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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El alma en los dientes

"No se acaba de entender que el aviso que vale para el tabaco no lo sea para el alcohol duro"

Las autoridades sanitarias quizás deberían de advertir que la Navidad perjudica seriamente la salud, lo mismo que otros productos de consumo más o menos diario. Por cierto, no se acaba de entender que el aviso que vale para el tabaco no lo sea para el alcohol duro, por ejemplo. Dado que el uso perjudicial depende, como casi todo, de la dosis consumida, no veo por qué tiene que ser más dañino un paquete de cigarrillos que una botella de alcohol de más de 30 grados, sobre todo considerando que un buen porcentaje de fallecidos en accidentes de tráfico se debe al consumo de alcohol y no se conoce todavía ni una sola muerte en carretera producida por haberse fumado unos cuantos cigarrillos. Supongamos que diez cigarrillos, por dar una cifra al azar, mientras que otro conductor se hace sin pestañear siete copas de alta graduación antes de terminar la fiesta y ponerse al volante del coche, que además de vehículo de transporte más o menos cómodo y muy contaminante, que esa es otra, puede comportarse como un depredador según las circunstancias. Yo no sé si las campañas de la Dirección General de Tráfico y sus atroces imágenes bastan para disuadir de la ingesta de alcohol a los conductores en general, lo mismo que dudo de la eficacia de las espectaculares fotografías que se muestran en la carátula de las cajetillas de tabaco, porque en este caso basta con que no las mires, pero me parece que respecto a la ingesta exagerada de alcoholes destilados, o simplemente de vinos de alta graduación, no son habituales los avisos más o menos institucionales respecto de sus peligros, lo que supone a todas luces una injusticia.

En Navidad se alardea de otras alegrías, y las que más me divierten son las declaraciones televisivas de los jerifaltes de antaño. Hay que ver, y escuchar si es el caso, al siniestro Rouco Varela arremetiendo contra todo aquello que no obedece a sus creencias para saber sin tapujos lo que es el autoritarismo, eclesiástico o no, con el alma en los dientes, exigiendo a Mariano Rajoy que declare ilegal de una puñetera vez el aborto y los matrimonios gay, tal como si él mismo se hubiera visto en la necesidad de abortar alguna vez o hubiera padecido la tentación de mantener otro tipo de relaciones, más íntimas, con sus discípulos o seguidores. ¿Y qué diríamos del Rey? Pues que tratar de comportarse como un buen muchacho después de su peligrosa aventura con los elefantes africanos no le autoriza a lanzar un mensaje navideño sin otro interés que el de averiguar quién demonios se lo ha escrito, ya que el glorioso fontanero Pedro Arriola no parece ser tan bobo. Y todo eso sin perder de vista la visita de Esperanza Aguirre a las puertas de la prisión a ese tal Carromero, diputado del PP, que llegose a Cuba con la intención de meter algo de bronca, y vaya si lo consiguió.

El año pasado está saldado. Cosas del calendario. Se ignora cuándo Rajoy lo dejará todo atado y bien atado y sea imposible sobrevivir a tanta atadura de ese nudo gordiano. A Rubalcaba no lo veo yo en condiciones, qué quieren que les diga.

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