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Cataluña también cede y pide el rescate

La Generalitat es el tercer Gobierno autónomo que decide acogerse al Fondo de Liquidez La deuda catalana asciende a 42.000 millones de euros, la más alta de España

Miquel Noguer

Las urgencias financieras de la Generalitat de Cataluña han podido más que la agenda que se había marcado el Gobierno de Artur Mas. El Ejecutivo catalán anunció este martes que se sumará a la Comunidad Valenciana y a Murcia y acudirá a buscar financiación al fondo de liquidez autonómico para evitar el impago a proveedores y empleados públicos. En una reacción calcada a la de la Comunidad Valenciana del pasado viernes, el Gobierno catalán se resistió a admitir que esta petición sea equivalente a un “rescate”. El Gobierno de Artur Mas tuvo que hacer el anuncio para tranquilizar a acreedores y proveedores, pero en un momento en el que pretendía centrar toda la atención en la propuesta que este miércoles se votará en el Parlamento autónomo para pedir un modelo de financiación similar al del País Vasco.

Cataluña tiene serios problemas para afrontar no solo los pagos a sus proveedores directos y a los prestadores de servicios concertados. Con una deuda de 42.000 millones, la Generalitat encabeza la lista de autonomías más endeudadas en términos globales. El Gobierno de Convergència i Unió evitó este martes dar una cifra sobre cuánto dinero se dispone a pedir del fondo de liquidez, pero en los próximos meses tendrá que afrontar vencimientos de deuda de 5.755 millones.

Los catalanes no se enteraron de la petición de rescate por boca del presidente de la Generalitat, Artur Mas, ni en ninguna comparecencia parlamentaria, sino mediante una entrevista que el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell concedió a la cadena británica BBC. Preguntado por la posibilidad de que la Generalitat requiera de ayudas complementarias para hacer frente a su endeudamiento, el consejero respondió afirmativamente. “Sí, la situación actual de Cataluña es que no tiene otro banco que el Gobierno de España. Así es la vida, esta es la situación actual del mercado”, dijo.

La petición de ayuda eclipsa la campaña de Mas por el pacto fiscal

Las palabras del consejero se conocieron en plena conferencia de prensa del portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, tras la reunión semanal del Gobierno. Y pese a que las declaraciones no dejaban lugar a la confusión, Homs lanzó pelotas fuera negando la mayor, primero, y matizando más tarde que no se trataba de una petición de rescate. Reconoció que al Gobierno catalán no le gusta hablar de rescate porque tiene “connotaciones catastrofistas, como si fuese el fin del mundo”.

Pero Homs no pudo ocultar en público que la Generalitat acudirá al fondo. “Como Gobierno, iremos recurriendo a todos los instrumentos que tengamos al alcance desde el punto de vista de la tesorería y la liquidez”, añadió. Lo que pidió es que se deje de hablar de este fondo de liquidez como si de un rescate formal se tratara. Y apuntó que quienes así lo hacen alimentan una “operación mediática” para “desgastar” a las comunidades autónomas y a la Administración central.

El otro foco de interés del Gobierno de CiU fue intentar convencer de que nadie le obligará a tomar nuevas medidas de austeridad por más que recurra al fondo de liquidez. O sea, negar que Cataluña pueda estar sometida a algún tipo de intervención exterior. “Aquí no hay ninguna situación nueva, estamos en el mismo sitio”, aseguró Homs, pese a reconocer que la Generalitat pasa por una situación “delicada, pero no más delicada de la que hemos venido administrando últimamente”.

Las palabras de Homs fueron desmentidas, o como mínimo matizadas, por el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Antoine Colombani. Este dejó claro que el fondo de liquidez para las autonomías supone una “aplicación estricta” de la ley de estabilidad presupuestaria y la adopción de “medidas fiscales fuertes a nivel regional”. “El uso de esta facilidad lleva aparejadas condiciones, y esta medida se ajusta plenamente a nuestras recomendaciones”, aclaró.

Mas tiene que gestionar ahora un panorama político extremadamente complicado. El Partit dels Socialistes de Catalunya avaló este martes la petición de rescate del Gobierno catalán, pero lo hizo precisamente siguiendo la tesis del Gobierno catalán. “El presidente Mas me ha asegurado que no se trata de un rescate y yo creo en su palabra”, dijo el líder del PSC, Pere Navarro. O sea, que Mas tendrá que aparentar normalidad y actuar como si el Gobierno central no vigilara estrechamente todos los movimientos de caja de la Generalitat.

CiU y PSC buscan hoy un acuerdo de mínimos para la nueva financiación

Además, la petición de rescate llegó la víspera del pleno extraordinario del Parlamento catalán sobre el pacto fiscal. Convergència i Unió ha caldeado el ambiente las últimas semanas con todo tipo de acciones encaminadas a evitar que algo eclipse el pleno de hoy, pero está claro que no lo ha conseguido. El cartucho que puede tener Mas en la recámara es lograr que el Parlamento catalán lance esta tarde un mensaje muy mayoritario a favor de una nueva financiación que aporte a Cataluña unos beneficios similares a los que tiene el País Vasco y reduzca sensiblemente su déficit fiscal. Está por ver si un posible órdago catalán al resto de España en un asunto tan peliagudo como la financiación provocará nuevas reacciones de preocupación en los mercados.

Con todo, fuentes parlamentarias consideraban este martes que, precisamente por la situación de urgencia derivada de la petición de rescate, es más que posible que hoy se visualice un acuerdo entre CiU y PSC para reclamar esta nueva financiación. Ambos partidos se aproximaban anoche al acuerdo, pero los socialistas seguían negándose a avalar la petición del concierto económico vasco para Cataluña.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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