Oportunidades para Galicia
Hay que asumir de una vez que gallego y portugués son lenguas hermanas
En Galicia nos cuesta ver y aprovechar nuestras posibilidades. No tenemos petróleo, pero somos unos privilegiados en fuentes energéticas primarias renovables. Ríos y mareas, viento, sol, biomasa. Hay pocas regiones europeas que tengan tanto en todos los frentes simultáneamente. Por lógica, deberíamos de ser campeones en energías renovables, tanto en lo que se refiere a generación, como en investigación, formación, innovación y tejido empresarial orientado hacia el sector exterior. Parecía que la cosa arrancaba en el sector eólico, pero errores estratégicos e incapacidad de gestión y liderazgo público nos han paralizado, sin que hoy sepamos muy bien la situación en la que estamos y las perspectivas de corto y medio plazo. En el resto de los casos, poco que mentar, más allá de las abusivas concesiones que gozan las hidroeléctricas desde los tiempos de Franco y que de forma sibilina y parcial se han intentado corregir a través del llamado canon hidroeléctrico. Especialmente sangrante es lo que ocurre con la biomasa. Qué gran oportunidad para arreglar varios problemas de una tacada: desarrollo industrial y empleo, reducción de la dependencia energética, limpieza de montes y control de los incendios, en fin, reequilibrio territorial. Lean, por favor, el libro dirigido por Albino Prada: Electricidad verde. La biomasa en los montes de Galicia, publicado ya en 2006 por la Fundación Caixa Galicia. Que no nos vendan la moto de que la recogida del combustible es muy cara. Si se hacen bien los números, se tienen en cuenta todos los beneficios de esta opción y se estiman bien los costes de otras fuentes energéticas altamente contaminantes las cosas cambian radicalmente.
Luego viene la lengua. Nuestro bilingüismo es un privilegio único en la península. Galicia podría y debería convertirse en un enclave estratégico para la ubicación de empresas para las que la lengua es un elemento clave. Aquellas que quieren tener un pie en Europa, pero atender a toda Sudamérica, incluyendo a una economía emergente como la brasileña. Pero también, como acertadamente me explicaba hace unos días el empresario José Ramón Pichel, multinacionales de software interesadas en aunar las ventajas de estar en Europa y poder trabajar en las dos principales lenguas románicas del mundo. Eso sí, hay que asumir de una vez que gallego y portugués son lenguas hermanas y facilitarle desde ya a nuestros estudiantes de ESO y bachillerato las pasarelas necesarias.
Agua y alimentos. Existe una creciente presión a escala mundial en ambos vectores, a la que no es ajena la emergencia de China e India. Y Galicia cuenta con excelentes recursos y una imagen de marca que soporta, sin inmutarse, aberraciones de las que es mejor ni hablar. Sobre el agua, el incipiente “Campus da auga” de Ourense ofrece una cómoda atalaya para el que quiere mirar. Desde el termalismo a su uso terapéutico, desde el conocimiento sobre su gestión como recursos alimentarios y para la agricultura, hasta sus aspectos jurídicos y económicos. Nunca se me había ocurrido la cantidad de capital humano, con sus correspondientes salarios, que puede llegar a movilizar algo insípido, incoloro y transparente. Sobre los alimentos, nuestros problemas tienen que ver, sobre todo, con la cooperación y la logística. Pero no hay que perder de vista que internet es un inmenso recurso para posicionarse en el mercado, incluso para explotaciones y empresas de todos los tamaños. Tampoco que realidades como Coren muestran que es posible cooperar e integrar unidades productivas pequeñas para acabar componiendo una gran empresa con presencia internacional.
Un buen líder político es aquel que se preocupa del día a día, de los problemas que hay que resolver esta semana y este mes; pero que tiene la capacidad de visionar el futuro y de dar hoy los pasos necesarios para que el que llegue mañana tenga el camino bien trazado y parcialmente transitado. ¿Tenemos esos líderes en Galicia? @SantiagoLagoP
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