevados de fracaso escolar (que mejoran, por cierto). Pero, ¿acaso es extraño que se den hoy cuando ayer, en 1970 por ejemplo, solo tenía estudios de bachiller superior el 13,2% de toda la población andaluza, el 10,9% de las mujeres o el 3,5%, el 4,4% o el 4,8% de la que vivía en las zonas rurales de Cádiz, Málaga o Sevilla respectivamente?, ¿o cuando solo el 18,7% de la que vivía en el campo tenía el bachiller elemental (prácticamente la mitad que la media nacional)?
Lo cierto es que en los últimos 30 años han mejorado de manera indiscutible el bienestar y las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los andaluces, aunque no siempre hayamos ganado posiciones relativas respecto a otros territorios. Y si no han mejorado más y la crisis nos azota de modo especial ha sido precisamente porque no se han combatido con resolución los viejos males que nos empobrecen desde hace ya mucho tiempo, el proteccionismo a los grupos de poder económico y la desprotección a los más débiles, el clientelismo, la dependencia y la cultura del subsidio o del negocio rápido, o la concentración de la renta y la propiedad que reduce el poder adquisitivo de la población y debilita el mercado interno, todo lo cual impide salir de la pobreza porque no deja que sea toda la población la que contribuya a crear riqueza.
La solución es erradicarlos y no tirarnos los trastos a la cabeza buscando votos como sea.
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