Un Parlamento cercado por la policía aprueba los Presupuestos
El PP vota a favor y contra el dique flotante el mismo día en Santiago y Madrid
Empieza a ser habitual que la avenida aledaña al Parlamento gallego permanezca cortada al tráfico los días de Pleno. Ayer fueron seis furgones de la policía nacional y otras tantas docenas de agentes las que custodiaron la institución y mantuvieron detrás de las vallas al otro lado de la calle a las dos marchas que finalizaron ante la casa del pueblo: estudiantes universitarios que protestaban contra los recortes y funcionarios de todos los sindicatos posibles en pie de guerra por sus bajadas de sueldo y los despidos que prepara la Xunta.
Dentro del hemiciclo, los diputados del PP aprobaron las cuentas para este año: 8.479 millones de euros, con una caída del 2,5% sobre el ejercicio anterior y la seguridad que otorga una mayoría absoluta de 41 de los 75 escaños. Tal es el convencimiento de la Xunta de que no caben más fórmulas que su austeridad para salir de esta que el rodillo popular desbarató casi todas las enmiendas de la oposición. De las 1.066 que presentaron PSdeG, Bloque y Alternativa Galega de Esquerda se aprobaron ocho, todas de los socialistas. Hasta ahí llega el consenso posible en el Parlamento. Detrás del pacto ya previsto por populares y socialistas para aumentar el impuesto de patrimonio (a las familias que acumulan más de 700.000 euros en bienes sin contar la vivienda habitual) y recaudar ocho millones de euros más, llegó otro, menos previsible, por el que ambos partidos acuerdan que la Xunta destine cinco millones al dique flotante de Ferrol.
La instalación es una vieja reivindicación de los trabajadores del naval que ansían poder volver al tajo si por fin se pueden reparar grandes buques en la Ría de Ferrol. Sucede que la infraestructura tiene un coste aproximado de más de 170 millones de euros a financiar por el Gobierno central que no tiene previsto poner un céntimo a corto plazo. Y ni siquiera en este punto los partidos evitaron el encontronazo. Solo unos minutos después de que PP y PSdeG escenificaran su acuerdo en el hemiciclo, llegó un comunicado oficial de la Consellería de Facenda que sembró de nuevo la discordia: la nota pública decía que el dinero podría dedicarse a otras obras y eso encendió a los socialistas ,que acusaron a la Xunta de actuar con mala fe. Finalmente el portavoz del PP, Pedro Puy, tomó la palabra para advertir que se trataba de un error. Horas más tarde, el PP votó en contra en el Congreso de una iniciativa similar presentada por el BNG.
Feijóo evita el debate sobre corrupción
La mayoría del PP que ya había vetado la petición de la oposición en la Mesa de Portavoces volvió a bloquear ayer una comparecencia del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para que explicase en el hemiciclo los casos de corrupción que salpican a su partido. Fue en el inicio del Pleno inmediatamente posterior al de la aprobación de los Presupuestos.
El portavoz parlamentario del PSdeG, Abel Losada, apeló a las "últimas noticias" relacionadas con el caso Manga —que mantiene imputados al actual alcalde de Santiago, Ángel Currás; a su antecesor, Gerardo Conde Roa y al exedil de seguridad Albino Vázquez, y por el que se ha encarcelado al anterior jefe de gabinete de la alcaldía, Ángel Espadas— para incorporar la cuestión al orden del día. La propuesta fue avalada por el resto de los grupos de la oposición, pero cayó en saco roto: la desbarataron los votos de los 40 diputados —todos menos el presidente— del PP que estaban en el hemiciclo.
El bloqueo de los populares no evitará que Feijóo tenga que someterse al trago de aludir al caos en el que vive inmerso el gobierno local compostelano. Tanto Alternativa Galega de Esquerdas como el BNG le preguntarán por ello hoy, en la sesión de control al Gobierno. El presidente ha repetido que lo que pasa en la capital de Galicia “no es normal” y ha recomendado al regidor que dé explicaciones y se aplique en la gestión del día a día. La corrupción, ausente durante el debate en el hemiciclo, cobró todo el protagonismo en las protestas de funcionarios y estudiantes. Gritos de “los que privatizan tienen cuentas en Suiza” y “vuestros sobres, nuestros recortes” se sucedieron mientras un joven disfrazado de Luis Bárcenas repartía billetes de 500 euros ficticios entre los manifestantes.
El resto del debate, que se alargó desde el lunes y duró más de 15 horas, escenificó las posturas numantinas que todos los grupos mantienen desde el inició de legislatura. El PP insiste en sus recetas para contener el déficit y, ahora que han pasado las elecciones, su plan de crecimiento se reduce a un envoltorio que empaqueta todas las inversiones de otros años, sin ningún estímulo concreto.
En los bancos de enfrente, toda la oposición demanda un viraje que ponga fin a los recortes, que solo provocarán “más paro y más recesión” en esa espiral diabólica que denuncian cada vez más economistas. PSdeG, BNG y AGE votaron conjuntamente todas las enmiendas para escenificar su rechazo unánime a los planes de la Xunta (a pesar de que algunas fuesen contradictorias). Las hubo de todos los colores: para construir centros de salud, aumentar las partidas para políticas de empleo que pierden un 40% de los fondos, un impuesto a las superficies comerciales y otro a la banca, subidas del IRPF a las rentas altas, más dinero para la Universidad o fondos para luchar contra la despoblación en el rural. Todas acabaron en la cesta de los papeles. Otras enmiendas reclamaban dejar de aportar dinero público a colegios que segregan por sexo y a los capellanes que ofician en los hopistales, y también corrieron la misma suerte.
Durante las 15 horas que duró el repaso, departamento por departamento, de las cuentas para 2013 algunos diputados hicieron subir los decibelios. El de AGE Juan Manuel Fajardo atribuyó a la Xunta “políticas criminales”: el portavoz del PSdeG, Abel Losada, la acusó de practicar una “política zombie” y su homólogo en el BNG, Francisco Jorquera, lamentó que el PP gallego sea el último “en caer de la burra”. Pedro Puy, por el PP, en cambio, defendió que estas cuentas contribuyen a mantener el Estado de bienestar sin incurrir en nuevos déficits y nuevas deudas.
Fuera, a más de 100 metros y detrás de dos vallas (la de la institución y las que colocó la polícia en la calle) el millar de manifestantes no dejaron de clamar contra Feijóo y los suyos.
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