Una radiografía de Sistiaga

El pintor José Antonio Sistiaga aprendió una valiosa lección a los nueve años. “Una enseñanza extraordinaria que me educó más que todo lo que estudié en el colegio”, recuerda el artista. Un compañero de clase abandonó el aula y no volvió a pisar el colegio después de que un profesor le golpeara por guardar algo en el pupitre a mitad de la clase. “Esa no es manera de educar y menos en el segundo día de clase”, espetó el alumno al maestro. Sistiaga aprendió entonces a desconfiar de un sistema educativo burocrático que termina por anular la concepción crítica de las personas. La anécdota forma parte del documental En un paisaje imaginado, realizado por Josu Venero y estrenado ayer en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dentro de su sección Zinemira.

Venero, responsable de la dirección de los documentales del Museo Guggenheim de Bilbao, recorre en la cinta la trayectoria artística de Sistiaga y descubre la esencia, filosofía y valores que el pintor ha abanderado a lo largo de toda su carrera, desde que a los 13 años escribió una novela y expuso por primera vez, hasta los 78 que tiene hoy.

La película muestra la concepción de ‘Era ereara baleibu iziki subua arauren’

El cineasta trazó el embrión de la película en el cortometraje Tener el corazón en el lugar equivocado, sobre Han la última obra de Sistiaga, y que ganó el premio al Mejor Documental de Arte del Festival de Bogotá en 2010 y fue seleccionada para los Goya. “Cuando lo terminé decidí hacer un largo que abarcara toda su trayectoria artística y en el que quedara constancia de su trayectoria vital, su parte más humana y sus planteamientos éticos”, aclara Venero acompañado de Sistiaga.

El realizador ha fraguado el documental en los últimos cuatro años pero la idea de encerrar la esencia de Sistiaga en una película comenzó a tomar cuerpo cuando Venero entrevistó al pintor para su obra El último mecenas (2007). “Cuando vi su mesa, llena de negativos, pensé, aquí hay una historia”, rememora el director.

El resultado de la historia es una hora y media de duración con música de Win Martens, en la que la voz, obras y algunas imágenes filmadas por el propio Sistiaga se entremezclan dibujando un hilo constante de reflexiones. Desde esa crítica al sistema educativo que le llevó a crear junto a la también artista Esther Ferrer unos talleres para niños experimentales, o la decisión de embarcar y acompañar a su hijo Gorka cuando tenía 13 años en una travesía de siete meses porque “en ese viaje iba a aprender más que en el colegio”.

La cinta descubre también el método de trabajo del artista o sus vivencias en París. Una crónica a trozos de uno de los integrantes del grupo Gaur, los recuerdos de la efervescencia creativa de los que renovaron el arte vasco o la concepción de una de sus obras más emblemáticas, Era ereara baleibu iziki subua arauren.

La pieza es una película pintada a mano directamente sobre el negativo, de 75 minutos de duración, y sobre la que trabajó 10 años, desde 1958 cuando en un cine de París cayó en la cuenta de que se podía dibujar directamente sobre la película, hasta 1968, cuando la terminó.