El arte político y poético de la libanesa Mona Hatoum llena la Fundación Miró
Inagurada la exposición de la ganadora del último Premio Joan Miró
A primera vista la sala parece vacía. La obra, una etérea telaraña de bolas de cristal, cuelga del techo añadiendo un toque orgánico al geométrico espacio. Es Web, reciente adquisición de la Fundación La Caixa, organizadora, con la Fundación Miró, de la exposición Mona Hatoum. Proyección, que se dedica a la ganadora del Premio Joan Miró, otorgado el pasado abril.
"No queríamos empezar el recorrido con una obra demasiado icónica y vinculada a la interpretación geopolítica de una artista que ha sido encasillada en demasiadas etiquetas", explicaba Martina Millà, comisaria de una exposición que "abre el campo semántico de la artista y pone en relación su lenguaje con el de las vanguardias del arte contemporáneo". Es el caso del cubo de alambre, que remite a Sol LeWitt y al optical art con sus sugerentes efectos visuales, y de las salpicaduras esculturales en cristal de Murano (Italia), todo un guiño a David Hockney.
La exhibición "abre el campo semántico de la artista", según la comisaria
"La barricada orgánica de Jardín colgante, instalada en el patio de la Miró, que irá cambiando a medida que las semillas en su interior vayan creciendo, no oculta su vinculación al land art ", indicó Millà. La comisaria ha realizado una acertada selección de obras, más allá de aproximaciones cronológicas o temáticas, por su capacidad de dialogar con el espacio y ofrecer una visión de la artista lo más ajena posible al tópico de la mujer libanesa, de familia palestina, exiliada en Londres desde 1975 y políticamente comprometida.
"El arte es abierto y no sabe de agendas políticas. La interpretación está en la mente de quien mira", afirmó Mona Hatoum, nacida en Beirut y una de las artistas más interesantes del panorama internacional, delante de una instalación con bombas de diverso tipo, fabricadas con los vidrios coloreados de Murano. "La gente sabe que soy palestina y piensa que son bombas contra Israel, pero no hay ningún rotulo con su origen o destino. Cada uno puede interpretarlas como quiera. Lo que me interesa es el contraste entre la belleza del material, la exquisitez de la manufactura y la sensación de miedo y peligro que suscita el objeto representado", explicó.
Yo no trabajo con una estrategia preestablecida, me baso en la intuición"
La gran mayoría de las piezas plasman esta dicotomía entre belleza y horror, y seducción y peligro. Así como el Jardín colgante demuestra que la vida puede surgir en los lugares más inhóspitos, los columpios de Suspendidos , que prolongan su balanceo fantasmal aunque los visitantes se hayan ido (vale la pena quedarse para verlo), remite al desequilibrio, la inestabilidad y la precariedad en que vivimos, aunque esto no nos quite las ganas de pasarlo bien. Una cortina da paso a las obras más domésticas: su autorretrato en forma de endoscopia y colonoscopia, proyectadas en el plato de una mesa primorosamente puesta, y los utensilios de cocina sobredimensionados, vinculados al mundo onírico del surrealismo. En un extraordinario crescendo, la exposición despliega un monumental mandala mecánico de arena, la "criatura eléctrica" de Undercurrent y la obra creada especialmente para esta exposición, Turbulence , un resbaladizo tapiz hecho de canicas de cristal. "El lenguaje del arte es resbaladizo. Yo no trabajo con una estrategia preestablecida, me baso en mi intuición y en el lugar. No todo es lo que parece y no me interesa ofrecer respuestas, sino plantear preguntas", concluyó. Hatoum entregó los 70.000 euros del premio a su vieja escuela, la Byam Shaw School of Art de Londres, para ayudar estudiantes extranjeros. Una decisión política y poética como su obra.
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