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Los municipios con superávit quieren margen para invertir en empleo

Ontinyent pide que los ayuntamientos que ahorran puedan actuar contra la crisis

Jorge Rodríguez, alcalde de Ontinyent.
Jorge Rodríguez, alcalde de Ontinyent.DANIEL GARCÍA-SALA

Las cuentas de 2012 se cerraron con 2,3 millones de superávit, poco más de un millón en remanentes de tesorería. El alcalde de Ontinyent, el socialista Jorge Rodriguez, pretende que los municipios que gastan menos de lo que ingresan puedan destinar el superávit a “inversiones productivas” que generen empleo. Una moción que cuenta, en principio, con el apoyo de todos los grupos del Ayuntamiento, y que se debatirá en el pleno del próximo jueves, insta a las Cortes Españolas a desarrollar la disposición adicional 74 de la ley de Presupuestos del Estado de 2013 para que se modifique la ley orgánica de Estabilidad Presupuestaria de 2012 con el objetivo de que los ayuntamientos puedan destinar el superávit “a la generación de nuevas inversiones” sin verse afectados por el techo de gasto.

Jorge Rodríguez, alcalde de una ciudad de 40.000 habitantes con un presupuesto anual de unos 26 millones de euros, defendió ese mismo criterio el pasado mes de enero en la comisión de Hacienda de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), donde representa a los alcaldes valencianos. “Los ahorros fruto de la buena gestión deben revertir a favor de nuestros vecinos”, sostiene Rodríguez, que preside un equipo de gobierno de izquierdas, integrado por el PSPV-PSOE y Compromís, con apoyo de Esquerra Unida del País Valencià.

“Te obligan a pagar más a los bancos”, se queja el alcalde de Ontinyent, en referencia a la norma de estabilidad que obliga a destinar el superávit a la reducción de la deuda del municipio. “Pero a los bancos ya les pagamos lo que tenemos que pagarles”, añade al destacar que Ontinyent ha reducido de 24,4 a 16 millones la deuda en dos años años. Además, el cálculo del techo de gasto se hace en base a la liquidación del presupuesto, lo que produce que “si has hecho bien los deberes, al año siguiente puedes gastar menos”. Esa regulación, sostiene Rodríguez, alimenta “la tentación de gastar a manos llenas”.

“Te obligan a pagar más a los bancos”, se queja el alcalde de Ontinyent.

La modificación de la ley orgánica fue reclamada por la FEMP y recogida, gracias a una enmienda en el Senado, en los presupuestos del Estado de este año, pero su efectiva ejecución corre prisa, en opinión del alcalde de Ontinyent, que no solo se ha convertido en un abanderado de la reivindicación a nivel estatal sino que pretende que su partido, el PSPV-PSOE, presione de una manera organizada en el mismo sentido.

¿Cómo ha conseguido el Ayuntamiento de Ontinyent hacer ahorros en tiempos de crisis cuando no ha incrementado los impuestos? Rodríguez lo resume en una idea: “Hemos renegociado muchos contratos”. Y pone ejemplos. Si el municipio destinaba 170.000 euros anuales a alquileres de despachos en 2010, en 2011 redujo la cantidad a unos 42.000 euros. En la limpieza de dependencias municipales, cuya periodicidad se redujo, sin tocar los colegios, se han ahorrado 200.000 euros. Por otra parte, si el Ayuntamiento destinó 210.000 euros en 2008 y 97.000 en 2010 a pagar horas extraordinarias, la cifra se rebajó a unos 30.000 euros en 2012. El motivo fue “una mejor organización del personal”.

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Explica Jorge Rodríguez, cuyo sueldo como alcalde es de unos 2.000 euros netos mensuales, que el municipio tiene un plan de empleo dotado con 600.000 euros. “Si nos dejasen usar el superávit, podríamos dotarlo con más de 1,6 millones de euros”, señala.

El de Ontinyent es el caso de un equipo que llegó a la alcaldía en las últimas elecciones locales en una de la ciudades medias valencianas. Albalat de la Ribera, en cambio, un municipio de 3.500 habitantes a orillas del Júcar, tiene alcalde socialista desde principios de los años 90. Y hace tiempo que sus cuentas se cierran con superávit. “No tenemos ninguna deuda con los bancos”, precisa el edil, Joan Baptista Ferrando, que se ve así liberado de la obligación legal de destinar los ahorros al servicio del endeudamiento. Con un presupuesto de 1,8 millones de euros, el Ayuntamiento de Albalat presume de “pagar a los proveedores cada 15 días” e incluso de hacerse cargo de adelantar los gastos que no se pagarían si hubiese que esperar a que la Generalitat Valenciana cumpliera sus compromisos. “Cuando entré, en los años 90, el primer problema fue obtener liquidez”, comenta Ferrando, que destaca que lo importante, “más que tener superávit, es disponer de liquidez”. Los ahorros del Ayuntamiento de Albalat de la Ribera se cifran entre 800.000 y 900.000 euros.

Ni Ontinyent ni Albalat de la Ribera son casos únicos, aunque sí escasos. Hay otros municipios valencianos que disponen de superávit y esperan que ese valioso ahorro pueda canalizarse hacia actividades que ayuden a generar empleo y contribuyan a superar los efectos de la crisis económica entre los ciudadanos.

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