Botella cierra 2012 con superávit subiendo impuestos y recortando servicios
El Ayuntamiento de Madrid debe 500 millones a sus proveedores Uno de cada cuatro euros los dedica a pagar la deuda a los bancos
Esta es una noticia sobre cifras, pero no se asuste: detrás de cada número encontrará también la explicación de cómo le afecta en su día a día. Estas cifras constituyen además la columna vertebral del mandato político de Ana Botella (Partido Popular) al frente de la alcaldía de Madrid. Esto es para ella lo más importante. ¿Cómo resumirlo para alguien con prisa?
El Ayuntamiento pagó en 2012 casi 1.000 millones de euros a los bancos, es decir, uno de cada cuatro euros que ingresa y gasta lo dedica a cumplir con su hipoteca por las obras del anterior alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (PP). Pese a ello, aún debe 6.667 millones, y no terminará de pagar hasta dentro de 10 o 15 años. Obligado por el Gobierno central (PP), el año pasado tuvo que abonar además, de una tacada, los 1.000 millones que debía a sus proveedores. Sin embargo, ya vuelva a deber 500 millones otra vez. ¿Qué ha mejorado, entonces? En primer lugar, que se paga a los bancos. Es obligatorio, es cierto, pero no es una cuestión menor. En segundo lugar, que las facturas a proveedores se abonan con seis meses de retraso. La ley obliga a que se haga en 30 días, es cierto, pero hasta ahora el retraso era de 11 meses.
Y, en tercer lugar, que el remanente de tesorería ha pasado de 876 millones en negativo a cuatro millones en positivo. Es decir, las cuentas de gastos e ingresos empiezan a cuadrar, no como antes, que los gastos se contabilizaban ajustados a la realidad pero los ingresos incluían siempre un brindis al sol. Así, la alcaldesa puede presumir, al contrario que el Estado y que la mayoría de Gobiernos regionales (incluido el madrileño), de superávit: 841 millones. Y eso pese a que, al contrario que el resto de Administraciones, no puede refinanciar su deuda, lo que le obligó a pagar el año pasado más de 700 millones a los bancos (más otros 300 de intereses).
¿Cuál es la mala noticia, entonces? Que el dinero para pagar a los bancos y a los proveedores lo que se les debe, y para cuadrar al mismo tiempo las cuentas municipales, ha salido del recorte efectuado sobre los servicios municipales y de una subida de impuestos, tasas y precios (polideportivos, piscinas, talleres culturales, escuelas de música). El tijeretazo ha sido de 492 millones de euros, el doble de lo previsto en el plan de ajuste. Ha afectado a todas las partidas, incluidas las sociales y de lucha contra el desempleo. El paro registrado creció en Madrid en 17.435 personas en enero. En el último año, con Botella en la alcaldía, ha crecido un 11%. En la ciudad hay 123.275 personas que sobreviven sin ningún subsidio. "El dato de empleo es muy malo, pero las Administraciones no creamos empleo sino las condiciones para que la gente se decida a invertir", ha dicho hoy Botella. La alcaldesa ha avanzado en cualquier caso que prepara un nuevo plan para emprendedores.
>> “Nos hemos comido parte del futuro de la generación siguiente”. Botella llegó a la alcaldía en diciembre de 2011, cuando Alberto Ruiz-Gallardón la abandonó para ser ministro de Justicia. El Partido Popular, que lleva 23 años gobernando la ciudad, había ganado las elecciones con mayoría absoluta siete meses antes. Las ganó Gallardón, que se presentó pese a saber que no cumpliría ni un año más en la alcaldía. Ahora gobierna Botella, la número dos de la lista. Pero su política es consecuencia directa y extensión de la que llevó a cabo durante ocho años y medio su predecesor. Durante ese tiempo, ella fue miembro del Gobierno con distintas responsabilidades. El pasado 19 de diciembre, ya como alcaldesa, afirmó: “Nos hemos comido parte del futuro de la generación siguiente, y tenemos que hacer la digestión lo más rápidamente posible”.
>> Cumplir con los bancos y con el Gobierno. Gallardón gastó en obras 9.800 millones de euros. Quedá por pagar aún el 68% de ese dinero. Madrid debe a los bancos 6.667 millones. Por eso, ha sido intervenido de facto por el Ministerio de Hacienda, que quiere asegurarse de que los pague. En eso consiste el plan de ajuste que Botella se ha mostrado esta mañana orgullosa de cumplir. En obedecer al Ministerio de Hacienda. Porque, de lo contrario, el Gobierno tomaría medidas, usando como palanca los fondos que cada año transfiere al Ayuntamiento, que suponen casi una tercera parte de sus ingresos corrientes.
