Condenado a casi 25 años el asesino del joyero de la Rambla de Guipúscoa
Sergi Isart, alias El Ruso, apuñaló en el corazón al dueño del local cuando intentó defenderse Tres semanas después del robo, el condenado alardeó en Facebook del crimen
Con solo 21 años, Sergi Isart, alias El Ruso, mató de un navajazo en el corazón a Zósimo González, de 62 años. El 16 de octubre de 2010, irrumpió en la joyería que regentaba en el número 35 de la rambla de Guipúscoa de Barcelona. En solo 14 segundos, se acercó a Zósimo, le acorraló detrás de mostrador y cuando este intentó rociarle con un spray pimienta -que no le causó ninguna irritación porque llevaba puesto el caso de la moto con la visera bajada- le "clavó la navaja que llevaba, en el pecho, en la zona del corazón". La Audiencia de Barcelona le condena a 20 años por un asesinato con alevosía y a 4 años y 9 meses por un robo con violencia. Las joyas nunca aparecieron.
El tribunal condena también a Edgar Rodríguez y a Wilber Alexis Castillo por el asesinato. El último fingió ser un cliente y tocó al timbre de la joyería para que le abriesen. De esa forma, Sergi y Eric, ambos tapados con el casco, pudieron entrar en el establecimiento y atracarlo. Para dar más credibilidad a su teatrillo, El Ruso simuló golpear a Wilber, que permaneció en el suelo durante el robo, fingiendo ser una víctima más. La Audiencia condena a Edgar en total a 18 años y tres meses de prisión y a Wilber a 10 años y medio, al que le aplica un atenuante porque acabó confesando los hechos ante la policía, aunque tardó tres meses en hacerlo, y después de que las escuchas telefónicas le delatasen.
El Ruso es un "peligro social", a ojos del tribunal, que hace un repaso a todas las "medidas educativas y de reinserción" que ha "desaprovechado" desde que empezó su trayectoria delictiva a los 16 años. Tres semanas después de asesinar a Zósimo, según pudo comprobar este diario, Sergi mantuvo el siguiente diálogo -reproducido de forma literal- con un amigo por Facebook:
- "Me vuelto sicario pagarme 15.000 euros i o mato a kien kerais", escribía Sergi
- "Asesino por accidente", le dice un amigo
- "Jajajaja, por decir algo", cierra él.
Nacido en Tomsk (Rusia) y adoptado por una familia catalana, Sergi empezó a delinquir siendo un adolescente, cuando robó dos joyerías y un hotel. Entonces ingresó en su primer centro de menores, que acabaría conociéndose a la perfección. De día trabajaba de pintor, por las noches dormía en los centros y los fines de semana vivía con sus padres, en el barrio de las casas baratas de Can Peguera, en Nou Barris. Todos los condenados por este crimen viven en la misma zona, son colegas de una pandilla formada en el barrio con la renta más baja de Barcelona.
Una vez cerrada la instrucción de este caso, El Ruso fue condenado por otro robo a una joyería. Se valió de la misma técnica, y le causó un traumatismo cranoencefálico al dueño. El tribunal destaca que El Ruso mató a Zósimo de forma "dolosa, gratuita e injustificada". "Ni retrocedió, ni se asustó, ni quedó aturdido ni lesionado", subraya la audiencia sobre la actitud del condenado.
Sergi lo negó todo en el juzgado. Las zapatillas deportivas que los agentes encontraron en la galería de casa de sus padres con restos de sangre de Zósimo dijo que alguien se las dio para que las guardase, pero no quiso decir quién. Lo mismo con el teléfono móvil que utilizaba y que los Mossos d'Esquadra ubicaron en el momento del robo junto a la joyería. "Se lo dejé a un amigo", aseguró, aunque tampoco dio su nombre. Nadie le creyó. Los tres condenados deberán indemnizar a la familia con más de 186.000 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.