Barcelona sanciona con 3.600 euros a un ciudadano por cortar parte de una higuera
Empleados municipales entraron en su terreno sin permiso
Cuenta Plutarco en su biografía de Solón que el sabio griego legisló incluso sobre la distancia a la que alguien podía plantar un árbol respecto al terreno del vecino. Y, sabio como era, estableció que esa distancia debía ser de “cinco pies” salvo para los olivos y las higueras, que debía ser de nueve, porque las raíces de estos árboles son especialmente activas. Quizá Jaume Ollé, vecino de Barcelona, no conocía las normas solónicas, pero ha aprendido mucho de árboles desde que se topó con el departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona.
El haber cortado una higuera en un terreno de su propiedad en Vallvidrera le ha costado, de momento, 3.647 euros, más un céntimo, por haber atentado contra el patrimonio verde municipal. Ollé insiste: la higuera no estaba catalogada, no figuraba como planta protegida en parte alguna y el Consistorio no le había notificado nada al respecto. Pero así son las cosas, como había depositado un aval para hacer unas obras, el Ayuntamiento de Barcelona se ha quedado el importe del mismo. Luego, ya se verá quién tiene razón. Aunque bien mirado, hay pocas dudas: no será nunca el ciudadano. Que el aparato municipal tiene por norma la ley del embudo ha quedado claro en sus relaciones con Ollé. Estaba el hombre aún inmerso (y así sigue) en tratar de explicar que el Ayuntamiento había obrado con arbitrariedad absoluta, cuando unos operarios hicieron unas obras que, casualmente, estaban al lado de su casa. Como él no estaba, tiraron la valla que les impedía entrar, hicieron lo que sea que tuvieran que hacer en su solar y se fueron. Ollé se dirigió indignado al Consistorio para pedir explicaciones. La respuesta no tiene desperdicio: “El Ayuntamiento ha cerrado el expediente administrativo correspondiente, después de analizar los hechos, y concluye que hubo una actuación impropia de los servicios municipales para acceder a la parcela aparentemente abandonada sin pedir permiso, pero que no se produjeron daños y, por tanto, no hay derecho alguno a reclamación patrimonial”.
Los elementos manejados por el Consistorio para decir que no hubo daños son los siguientes: la declaración del propietario que dice que le tiraron la valla; la declaración de una persona que estaba en la casa y que dice que los operarios tiraron la valla; la declaración de los operarios que dicen que no tiraron la valla. Es evidente a quién deben creer los dirigentes municipales. En caso de duda, el ciudadano es el responsable de todo, por el simple hecho de no ser empleado municipal ni cargo electo en la formación de gobierno (en estos momentos, CiU, aunque no tienen la exclusiva).
Pero Jaume Ollé, un hombre de cierta conciencia cívica y batallador, ha decidido plantar cara al Consistorio. Hace tres semanas escribió al Ayuntamiento para explicar que se le ha sancionado por haber eliminado una higuera, sin tener en cuenta que ha plantado otros árboles; pero, para colmo de colmos, la higuera no ha sido eliminada como dice Parques y Jardines. Solo fue cortada parcialmente porque obstruía la entrada a la casa, pero no eliminada, ya que la raíz se mantiene, así como parte del tronco, de modo que ha rebrotado, como puede comprobar cualquiera que vaya a verlo.
La carta ha debido de desconcertar a los empleados municipales porque, probablemente por error, un directivo del departamento de Licencias le ha respondido con un mail que, claramente, no va dirigido a él, sino a un tal “Jordi”, en el que dice: “He recibido este mail de Jordi Ollé (…) en referencia a la higuera afectada por la que no le devolvemos el aval. ¿Qué hacemos?”. Nota para el lector: la confusión en el nombre del ciudadano (se llama Jaume y no Jordi, que es el nombre del destinatario de la carta) es del funcionario municipal, no un error de transcripción.
Ollé ha plantado, de momento, dos palmeras, dos mimosas, dos cipreses y un rosal, pero el Consistorio le pide que plante, además, “un olivo (Olea europea) con un perímetro de tronco a partir de 65 centímetros o dos encinas con perímetros de tronco a partir de 30 centímetros”. Con esto se consideraría compensada la afectación.
Jaume Ollé se toma el asunto con un cierto humor y ha preguntado a Parques y Jardines si podría cambiar estos árboles por una secuoya, pero no ha recibido respuesta. Se ve que el Consistorio solo se comunica con los ciudadanos para sancionarlos o para decirles que no tienen derecho a quejarse si un empleado municipal entra en su casa por la cara. Bueno, también puede escribirles por error, pero siempre que se den por enterados de que eso tampoco genera derechos de ningún tipo.
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