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El Ayuntamiento de Barcelona frena la reforma de la plaza de la Gardunya

El Consistorio planea una urbanización provisional de la zona cuando se acabe de construir el aparcamiento

Blanca Cia
Vista aérea de la plaza de la Gardunya, con el aparcamiento a medio construir
Vista aérea de la plaza de la Gardunya, con el aparcamiento a medio construirMARCEL·LÍ SÀENZ

La reforma de la plaza de la Gardunya, en el corazón de Barcelona, no se ejecutará tal como se aprobó hace cuatro años. Una vez que se acaben las obras del aparcamiento junto al mercado de la Boqueria, la zona se urbanizará solo de forma provisional. Quedará en el aire el nuevo edificio de la escuela Massana, al sur de la plaza, así como los pisos —públicos y privados— cuya construcción estaba prevista en el lado norte.

El proyecto de reforma es de la arquitecta Carme Pinós, que diseñó el conjunto de la urbanización, el edificio de la escuela y la forma de las viviendas. La arquitecta no ha sido informada oficialmente del cambio de planes. Pero lo cierto es que la falta de recursos para concluir el proyecto y el cambio de criterio del área de Hábitat Urbano sobre la solución arquitectónica para ese espacio han motivado que la reforma de la plaza sea aparcada durante un tiempo, según apuntan profesionales que conocen de cerca el proceso.

Tal es el cambio de rumbo que el Consistorio ha encargado ya a una ingeniería un proyecto de urbanización provisional. Portavoces del Consistorio que dirige Xavier Trias confirmaron que ahora se quiere dar a la plaza “un uso ciudadano”. Todo parece indicar, pues, que con la reforma de la plaza de la Gardunya pasará lo mismo que con otros proyectos urbanísticos que se paralizan o se replantean. Ha ocurrido, por ejemplo, con la plaza de las Glòries y con el cajón de cobertura de las vías de Sants.

La única certeza de la plaza de la Gardunya es el aparcamiento, que se ha realizado en dos fases. La primera, al sur de la plaza, ya está acabada y se ha convertido en la zona de carga y descarga del mercado de la Boqueria mientras se construye la otra mitad, en el lado norte, hacia la calle del Carme. Si no hay contratiempos, estará terminada en otoño de 2013. En el centro de la plaza hay un edículo que sobresale y que, en realidad, es parte de la cimentación del edificio que debía acoger la escuela Massana, que ahora no tiene fecha en el calendario.

El Consistorio planea una urbanización provisional de la zona cuando acabe de construir el aparcamiento

“Es un edificio que requiere una inversión muy importante y es difícil que se apruebe en este mandato”, apuntan portavoces del Consorcio de Educación. La nueva escuela, según el proyecto del estudio de Pinós, debería tener 10.000 metros cuadrados distribuidos en una planta subterránea —que ya está construida—, planta baja y cuatro pisos.

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Gemma Amat, la directora de la escuela Massana, permanece a la espera de que el Ayuntamiento facilite información concreta del futuro: “Confío en que no se demore más el nuevo edificio porque no podemos seguir tal como estamos”. La Massana está repartida en varias edificaciones del conjunto del antiguo hospital de la Santa Creu desde que este dejó de serlo, en 1929, y lleva años aguardando unas instalaciones acordes con la importancia y proyección del centro.

Las viviendas no se harán en este mandato

La marcha de la Massana del conjunto del antiguo hospital iba a facilitar la ampliación de la Biblioteca de Cataluña. Todo eso suponía el plan aprobado hace años y que empezó a caminar en 2009. Y más, porque también se proyectó conectar la plaza con los jardines de Rubió i Lluch haciendo permeable la actual fachada del conjunto de Floristes de la Rambla, que fue construida en 1940.

Todo eso lleva camino de quedarse sobre el papel. Portavoces del Consistorio alegan que la única iniciativa cierta eran los 26 millones de euros que va a costar el aparcamiento. Para el resto no se había hecho ninguna previsión financiera, añaden.

Y si, hoy por hoy, el futuro de la escuela Massana parece incierto, todavía lo es más el conjunto de viviendas que estaba previsto al norte de la plaza, entre las calles de Floristes de la Rambla y Jerusalem. De los 6.000 metros cuadrados, más de dos tercios son de promoción pública del Consistorio, parte de ellos para realojar a los afectados por todo el plan. De hecho, cuatro inmuebles de la calle del Hospital —los números 48, 50, 52 y 54— fueron derribados porque en esa superficie se iba a levantar la nueva escuela Massana y la rampa de salida del aparcamiento de la plaza.

La parte del mercado libre de viviendas es de la promotora Contratas y Obras, que prevé levantar un edificio de 1.300 metros cuadrados con unos 15 pisos. Ese inmueble compartiría medianera con las viviendas públicas, que no se construirán en este mandato, según precisaron portavoces municipales. “No es un buen momento para la financiación de promociones inmobiliarias, pero confiamos en que el panorama mejore”, explicaba Frederic Cistermas, de la promotora que debe levantar la promoción privada.

En la Boqueria, lo que más preocupa es que se acabe el aparcamiento. Además de solucionar la carga y descarga y la logística del mercado, tendrá 450 plazas para coches. “Nos hace falta recuperar a los clientes que venían en coche a comprar “, apunta el gerente del mercado, Óscar Ubide. Pero el impacto de la reforma de la plaza de la Gardunya en la Boqueria es mayor, ya que por las obras fueron desplazados seis puestos del final del mercado que deben reubicarse.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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