Sensibilidad
Los Presupuestos del Estado medirán la sensibilidad del Gobierno con Andalucía y si el ejercicio de moderación de Griñán tiene resultados
Pronto sabremos hasta qué punto sirve la buena sintonía que parece tener Griñán con Rajoy. Las buenas palabras, la cordialidad y hasta la comprensión mutua ante las enormes dificultades existentes, de las que han hecho gala ambos dirigentes se corresponden, necesariamente, con decisiones que permitan que no se asfixie económicamente a Andalucía, proporcionándole la liquidez suficiente para responder a las deudas contraídas y para acometer la elaboración de los próximos presupuestos.
En la Moncloa no deben tener queja alguna del comportamiento andaluz. Desde aquí no se han abierto nuevos frentes después de la crisis vivida con Cataluña. El ejercicio de moderación de Griñán podría obedecer a un supuesto acuerdo tácito para evitar la caída de Andalucía. Eso ha explicado el mismo Montoro, comprometido al máximo, dice, para que nuestra comunidad pueda resolver el pago de los intereses de su deuda. No se dejará quebrar a ninguna comunidad, advierte el ministro de Hacienda en un momento en el que la Administración andaluza está al borde del abismo, con recursos muy limitados y que alcanzan a duras penas para pagar nóminas y poco más.
El primer episodio clave lo viviremos esta semana en la que está previsto que se apruebe el proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado para 2013. En su contenido se podrá medir la sensibilidad del Gobierno central para con Andalucía y si está dispuesto a cumplir con el estatuto autonómico, dice el vicesecretario general del PSOE andaluz, Mario Jiménez. Llega pues el momento de la verdad sin que, a priori, se atisbe la resolución final del verdadero sudoku que ha de resolver el Ejecutivo central. En el PP andaluz dan a entender la proximidad de un escenario más adverso de lo que se presume en San Telmo, por lo que Griñán no tendría más remedio que afrontar los temidos recortes hasta ahora aplazados y que podrían romper el “bipartito”, como gustan llamar los populares al gobierno de coalición PSOE-IU.
Por si acaso, el vicepresidente Diego Valderas ya ha advertido de que, en caso de acogerse a este fondo de rescate, el dinero que proceda del mismo no debe ir a los bancos sino que se tiene que destinar a generar empleo. Está por ver qué sucederá, pero lo cierto es que nunca como ahora el devenir más inmediato de nuestra tierra ha estado tan pendiente de lo que se decida en Madrid. La sensibilidad de la Moncloa hacia Andalucía se pondrá a prueba en estos días, pero también la capacidad de los gobernantes andaluces para salir lo más airosos posibles de un trance sumamente complejo y para el que apenas queda margen de maniobra.
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