El Bicentenario no deja huella
Cádiz despide 2012 sin haber conseguido los máximos propósitos que se anunciaron para el aniversario de la Constitución de 1812
Hubo un tiempo en el que en Cádiz todo acababa en 2012. Si se anunciaba un nuevo hospital, su culminación se fijaba para ese año. Si empezaban las obras de un puente o un tren, tenían que terminar para esa fecha. Si había una rehabilitación pendiente, su final quedaba previsto para entonces. La ciudad ha vivido prácticamente el último lustro llenando una agenda que, en el momento preciso, se ha desmoronado o nadie se ha acordado de ella.
El 2012 se acaba sin que Cádiz, que había aprovechado el bicentenario de la Constitución de 1812 para organizar su gran año, haya podido ver culminados los principales proyectos que se había fijado. Ha resuelto, eso sí, con éxito la organización de los grandes eventos previstos, pero ni siquiera esos fastos han cambiado la inercia del principal problema: la enorme tasa de paro.
La capital gaditana arrancó 2012 con 15.914 desempleados y lo va a terminar con 17.967 personas sin trabajo, a punto de batir el récord alcanzado en 1988. Entonces llegaron a registrarse 17.989 parados, pero con 30.000 habitantes más. Que esta tendencia del paro no haya cambiado en el gran año para la ciudad es un claro síntoma de que las oportunidades que se querían crear no han funcionado.
El cierre del oratorio
2012 se despide de Cádiz con un símbolo: las puertas cerradas del oratorio San Felipe Neri, el emblema del Bicentenario y la sede de los actos más importantes que ha acogido la ciudad en este año. Por convenio, el Consorcio debía devolver a la Iglesia, su propietaria, este inmueble. El Obispado podrá recuperar el uso religioso que tenía antes de su rehabilitación. Pero sus responsables aseguran que se buscará una fórmula para compatibilizarlo con el turismo y los usos culturales. Es un Bien de Interés Cultural, de ahí que su apertura al público más que una opción sea una obligación. Por ahora, cierra tras haber recibido a 85.000 personas desde marzo. El 70% eran de fuera de la provincia.
La Junta quiere incluir el Oratorio en una ruta turística, gestionada por un operador privado, que incluye el centro de interpretación de la Constitución en el edificio anexo, el centro del parlamentarismo y el Teatro de las Cortes de San Fernando, la Casa de Iberoamérica y el castillo de San Sebastián de Cádiz o las baterías defensivas de Puerto Real.
Algunos, como el presidente de la patronal hostelera, Antonio de María Ceballos, creen que esos datos, sin los fastos del Bicentenario, hubiesen sido muchos peores.
Cádiz inventó hace unos años la conmemoración del Bicentenario. La cifra redonda serviría para recordar que hace 200 años la ciudad fue protagonista de la Historia, porque aquí se resistió el asedio francés y aquí se proclamó la primera Constitución española. Por eso se creó en 2007, a cinco años de la gran fecha, el Consorcio del Bicentenario, el órgano administrativo que debía ejecutar las actividades e inversiones previstas para la conmemoración.
Ya previamente se habían señalado algunos objetivos: para 2012 debía estar lista la rehabilitación del oratorio San Felipe Neri, el edificio donde se debatió y aprobó la Carta Magna. También se fijó la culminación de grandes infraestructuras como la llegada del AVE o la construcción del segundo puente, el tercer acceso por carretera a la ciudad, y la organización de un buen número de conciertos, exposiciones y reuniones institucionales que pusieran a la ciudad en el mapa de la referencia iberoamericana. "2012 debe ser para Cádiz como 1992 para Sevilla o Barcelona", dijeron políticos de todo color.
De las infraestructuras, solo el oratorio San Felipe Neri y algunas sedes municipales estuvieran listas a tiempo. Algunas, como el AVE o el segundo puente, acumulan severos retrasos. Y a otras, como el nuevo hospital o la Ciudad de la Justicia, ni se les espera ya. La preparación del Bicentenario arrancó el mismo año que la crisis y han caminado juntos hasta el final. Antes de que estallara, se dibujaron grandes retos como convertir el castillo de San Sebastián en el gran centro de actividades lúdicas del año. Pero la costosa rehabilitación se quedó a medias y la fortaleza solo pudo abrir algunos días al público, prácticamente desnuda, y plagada de humedades que no se han resuelto.
Al menos Cádiz ha podido lucirse. Si de algo ha servido este año, ha sido para demostrar la capacidad organizativa de la ciudad para acoger grandes eventos, como la cumbre iberoamericana de jefes de Estado, un centenar de congresos especializados internacionales y los grandes fastos con la presencia de las máximas autoridades del país. Algunos reprochan que esas citas han sido de espaldas a los ciudadanos, aunque estos han podido festejar a su forma el Bicentenario con la gran regata de veleros y el concierto de Carlinhos Brown. También ha habido grandes citas culturales como la exposición El señor de Sipán, la retrospectiva del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín o la del artista local Hernán Cortés. Sin embargo, las grandes muestras previstas para 2012 no han llegado a ver la luz.
Gran parte de los lastres acumulados han venido de la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo en los proyectos. Y lo que se avecina para 2013 aventura lo mismo para gestionar su legado. El delegado de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil, ha propuesto crear una ruta conjunta de los monumentos rehabilitados en Cádiz, San Fernando y Puerto Real, que pueda gestionar un concesionario privado. De hecho, dice que ya hay, al menos, una oferta en firme. La alcaldesa, Teófila Martínez, le ha contestado que cada Administración debe ahora encargarse de lo suyo. El 9 de enero el Consorcio del Bicentenario hará balance y cuentas. Y no son muy halagüeñas. Antes de que acabara el año, este órgano se quejaba de que el dinero se le había ido en pagar cosas de 2010.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.