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Feijóo se defiende en Madrid porque la “gente de bien sabe que no hay caso”

El presidente gallego minimiza su relación con Dorado: “No hay sustancia”

Francesco Manetto

Alberto Núñez Feijóo llevó ayer su defensa a Madrid. Lo hizo de forma discreta, obviando las explicaciones sobre su vinculación con el narco Marcial Dorado en los noventa y sin apenas referencias directas a las fotos que desvelan esa amistad secreta. Pero el presidente de la Xunta aprovechó su primera visita a la capital de España desde que EL PAÍS publicara las imágenes el lunes pasado para tratar de minimizar esa relación y ensalzar la honestidad como valor político.

El objetivo de Feijóo consiste ahora en convencer a la opinión pública, no solo de Galicia, de que las escapadas en el yate del narco y las excursiones a la montaña junto a Dorado no tienen por qué lastrar su carrera política. Y, a pesar de que el dirigente del PP ha dejado varias preguntas y contradicciones en el aire, ayer insistió: “Llevo aproximadamente una semana dando todo tipo de respuestas sobre cuestiones que me sorprenden por su contenido y su proporción”. “Le puedo asegurar que cualquier persona de bien sabe que no hay sustancia, ni caso ni causa”, agregó el presidente gallego, al ser preguntado por su relación con Dorado, tras firmar un convenio sobre desahucios con el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner, y el presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias, José Manuel Rey.

En el acto, celebrado en la sede del órgano de gobierno de los jueces, Feijóo recurrió al argumento habitual en los últimos días e intentó restar importancia a sus viajes remitiéndose al juez José Antonio Vázquez Taín, el instructor que a principios de la década de 2000 no vio “nada ilegal” en esas fotos. “El juez ha hablado y lo ha hecho con claridad meridiana”, zanjó. A pesar de que el 61% de los ciudadanos ve insuficientes las explicaciones del presidente de la Xunta, según un sondeo de Metroscopia, este destacó que el lunes pasado ya dio una rueda de prensa “sin límites de preguntas” y recordó que el miércoles dará “la explicación debida al Parlamento gallego”. Feijóo prefirió centrarse en condenar la mentira y en calificarla de “nociva” para los políticos, mientras apelaba a la sociedad “razonable” que puede llegar a comprender los errores de un representante público.

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Desde un escenario muy distinto al primero —la presentación de un estudio sobre relaciones institucionales y comunicación entre políticos y empresas en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid—, Feijóo abundó en referencias a la veracidad en la política y en los medios; sostuvo que la mentira es “difícil de mantener” y afirmó que “el político que pretenda vivir en la mentira es alguien anacrónico y que está condenado a un progresivo aislamiento”, informa Europa Press. El mismo día en que el CIS ratificaba en su barómetro que la corrupción es la segunda preocupación de los ciudadanos y confirmaba el enorme desapego a la política, el presidente gallego hizo alarde de ejemplaridad y trató de transmitir una imagen de honestidad avanzando su diagnóstico. En su opinión, la verdadera causa del distanciamiento “entre la gente y el oficio político” y “lo que abre el foso entre la sociedad y el político es el engaño”.

No hubo más referencias a Dorado ni alusiones veladas a esa relación. Desde el pasado miércoles, Feijóo, uno de los barones populares más respetados y candidato a suceder a Mariano Rajoy, ha decidido no abundar públicamente en aclarar su vinculación con el narco, a la espera de su comparecencia en sede parlamentaria. No obstante, un 55% de los encuestados por Metroscopia cree que Feijóo ya no debería ser el líder del PP y optar por tanto a presidir el Gobierno después de Rajoy. Mientras varios dirigentes populares consideran que estas circunstancias pueden retrasar su ascenso, aunque no le inhabilitan definitivamente, el respaldo de la cúpula le llegó ayer directamente de Esteban González Pons. ¿Puede lastrar la carrera de Feijóo la relación que mantuvo con Dorado?, le preguntaron. “No”, zanjó tajante.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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