La huelga sanitaria en Madrid deja la atención a niños en precario
Los pediatras critican la falta de servicios mínimos en los centros de salud
El bebé de Macarena, de 10 meses, aguanta sereno el calor que hace en la sala de espera de Urgencias pediátricas del hospital de La Paz, en Madrid. Otros no lo llevan tan bien y lloran sin parar, para desesperación de sus padres. La sala está llena. “Llevamos algo más de dos horas”, dice Macarena. “Y me han dicho que paciencia, que van a tardar”, añade. El médico del centro de salud les ha mandado al hospital porque el bebé tiene la tensión muy alta. Otros padres, como Eva, han venido directamente, tras una llamada de la guardería que avisaba de que su hija, de seis meses, estaba con 40 de fiebre. Lleva solo hora y cuarto esperando.
Las urgencias pediátricas de los hospitales están entre los servicios más afectados por la huelga indefinida de los médicos madrileños, que ayer cumplió su sexta jornada y coincidió con la tercera de la huelga total del sector (26 y 27 de noviembre; 4 y 5 de diciembre). Ambas tienen como objetivo la retirada del Plan de Sostenibilidad del Gobierno regional, que incluye la privatización de la gestión de seis hospitales y de 27 centros de salud. A las dificultades de cualquier huelga, esta vez se ha sumado el hecho de que los servicios mínimos no incluyen a los pediatras de los centros de salud. Resultado: “Los médicos de familia han estado atendiendo a adultos y a niños, y se han producido muchas más derivaciones a los hospitales, que han saturado las urgencias”, explica Reyes Hernández, coordinadora de Pediatría del sindicato médico Amyts.
Cinta Hernández, médico de familia en el centro de salud de Griñón —atiende a 30.000 personas de siete municipios—, sabe bien lo que ha significado que sus compañeros pediatras hayan secundado la huelga: “Ayer [por el lunes] trabajé de mínimos por la tarde y el 75% de mis pacientes fueron niños. Es lo que más estamos viendo”, explicaba ayer. “Es absurdo. Los pediatras forman parte de la atención sanitaria primaria tanto como nosotros”. Hernández asegura que los niños que atendió tenían “cosas simples” y no tuvo que mandar a ninguno al hospital.
“Los médicos de familia están haciendo lo que pueden, y cuando no llegan, están derivando al hospital. Para ellos ha sido un problema porque estos días hay mucha patología respiratoria, mucha bronquiolitis, y hay casos de lactantes, niños muy pequeños que no están acostumbrados a tratar. Las familias han estado muy desatendidas”, se queja María García-Onieva, pediatra del centro de salud Entrevías, un barrio al sureste de la capital. Ella trabaja en turno de mañana junto con otro pediatra. Los dos han hecho huelga. “Muchas madres han preguntado por qué no había pediatras. Es preocupante que no esté habiendo servicios mínimos, cuando en otras huelgas había uno de mañana y otro de tarde. Estamos preocupados por si tiene que ver con el modelo futuro que quieren imponer, con pediatras solo como consultores, como en Reino Unido”, señala.
El Observatorio Pediátrico de Madrid, que agrupa a sociedades científicas de pediatría (Ampap, Sepeap y Spmycm), el sindicato Amyts y la mesa de Primaria del Colegio de Médicos, ha denunciado que la Consejería de Sanidad “trata de torpedear la huelga a costa de los derechos de los más débiles, los niños”. “Está demostrado que los médicos no especialistas en pediatría prescriben más medicamentos, derivan más y piden más pruebas que un pediatra cuando prestan asistencia a los niños en primaria”, aseguran. La ausencia de pediatras en los centros “ha dado lugar, en los primeros días de la huelga, a un colapso de las urgencias pediátricas en los hospitales madrileños, con esperas de hasta siete horas”. Fue el caso del hospital Niño Jesús, donde la huelga —los residentes la siguieron en bloque— dejó el servicio muy mermado (si hay tres adjuntos y cinco residentes, el primer día de paros fueron asignados cuatro adjuntos). Sanidad replica que los servicios mínimos se pactaron con los sindicatos.
La huelga total de ayer volvió a dejar cifras discordantes, en parte por cómo se contabilizan los mínimos. La Consejería cifró el seguimiento en el 20%; los sindicatos, en el 90%. Lo cierto es que muchas consultas se suspendieron y se formaron colas en los mostradores para pedir nuevas citas. Decenas de médicos se congregaron a mediodía en la puerta del Sol para donar sangre como un acto simbólico de protesta. La unidad móvil, que usualmente está en Sol, no apareció. En hospitales y centros de salud, profesionales en huelga informaron a los pacientes de los motivos de los paros. En algunas consultas se vieron maletas y carteles que decían “Me voy”. Trabajadores de cerca de 200 centros de salud tenían previsto pasar la noche encerrados.
Con información de Maryem Castillo y Paloma Marín.
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