“Soy un rector de la crisis, mi función es que la universidad sobreviva”
El rector denuncia que la "situación es grave pero se van a pagar las nóminas" Confiesa que han perdido "más del 15% de alumnos de postgrado por la subida de tasas"
Durante casi un mes, José Carrillo (París, 1952) ha recorrido las facultades de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) para explicar a alumnos y personal que la situación es grave, que están al borde del abismo por los recortes. En esas reuniones, atestadas de público, ha recibido muchas críticas. Hay sectores que le piden más contundencia, que se declare insumiso o que plante cara a la Comunidad de Madrid. Él replica que su obligación, ahora, es que la universidad no se pare.
Pregunta. ¿Viven “la peor situación en 35 años” como dice en las asambleas?
Respuesta. Hubo otras épocas con deudas, pero no fueron una espada de Damocles como ocurre ahora que no las podemos refinanciar. Lo más preocupante son los recortes. No se pueden mantener 103 edificios con 4,6 millones, por ejemplo. Cuando voy al despacho de mi facultad, tengo que sortear tres cubos por las goteras. Ya estaban ahí durante la campaña electoral. No hemos tenido dinero en dos años para arreglarlo.
P. Es difícil pensar que sus presupuestos vayan a subir.
R. La Comunidad de Madrid tiene opciones recaudatorias que las universidades no tienen. Solo disponemos de las tasas, que ya han subido muchísimo. Por ese incremento, hemos perdido entre el 15 y el 20% de los alumnos de postgrado, sobre todo en investigación. O se arregla inmediatamente o no habrá marcha atrás.
P. Prometió convertir la UCM en un referente europeo. ¿Es posible con goteras, sin dinero para fotocopias o alertando de problemas para pagar las nóminas?
R. Todavía es posible. Nuestro nivel de investigación es muy alto, pero no somos capaces de transmitir la imagen correspondiente a nuestro nivel. En la UCM siempre se ha pecado de soberbia, creíamos que bastaba con ser grandes. Hay que contar en los medios de comunicación las cosas buenas aunque los recortes no ayuden.
P. UGT critica que sus asambleas transmiten “alarmismo”.
R. Decir la verdad puede ser alarmista, pero es necesario. Estoy informando a la comunidad porque la situación es grave. Tenemos problemas de liquidez porque en diciembre no nos darán 50 millones tras el recorte anunciado, y tampoco ingresaremos otros 24 de pagas extraordinarias. Hay dificultades pero se van a pagar las nóminas.
P. ¿Hasta cuándo?
R. Es un juego de equilibrios con el pago a proveedores. Las nóminas son la prioridad. El día que no se paguen, estaremos peor que mal.
P. ¿Qué ha podido resolver desde su nombramiento?
R. La reforma de los estatutos, que era un imperativo legal. Hemos incrementado las ayudas a grupos de investigación y mantenido las predoctorales. Y aprobamos un plan de eficiencia en noviembre que muchos critican sin haber leído. Marcamos las condiciones y, por primera vez, sacamos un presupuesto antes de enero. Hemos puesto en orden las cuentas de la Complutense
P. ¿Tendrán que hacer un nuevo plan de ahorro en 2013?
R. Con la previsión de recorte, sí.
P. ¿De dónde? No hay ni para fotocopias…
R. Aún se puede. Hemos reducido gastos de representación. Solo he pasado una factura de una comida en 14 meses. También de teléfono, con un nuevo concurso de telefonía, en informática…
P. ¿No teme acabar dando la razón a la Comunidad de Madrid cuando señala que se puede funcionar con menos dinero?
R. No, obviamente recortar es hacer menos cosas. Hay un límite, nos han quitado dinero para inversiones, se deterioran nuestros edificios. No deberíamos gastar menos, lo estamos haciendo a costa de la calidad de vida y de docencia de la Complutense. Se puede gestionar mejor, pero no ahorrar más. Lo que dice el ministro de mejorar la docencia recortando el 1% en PIB en dos años es una barbaridad matemática, sociológica y política.
P. ¿Puede garantizar su promesa de mantener el empleo?
R. Con más recortes es posible que no. Ya se ha reducido la plantilla por la orden de no reponer jubilaciones y al no renovar contratos temporales. Hablar del resto de trabajadores es especulación. Con los datos que conocemos no debería haber peligro, pero no sabemos si van a serán los definitivos.
