Greenpeace obliga a un pesquero a regresar al puerto en Tarragona
La organización pide la prohibición de la pesca de arrastre
Varios activistas de Greenpeace han obligado a un pesquero de arrastre a regresar al puerto de Tarragona esta mañana en una acción pacífica que tenía por objetivo pedir la prohibición de este tipo de capturas. La organización ha querido así poner de manifiesto el daño que causa esta técnica, no solo en el litoral catalán, sino en todo el Mediterráneo y el resto de mares y océanos.
Los miembros de la organización, a bordo de dos lanchas neumáticas, han rodeado el buque a la vez que algunos activistas se han metido en el agua para impedir su avance a lo largo de una operación que ha durado dos horas. Los ecologistas, que llevaban pancartas con leyendas como: “Arrastre = Destrucción” y “El arrastre no es sostenible”, han intentado ponerse en contacto con la embarcación vía radio, pero no han obtenido respuesta y el pesquero ha optado por volver a puerto.
Greenpeace ha reivindicado con esta acción que se prohíba esta clase de captura “por la destrucción que provoca en los ecosistemas marinos y por el futuro de la pesca artesanal”, aseguran. Pese a representar solo el 27,7% de la pesca mundial, la organización denuncia que el arrastre “ocasiona graves impactos que perjudican a todo el sector”, destruye los fondos marinos y provoca numerosos descartes de especies.
Según los ecologistas, este tipo de práctica puede capturar hasta 50 especies, de las cuales cerca de la mitad son devueltas al mar medio moribundas por falta de interés económico. También, denuncian, ejerce una “gran presión” sobre especies sobreexplotadas como la merluza y la sardina. La responsable de océanos de Greenpeace, Celia Ojeda, ha señalado que “existen indicios que apuntan a que muchos motores de estos barcos tienen una potencia mayor a la permitida lo que, unido a la inexistencia de un control efectivo de las profundidades a las que operan, supone una combinación letal para nuestros mares”.
La protesta es una demanda directa a La Generalitat y al Gobierno para que retiren la protección sobre esta práctica y para que la pesca sostenible tenga prioridad en el acceso a los recursos, algo que, según Ojeda, “el Gobierno español no ha defendido”. Como solución, Greenpeace reclama más apoyo a la pesca artesanal sostenible, la cual no está siendo apoyada en Europa ni por el Gobierno ni por la Generalitat. La práctica, con un impacto mucho menor, representa el 80% de las pesquerías españolas y el 52,8% de las catalanas. La Generalitat no se ha pronunciado al respecto.
“El océano nos pertenece a todos, los pescadores solo tienen una concesión para aprovechar sus recursos a través de la pesca, por tanto, ya que todos tenemos una parte del océano, demandamos que se gestione de manera sostenible para que haya recursos hoy y para las generaciones futuras”, ha concluido Ojeda.
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