El Gobierno vasco rinde desagravio a las víctimas de los abusos policiales
Un documental de EITB narra con testimonios los casos de nueve afectados
En una sociedad cautiva de la amenaza diaria de ETA parecía impropio plantear la existencia de afectados por otros tipos de violencia. En un nuevo escenario sin terrorismo, sin embargo, su reconocimiento se antoja decisivo en el camino hacia la convivencia. Con este objetivo, el Gobierno vasco saldó ayer una de sus deudas históricas al reparar por primera vez, con un emotivo acto en Bilbao, a quienes fueron víctimas de abusos policiales durante los últimos años de la dictadura y la transición. “El relato de lo ocurrido y la memoria son necesarios para evitar que la sinrazón nos visite de nuevo”, argumentó la consejera de Justicia, Idoia Mendia.
El homenaje sirvió para presentar Por quién no doblan las campanas, un documental elaborado por EITB en el que se narran, con testimonios de familiares o amigos directos, las muertes de nueve víctimas de la violencia de Estado o policial acaecidas entre 1960 y 1978. Algunas de ellas, exetarras como Jon Paredes Txiki y Anjel Otaegi, fusilados por el régimen franquista. La mayoría, en cambio, sin vinculación alguna con la política. Todos, en cualquier caso, damnificados por violaciones de derechos humanos que quedaron impunes e incluso se silenciaron. La obra, de una hora de duración y estrenada anoche en la pequeña pantalla, se limita al relato vital de lo ocurrido, sin reflexiones ideológicas.
El Ejecutivo no descarta disculparse por los años de olvido institucional
El documental responde a las medidas que el Ejecutivo autónomo se comprometió a impulsar tras la proposición no de ley que en marzo aprobó el Parlamento vasco, con la única excepción de UPyD, para el reconocimiento y la reparación de las víctimas de abusos policiales y otros tipos de violencia distinta a la ejercida por ETA. Por eso, en el acto de ayer coincidieron representantes de PSE, PNV, Aralar, EA y EB. No hubo ninguno del PP, pese a que estaba anunciada su presencia. Según justificaron después, la ausencia se debió a “problemas internos de coordinación”. “Estamos con todas las víctimas”, aclaró el secretario general de los populares vascos, Iñaki Oyarzábal.
Por no estar representada en la Cámara, tampoco hubo en el acto de ayer dirigentes de una izquierda abertzale que siempre ha tratado de erigirse en la voz oficial de las víctimas policiales. Ayer quedó patente la irrealidad de esa pretensión, al evidenciarse la pluralidad del colectivo de afectados. Lo ejemplificó Inés Núñez, hija de Francisco Javier Núñez, quien falleció en 1977 como consecuencia de la tortura a la que le sometieron varios policías. “Hasta hace poco, pensaba que el caso de mi padre fue un hecho aislado, pero he podido comprobar que somos muchas las víctimas, de distinto perfil, y que es momento de que nos pidan disculpas por el olvido institucional de tantos años”, recriminó, durante el discurso más emotivo del homenaje.
Sus palabras no caerán en saco roto. El acto de ayer estaba contemplado como “el primer paso” de un camino que podría encontrar continuación con una petición oficial de disculpas por parte del lehendakari, Patxi López. Es algo que ya hizo su predecesor en el cargo, Juan José Ibarretxe, con las víctimas de ETA.
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