P. Los estudiantes les recriminan que permitieran la subida de tasas. ¿De verdad los rectores no podían hacer nada más?
R. Si hubiésemos podido, obviamente lo habríamos hecho. Entiendo que la gente pida más, pero hay poco margen de maniobra frente a un Gobierno que tiene un apoyo mayoritario de la ciudadanía.
P. Usted ha anunciado una concentración con la Universidad Politécnica que su rector no respalda públicamente.
R. Estamos en conversaciones para manifestar nuestro descontento de forma institucional. Que se vea que, cuando los rectores dicen no a las tasas, la comunidad universitaria está detrás.
P. La Cruma [la Conferencia de Rectores de Madrid] guarda silencio.
R. Hay unanimidad en el rechazo a los recortes, pero no en cuanto a si hay que elevar la voz.
P. Y pide también una respuesta “más contundente” de la conferencia de rectores de España.
R. No puede ser un simple interlocutor en un momento de agresión contra las universidades públicas. No podemos esperar a que haya decretos para pronunciarnos en contra. Han nombrado una comisión de expertos en la que no está representada la Crue porque, dicen, tiene que ser independiente. ¿Independiente de quién? ¿Se quiere promocionar la universidad de espaldas a ella? La Crue tiene que tener una actitud crítica, no puede ser simplemente una reunión de representantes institucionales, debe definirse en temas como recortes, modificaciones del modelo de gobernanza..., debates que se suelen abordar cuando ya hay una ley sobre la mesa. Desde que llegó el actual ministro no hemos informado positivamente sobre ningún decreto y siempre se han aprobado. Deberíamos anticiparnos, ser más activos y estar más presentes en los medios de comunicación.
P. Tras los anteriores recortes, el único rector que salió a la calle encabezando manifestaciones fue su antecesor, Carlos Berzosa. ¿Acabará pasándole lo mismo a usted?
R. También hubo un acto institucional de todos los rectores. No solo es importante salir a la calle, sino mostrar unidad. Yo acudí a la manifestación [la del jueves, contra los recortes en enseñanza pública] porque creo que es mi deber. No estaba en la cabecera, pero me pondré si me invitan. Me manifiesto desde que tenía seis años. Es un derecho reconocido en la Constitución aunque se quiera demonizar.
P. ¿Quién lo quiere demonizar?
R. Al Gobierno le gustaría no tener contestación. Dice que no es momento para una huelga porque la situación está muy mal. ¿Cuándo deben hacer los trabajadores huelga? ¿Cuándo estén muy bien? ¿Cuándo les suban el sueldo? Es un planteamiento absurdo. Que la gente manifieste su descontento no debería molestar a quien lo ha generado.
P. ¿Prevé un curso agitado?
R. Puede serlo en la medida en que los recortes generen problemas. La gente está muy cabreada y con razón, pero ese cabreo se tiene que canalizar hacia quien es responsable de los recortes, quien teniendo en su mano instrumentos para generar mayor recaudación no lo hace por dogmas ideológicos.
P. ¿Seguiría teniendo el respaldo de la comunidad universitaria si se presentara ahora?
R. Un grupo de 30 personas puede reventar un acto, pero no representan a la mayoría. Creo que hay inquietud, la gente está preocupada y quiere ver que hacemos cosas. La primera responsabilidad de un rector es que la universidad no cierre y pagar las nóminas. Si no cumpliésemos con ese objetivo, seríamos objeto de una fuerte campaña en contra de lo público.
P. ¿Qué le hubiera gustado hacer y no ha podido?
R. Las obras de las facultades están empantanadas, hubiera querido liquidar la deuda con los proveedores que ponen en peligro a pequeñas y medianas empresas, invertir más en los centros, en docencia e investigación, impulsar el Campus de Excelencia. Aún así, somos la primera universidad de referencia en el programa Erasmus, en los rankings, en América Latina. Hay cuestiones que necesitan más de 10 años para funcionar. Tengo muy claro que soy un rector de crisis. Estoy para gestionar la crisis y para que la Complutense sobreviva. Esa es la clave y por eso sigo aquí.
P. ¿Cuál es la línea roja?
R. Difícil decirlo. Si esta universidad es intervenida, si hay más recortes…
P. Pero los va a haber.
R. Intentaremos que no.
P. ¿Otra subida de tasas sería una línea roja?
R. Sería un motivo para pelear duramente. La línea roja es que no nos quiten más, ya nos han tocado bastante. Y eso demuestra que la Comunidad de Madrid está en contra de la enseñanza pública. Si no es así, esta es una buena ocasión para demostrarlo.
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