>> El recibo de la Caja Mágica y del Palacio de Cibeles. El Ayuntamiento pagará 733 millones de euros a los bancos este año. Sólo con ese dinero, se podrían costear la Caja Mágica y la reforma del Palacio de Cibeles. Supone casi cuatro veces los fondos de Asuntos Sociales, casi ocho veces el presupuesto cultural del Ayuntamiento, y 27 veces más que lo que se dedica a ayudar a los parados madrileños a buscar trabajo. Pero sólo es una pequeña parte de lo que a Madrid le queda por pagar a los bancos: en 2014, aumentará a 742 millones de euros. En 2015, serán 723 millones. Ese año habrá elecciones municipales. Pero la deuda se seguirá pagando hasta por lo menos 10 años después. De seguir con el plan de Botella, en 2022 Madrid deberá aún 1.600 millones.
Disminuyen los programas de lucha contra la drogodependencia o las pruebas gratuitas de VIH
>> Ni una petición de ayuda a Rajoy. El dinero que Madrid paga a los bancos, lo detrae del resto de partidas. Eso ha provocado que la ciudad funcione ahora al ralentí debido a los recortes en todos los servicios fundamentales que presta el Ayuntamiento a los madrileños. Para evitar que esto ocurriera, Gallardón intentó contra viento y marea, hasta el último suspiro, que el Gobierno, entonces socialista, le permitiera aplazar parte de esos pagos. Contaba con el respaldo de toda la oposición. No lo consiguió. Tanto el Estado como las autonomías sí pueden hacerlo. De hecho, la Comunidad de Madrid presume en estas fechas de haber podido renovar toda su deuda en los mercados. A la ciudad, no se le permite. Y Botella, al contrario que su predecesor, ha asegurado en repetidas ocasiones que no se lo pedirá al ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (PP). Ella quiere pagar lo más rápido posible la deuda de Gallardón. Aunque suponga paralizar la ciudad. “Tenemos que hacer la digestión lo más rápidamente posible”, dice.
>> Subida generalizada de impuestos. Pese a ello, el Gobierno sí ha echado una mano al Ayuntamiento, subiendo el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) y el impuesto de plusvalía. A ello se suma un incremento en las transferencias del Estado, y el ahorro de la paga extraordinaria de diciembre escamoteada a los funcionarios. Sin esos ingresos no previstos, el ajuste habría sido peor. Con ellos, el ajuste no se ha relajado ni un ápice. Botella ha seguido aplicando la subida del IBI que aprobó Gallardón para los próximos 10 años, y que sumada a la del Gobierno supone que el recibo medio se encarezca un 16% respecto al de 2011. Ha subido además el impuesto de circulación, el Impuesto de Actividades Económicas, la mayoría de tasas, los talleres culturales, los polideportivos, las piscinas, las escuelas de música, etcétera. Y ha puesto a la venta edificios, no sólo municipales, sino también habitados por inquilinos con alquileres sociales, a los que pretende trasladar para poder hacer caja.
>> Caída generalizada de servicios. Los servicios municipales, por el contrario, han disminuido notablemente. El presupuesto para infraestructuras está por debajo del necesario para evitar que la ciudad se caiga a pedazos. No es que no se construyan polideportivos o carriles-bici, que no se construyen, sino que ni siquiera hay dinero para arreglar los baches en la calzada. Bajan los fondos de la Policía Municipal, el del Samur; bajan los presupuestos para la limpieza de calles o para cuidar los parques, e incluso se han apagado la mayoría de fuentes porque no hay dinero para mantenerlas. Disminuyen los programas de lucha contra la drogodependencia o las pruebas gratuitas de VIH. Desaparece la construcción de vivienda social para los colectivos que, pese a la caída de precios, siguen sin poder acceder a un piso digno. Cae el presupuesto cultural, y para abrir la nueva biblioteca de Carabanchel hay que cerrar otra en ese distrito y una más en Aluche. Disminuye el presupuesto de la Agencia para el Empleo, la ayuda a parados para encontrar empleo, el presupuesto de Asuntos Sociales, las plazas en centros de día y de mayores… Y respecto a los empleados públicos, por ahora no hay despidos, a la espera de la restructuración de empresas públicas, pero sí recortes de salarios.
>> Y el principal objetivo del ajuste, incumplido. El plan de ajuste aprobado por Botella y refrendado por el Gobierno debía servir para abonar todas las facturas pendientes que dejó Gallardón, y que sumaban más de 1.000 millones de euros. Ojo, no la deuda con los bancos, que va aparte, sino con las empresas que prestan servicios al Ayuntamiento (las que recogen la basura o cuidan los parques, las que cambian las bombillas de las farolas o se encargan de que los semáforos funcionen, etcétera). Esas facturas se pagaron de una tacada a mediados del año pasado, pero la ciudad ha seguido funcionando, claro, y generando nuevas facturas… que el Ayuntamiento no ha pagado. Así, se quitó de encima 1.000 millones, pero debe ya otros 500. Por ley, debería pagar en 30 días. Antes lo hacia con 11 meses de retraso. Ahora, con seis. ¿Por qué no paga? Porque no tiene ni un euro en la caja.
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