El ‘falso’ pantocrátor de Sant Climent
Muchos de los visitantes del MNAC piensan que las pinturas son copias La Vall de Boí no renuncia a las pinturas de Sant Climent
Desde que en 1904 Domènech i Montaner redescubriera la arquitectura y la pintura románica del siglo XII del Vall de Boí (Lleida), jamás se había producido un encuentro al más alto nivel entre todos los que tienen algo que ver, de una forma u otra, con estos edificios que han acabado convertidos en Patrimonio de la Humanidad y en iconos del arte. Se han reunido representantes del obispado de la Seu de Urgell, propietaria de los edificios, el ayuntamiento de la Vall de Boí, investigadores de la universidad, la Generalitat y el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que custodia muchas de las pinturas murales que decoraban estos edificios tras ser arrancadas para evitar ser vendidas a comienzos del siglo XX. Durante dos días, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), se ha hablado sobre esta iglesia en Sant Climent: un debate necesario, dentro de las Jornadas de Culturas Medievales promovidas por el Instituto de Recerca en Cultures Medievales (IRCVM) de la Universidad de Barcelona. Durante las jornadas, el alcalde de la Vall de Boí aseguró que nunca renunciarán al regreso de las pinturas.
Tras dos días de apasionadas jornadas, una de las conclusiones más destacadas, para el neófito, es que el llamado pantocrátor de Sant Climent no es tal, sino que la representación es la de un Cristo en majestad y así se ha de llamar desde ahora, algo que los expertos aseguran es una batalla perdida. A partir de ahí las diferentes miradas sobre la pintura de Sant Climent y las actuaciones en el edificio no siempre coincidieron. La catedrática Milagros Guardia, que realizó la lección inaugural, aseguró que el pintor anónimo que las creó era un gran muralista que dominaba la monumentalidad. Ella fue la que aportó la primera sorpresa al asegurar que la inscripción que decora una de las columnas que lleva la fecha de consagración de la iglesia de 1123 se hizo más tarde, entre 1130 o en 1140 y que la que podemos ver en el MNAC en realidad es una recreación, algo desvirtuada, de la original que los vecinos destruyeron. Guardia reiteró su hipótesis de que durante los trabajos de reforma del edificio en los años sesenta Ramon Gudiol, regaló el frontal del altar de la iglesia a Antoni Tàpies, con la que creó en 1971 Pintura románica y barretina.
En cuanto a la presentación de las pinturas en el MNAC, Jordi Camps, el jefe del departamento de románico del museo, explicó cómo la reforma llevada a cabo por Gae Aulenti hizo que la obra se viera desde 1995 desde uno de sus lados “perdiéndose la entrada frontal potente”. Según Camps, la última presentación de 2011 acentúa, con la iluminación, las obras. Será por eso, que muchos visitantes del museo, felicitan al MNAC por la calidad de las copias. Según Camp uno de los retos del museo es “difundir mejor el conjunto”.
Mireia Mestre, jefa de restauración del MNAC, explicó que el Cristo —sobre el que no se ha intervenido nunca— está en perfecto estado y “aguantaría otros cincuenta años sin intervenir. Sería uno de los mayores retos”, aseguro, pero “no existen los recursos económicos para hacerlo ahora”.
Los representantes de la Generalitat, que trabajan hace un año en la nueva museografía del edificio de Sant Climent —mínima porque el edificio sigue siendo lugar de culto y estará lista en un mes— explicaron en qué consistirá el mapping que proyectarán desde julio: un ambicioso proyecto que cuenta con el respaldo (400.000 euros) del programa Romanic Obert de La Caixa. Antes ha de salvar la dificultad de proyectar en una pared desnuda y curva y permitirá ver todas las pinturas reintegradas de forma virtual. La iniciativa que no convencía a los vecinos organizados en la plataforma “anti pantocrátor digital” llevó a una reunión de urgencia el pasado lunes para convencerlos.
Tras retirar la copia de la pintura realizada por Ramon Millet en 1960, comenzó hace 15 días la restauración de los muros. En medio siglo no se había visto cómo habían quedado tras el arranque de las pinturas. La restauradora Mercè Marquès, tras revisar solo el 15% del muro, asegura que las capas profundas están en muy buen estado y que se “podrá ver de nuevo la figura del cristo original”. También que se han localizado dos ventanas (una un óculo) ocultas en la parte inferior del ábside central, que se cegaron para poder pintar, pero que tienen restos de frescos anteriores. Esa es otra de las incógnitas de Sant Climent. No se sabe si se construyó una primera iglesia que acabó destruida por un alud y luego se levantó un segundo edificio, o si en realidad hubo dos fases de construcción del mismo edificio.
Durante las jornadas quedó en evidencia que los trabajos de unos son mirados de reojo por otros. Inmaculada Lores y Guardia, preparan la primera monografía, parece increíble, que existirá sobre la iglesia, que incluye “una cantidad enorme de material inédito, localizado en 12 archivos”. Ante los reunidos Lores aseguró que “nadie en la Generalitat les había pedido su colaboración a la hora de llevar a cabo los trabajos, y con los tiempos que corren duplicar esfuerzos es innecesario”. Joan Perelada, alcalde de la Vall de Boí, reconoció, bajo la mirada del Cristo, que los planes son positivos para su localidad, pero reivindicó el retorno de las pinturas. “Nunca dejaremos de pedirlo", sentenció.
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